LOS ABSURDOS Y 30 MILLONES DE VOTOS

Las instituciones culturales tienen una razón de ser y son un parteaguas para la formación de las nuevas generacione.

Masha Zepeda
Columnas
Foto: Especial
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La comunidad cultural que apoyó y votó por AMLO masivamente en este momento se encuentra más que desconcertada y repensando su voto para dentro de tres años, así como, por supuesto, para la próxima Presidencia.

En mi opinión no es sano tener una Cámara de Diputados y una de Senadores con mayoría absoluta (carro completo) porque no hay una balanza con el Poder Ejecutivo, que a solamente cuatro meses de ejercer da muchas malas muestras.

He dicho varias veces y de manera pública que voté por AMLO en esta elección reciente —por primera vez en estos 18 años en las que se postuló—; antes me negué porque no me convencía su discurso y sobre todo no me convencían muchos integrantes de su equipo de trabajo. Pero para el día de la pasada votación creí que estábamos en un momento histórico en el que no votar por AMLO sería un gran error para nuestro país: al paso de apenas cuatro meses, después de sentir la emoción colectiva de que por fin el candidato por el que uno vota triunfa, de sentirse parte de un cambio nacional y de que la buena fe está por llegar, caigo en una cuenta desoladora ya que en este momento me siento ingenua y que caí junto con mucha gente, mientras que por el otro lado de la moneda los que no votaron por AMLO día a día me reclaman: “Se les dijo”. Muchos de ambos bandos recalcan que en gran medida lo que pasa con nuestra realidad fue lo que advirtió nuestro presidente en su campaña.

Devenir

Lo cierto es que se trata de un presidente electo por 30 millones de mexicanos, cuya gran mayoría ejerció su voto pensando en un mejor futuro para ellos y sus familias, pero ello no es así en estos momentos para muchos que trabajaban con rigor, honestidad y absoluto conocimiento de causa pero se quedaron sin su trabajo y fuente de ingresos para mantener a los suyos, en aras de una 4T que es tan absurda como irreal y que representa una revancha absurda, sin razón ni conocimientos.

Desechar lo bueno, lo profesional, lo capaz, la antigüedad, el entendimiento y ejecución de la transparencia, el bagaje, el conocimiento, la formación, la inventiva y el entendimiento de la herencia cultural, patrimonial y comunitaria es no entender nuestro devenir histórico ni desarrollo y alto crecimiento culturalmente hablando: las instituciones culturales tienen una razón de ser y son un parteaguas para la formación de las nuevas generaciones.

No permitamos el desmantelamiento del Fonca, el FCE, el Conacyt, el Cecut, la Biblioteca Vasconcelos… de nuestra cultura, memoria y buen futuro.