EDUCACIÓN IRRELEVANTE

Las medidas de esta contrarreforma deteriorarán el nivel de la educación pública.  

Sergio Sarmiento
Columnas
Ilustracio?n
Ilustración

La Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación quiso ofrecer una nueva muestra de fuerza esta semana pasada. El 20 y 21 de marzo unos mil 500 activistas de la organización llegaron a la Ciudad de México para bloquear primero el Palacio Legislativo y después también el Senado.

De nada sirvió que los líderes de Morena, el partido mayoritario en el Congreso, les dijeran que sí van a derogar la reforma educativa, como los sindicalistas exigen. Los dirigentes de la CNTE querían mostrar una vez más su poder y lo hicieron con las facilidades que el nuevo gobierno les da. Sabían que el nuevo régimen ya no va a sancionar a los maestros que no se presenten a trabajar. Por eso pudieron ausentarse de las aulas en Oaxaca sin preocupación.

El 20 de marzo, por otra parte, los activistas mantuvieron secuestrados a los trabajadores del Senado en el interior del edificio de la cámara alta. La policía, como ya es costumbre, no intervino y permitió la retención ilegal de alrededor de 500 trabajadores.

La movilización y las presiones de la CNTE, sin embargo, son al final una simple anécdota. Lo realmente de fondo son las modificaciones que se hacen al artículo tercero de la Constitución y a las leyes educativas. En este tema la CNTE puede afirmar que, con el apoyo de Morena y sus aliados en el Congreso, ha conseguido un triunfo absoluto.

Condena

No sorprende. Los activistas de la CNTE ahora son legisladores de mayoría. Es el caso de Azael Santiago Chepi, ex líder de la Sección 22, quien hoy es diputado por Morena. Ellos se han encargado de ir imponiendo las exigencias de la CNTE en la contrarreforma.

Por lo pronto los líderes del Congreso reconocen que ya aceptaron eliminar las evaluaciones de los maestros de primer ingreso. Los egresados de las escuelas Normales tendrán acceso automático a las plazas magisteriales, sin importar si tienen o no la capacidad para ocupar esos cargos.

Una de las razones por las que, increíblemente, la Secretaría de Educación Pública plantea que la enseñanza del inglés la otorguen maestros que no saben inglés es porque al dar nuevamente un monopolio en las plazas docentes a los egresados de las Normales no habrá posibilidades de contar con maestros que sepan inglés. En las Normales no se enseña esta lengua extranjera y muchos de los líderes se enorgullecen de eso porque dicen que enseñar inglés es traicionar la soberanía nacional.

No hay duda de que las medidas de esta contrarreforma deteriorarán el nivel de la educación pública de nuestro país. El sindicato sale beneficiado, por supuesto, pero el Estado mexicano perderá nuevamente la rectoría de la educación.

Los mayores perjudicados serán los hijos de las familias más pobres, los que no tienen más opción que acudir a las escuelas públicas controladas nuevamente por el sindicato. Entre los beneficiados se encontrarán, paradójicamente, las escuelas privadas. Lo hemos visto ya en el pasado: los padres de familia, incluso de familias pobres, hacen un esfuerzo cada vez mayor para llevar a sus hijos a escuelas privadas donde se enseñe inglés y computación y donde se impartan clases con un mejor nivel de calidad.

La educación pública mexicana, mientras tanto, sufre un nuevo gran fracaso. Una educación sin evaluación, y que contrate como nuevos maestros a normalistas que no tienen que demostrar siquiera un mínimo de preparación, está condenada a volverse irrelevante.