ESPERANZA QUIRÚRGICA PARA CONTROLAR EL PARKINSON

Algunos signos son pérdida de olfato y rigidez muscular.  

Lorena Ríos
Todo menos politica
Foto: Especial
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La enfermedad de Parkinson “no son solo temblores” sino que implica otros síntomas igual de severos, como déficit cognitivo, dermatitis, trastornos de la sudoración, pérdida de peso, fatiga, depresión, apatía y encorvamiento de la espalda, condiciones que influyen en la calidad y esperanza de vida de las personas con este mal, que en México se estima alcanzan 60 mil habitantes y a escala mundial casi seis millones.

En el marco del Día Mundial del Parkinson, que se celebra el 11 de abril, se reveló que para 2030 dichas cifras podrían duplicarse, de acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), situación que podría complicar aún más el sistema de salud nacional.

Este padecimiento neurológico se caracteriza por la falta de producción de una sustancia química en el cerebro denominada dopamina, la cual es responsable de los movimientos del cuerpo y de regular también el estado de ánimo de las personas.

Minerva López Ruiz, jefa del Servicio de Neurología del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga, detalla que existen algunos signos y síntomas tempranos que pueden ayudar a reconocer si una persona padece Parkinson, en especial cuando se presentan más de dos alteraciones.

“Lamentablemente el diagnóstico no es oportuno sino que pasan hasta tres años para que el paciente llegue con el especialista e inicie tratamiento. La atención temprana ayuda a detener la progresión; o en todo caso que vaya en forma más lenta y saludable”, comenta la especialista.

Existen varias señales de alerta a las que el paciente y familiares podrían estar atentos ya que se trata de una enfermedad con carga genética. Una de esas señales es la pérdida de olfato: las personas tienen problemas para oler ciertos alimentos, como vinagre o canela. O bien pueden presentar rigidez muscular, por lo que tienen problemas para caminar o moverse, incluso de lado en la cama. Al caminar sus brazos no se mueven y los pies literalmente se pegan al suelo, por lo que dan pasos muy cortos.

Una característica más es un cambio repentino en la forma de escribir: las letras las hacen más pequeñas o bien la forma y el tamaño se alteran. Presentan temblor en las manos o contracciones en las extremidades, principalmente cuando están en reposo.

Sufren trastornos del sueño, presentan movimientos bruscos cuando están en el sueño profundo y alteraciones estomacales, principalmente estreñimiento no relacionado con un cambio de dieta o medicación.

Entre las características de la enfermedad de Parkinson se encuentra igualmente la falta de expresión facial, pérdida de parpadeo, al hablar tienen la voz baja, sin volumen, muestran presión baja que los puede llevar a tener mareos o desmayos y, finalmente, con el paso del tiempo los pacientes presentan encorvamiento en la espalda.

Encorvamiento

Héctor Alberto González Usigli, titular de la Clínica de Trastornos del Movimiento del Hospital de Especialidades del IMSS, advierte que un encorvamiento de la espalda muy pronunciado y que se considere anormal en adultos mayores podría ser síntoma de la enfermedad degenerativa, dentro del grupo de los parkinsonismos.

Explica que a estos pacientes les cuesta trabajo entrar o salir de los automóviles y sus familiares observan que tienen movimientos lentos, voz apagada, cada vez más débil. “No mantienen el equilibrio corporal y ya no pueden realizar actividades tan cotidianas como bañarse. Incluso cambia su expresión en el rostro y presentan depresión”, afirma el especialista del Instituto Mexicano del Seguro Social.

El experto en neurología dice que la incidencia de estas enfermedades es similar en hombres y en mujeres; y a mayor edad, mayor riesgo de que se presenten. Las familias deben llevar a sus pacientes a consulta médica cuanto antes para iniciar adecuaciones en el estilo de vida.

Opción terapéutica

Especialistas destacan los beneficios de la terapia de estimulación cerebral profunda, que puede reducir y controlar eficazmente los síntomas para que los pacientes con esta condición puedan llevar una vida relativamente normal.

La tecnología médica es un importante aliado en la atención del Parkinson, principalmente en pacientes con un deterioro progresivo y cuyo tratamiento con base en medicamento puede ser complementario con un neuroestimulador cerebral.

Minerva López, también secretaria de la Academia Mexicana de Neurología, puntualiza que a pesar de ser una condición crónica y degenerativa que afecta significativamente al paciente y su familia el Parkinson puede ser tratado y controlado eficazmente.

“Actualmente no existe una cura para el padecimiento pero sí terapias físicas, opciones farmacológicas y opciones quirúrgicas con neuroestimulador cerebral, que ayudan a controlar eficazmente los síntomas durante muchos años, lo que permite a los pacientes llevar una vida relativamente normal”, explica.

En este sentido es importante mencionar que la terapia denominada estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) consiste en un dispositivo implantado en el cerebro por medio de un procedimiento quirúrgico para tratar el temblor, la rigidez, el movimiento lento y los problemas para caminar.

“La expectativa de vida promedio de una persona con Parkinson generalmente es la misma que la de las personas que no la padecen, por lo que es necesario contar con alternativas de tratamiento adecuadas para las diferentes etapas de la enfermedad, así como para cuando los pacientes ya no responden correctamente a ciertos medicamentos”, concluye la especialista.

Historia de vida

José Cantero Arreaga es músico, trompetista y compositor. Un día ya no pudo mover los dedos de una mano; luego despertaba paralizado de los brazos. “Por la rigidez muscular en brazos y espalda pensé que se trataba de un problema derivado de una mala postura, así que fui primero con un ortopedista, pero después aparecieron los temblores y cada vez mi condición empeoraba más”. Pasaron cuatro años para que fuera diagnosticado adecuadamente y recibiera tratamiento especializado. Ahí le indicaron que tenía Parkinson y que era candidato a usar la terapia denominada estimulación cerebral profunda. “Mi vida cambió, ya soy autosuficiente otra vez, incluso he vuelto a tocar la trompeta y a disfrutar de mi vida familiar”.