LAS DEFINICIONES SOBRE LA GUARDIA NACIONAL

Algunos se decantan por el mando civil sin explicar cuáles serían las bondades o ventajas.

Javier Oliva Posada
Columnas
Foto: Especial
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Luego del anuncio del presidente Andrés Manuel López Obrador respecto de que en breve se hará el anuncio de quién encabezará la nueva formación de seguridad pública e interior, la Guardia Nacional, la polémica en torno del perfil se incrementó. Y cómo no, si se trata de la inicial y principal apuesta del sexenio para recuperar la tranquilidad y la libertad en amplias zonas del país.

Buena parte de los comentaristas e incluso funcionarios federales se decanta por el mando civil, sin explicar bien a bien cuáles serían las bondades o ventajas de dicha determinación presidencial y sin dejar de hacer un amplio reconocimiento a los integrantes del Ejército, Fuerza Aérea y Marina-Armada de México por su prolongada y fundamental tarea de socorro a la población y a los ámbitos de gobierno en labores de apoyo a la seguridad pública.

Este planteamiento es, por lo menos, una contradicción: en efecto, por un lado se valora lo mucho que hacen los militares en tratar de contener y someter a la criminalidad organizada y común, pero por otra no se confía en que un militar de la más alta jerarquía y en activo se haga responsable de la conducción de la Guardia Nacional.

La historia, cuando se estudia, es la mejor maestra. Y cuesta trabajo comprender por qué la insistencia en el denominado mando civil. Incluso el lugar común de la “militarización” no alcanza ni en el número de integrantes o participantes de las Fuerzas Armadas comparados con el número de policías municipales y estatales; ni tampoco en lo que hace a cuestiones presupuestales ni de otro tipo económico. No hay elementos para sostener de manera seria que el mando militar en activo de la Guardia Nacional implicaría una militarización, ni menos aún un eventual riesgo a la violación a los derechos humanos.

Deterioro

Espero estar equivocado, pero lo que parece subyacer en las presiones para el mando civil de la Guardia Nacional son un conjunto de intereses relacionados con prejuicios e inclusive con una orientación para debilitar las capacidades del Estado en su labor fundamental de procurar la viabilidad de la seguridad nacional. Es decir, que la seguridad pública mientras siga deteriorándose terminará, como ya sucede en amplias zonas del país, por repercutir de mala forma en las condiciones de vida y de producción de miles y miles de mexicanos.

Por eso resulta determinante entender que dado que se llama a los miembros de las Fuerzas Armadas a integrar de principal forma a la Guardia Nacional esto se debe a la axiología y la puesta en práctica de los valores con los que son adoctrinados. De allí la confianza y aceptación que tienen los militares en cualquier encuesta o sondeo de opinión: usualmente se encuentran en los primeros lugares.

Precisamente por eso se les ordena desde la Presidencia de la República que acudan en auxilio de la población. Me parece que es una buena idea dejarlos hacer su trabajo ya que los límites de la emergencia ante la violencia no nos dejan como país mejor opción que reconocer que en las mismas Fuerzas Armadas están, por el momento, las mejores opciones para recuperar la paz social y la vigencia del Estado de Derecho.