DÍAS DE FE

Son tiempos clave para reflexionar sobre la situación que guarda una de las religiones más importantes del orbe.

Norberto Vázquez
Política
Foto: Especial
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La Semana Santa representa para la comunidad católica días de reflexión y esperanza, inspiradas en la muerte y crucifixión de uno de los personajes más influyentes de la historia, quien evoca pensamientos y enseñanzas para orientar el rumbo de un mundo convulsionado por guerras, sequías, enfermedades, crisis espiritual, carencia alimenticia, confrontaciones entre ciudadanos, problemas políticos, sociales y otros conflictos que agobian a la humanidad de todos los tiempos.

A la par de estos aprietos mundanos, dicen expertos, la Iglesia como cabeza institucional de este movimiento cristiano, impactada por severas críticas al materialismo y la desviación sexual de algunos de sus sacerdotes, se encuentra en un proceso de reformas para responder a las expectativas de los millones de seguidores de una doctrina que por siglos ha generado la fe que se representa precisamente en esta Semana Mayor.

Según estos especialistas el Papa Francisco, a diferencia de su antecesor Benedicto XVI, se ha propuesto que en su pontificado la Iglesia se abra de asuntos meramente de doctrina y moral a espectros más amplios en temas sociales, que incorpore a grupos minoritarios que se han sentido alejados del credo cristiano, para darle un rostro más fresco y moderno al catolicismo.

Hoy, puntualizan, mediante su sistema institucional la religión católica busca estrategias para transformar la manera de acercarse a sus feligreses para volverse más innovadora en la impartición de su dogma y para modificar estructuras internas que ahora inhiben cambios profundos en su organización.

Por ello la Iglesia católica, añaden, se dio a la tarea —en México y el mundo— de conciliar su labor secular como encargada de proponer una vida cristiana en las comunidades de todo el orbe, con medidas para reformarse ante los grandes retos que la sociedad actual plantea, que incluyen asuntos como el uso del internet en la evangelización, una tendencia irreversible al cambio en la estructura familiar y una constante proliferación de centros de culto.

La meta es impulsar la tan anhelada reconciliación de sus seguidores con la fe católica.

Contexto

Con motivo de la nonagésima segunda Jornada Misionera Mundial, el 21 de octubre pasado la Santa Sede publicó la Tipografía Vaticana, Anuario Pontificio y Anuario de Estadísticas de la Iglesia, donde dio a conocer las cifras más recientes sobre el número de católicos en el mundo: mil 299 millones 59 mil personas (un aumento total de 14 millones 249 mil respecto de 2017).

Ese incremento involucró al mundo entero… excepto por Europa, que registró una disminución de 240 mil feligreses. Aumentaron: África, con seis millones 265 mil; América, con seis millones 23 mil; Asia, con un millón 956 mil, y Oceanía, con 245 mil seguidores.

El número de católicos por sacerdote aumentó también en 2018, teniendo como rango un total de tres mil 130 feligreses por cada clérigo, mientras que las circunscripciones eclesiásticas —ámbitos de jurisdicción en los que se organiza pastoralmente la Iglesia— suman ya tres mil 16.

Renovación

El 24 de enero pasado, con motivo de la fiesta de San Francisco de Sales, el Papa Francisco pronunció un interesante discurso en el Vaticano: dejó en claro su intento de renovación de la Iglesia durante su pontificado.

Habló en primera instancia de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). “Desde que internet ha estado disponible la Iglesia siempre ha intentado promover su uso al servicio del encuentro entre las personas y de la solidaridad entre todos. Con este mensaje quisiera invitarles una vez más a reflexionar sobre el fundamento y la importancia de nuestro estar en relación; y a redescubrir, en la vastedad de los desafíos del contexto comunicativo actual, el deseo del hombre que no quiere permanecer en su propia soledad”, indicó el Pontífice.

Agregó que “el ambiente mediático es hoy tan omnipresente que resulta muy difícil distinguirlo de la esfera de la vida cotidiana. La red es un recurso de nuestro tiempo. Constituye una fuente de conocimientos y de relaciones hasta hace poco inimaginable. Sin embargo, a causa de las profundas transformaciones que la tecnología ha impreso en las lógicas de producción, circulación y disfrute de los contenidos, numerosos expertos subrayan los riesgos que amenazan la búsqueda y la posibilidad de compartir una información auténtica a escala global”.

Y explicó: “Internet representa una posibilidad extraordinaria de acceso al saber, pero también es cierto que se ha manifestado como uno de los lugares más expuestos a la desinformación y a la distorsión consciente y planificada de los hechos y de las relaciones interpersonales, que a menudo asumen la forma del descrédito”.

Francisco advirtió que “la red constituye una ocasión para favorecer el encuentro con los demás pero puede también potenciar nuestro autoaislamiento, como una telaraña que atrapa. Los jóvenes son los más expuestos a la ilusión de pensar que las redes sociales satisfacen completamente en el plano relacional; se llega así al peligroso fenómeno de los jóvenes que se convierten en ‘ermitaños sociales’, con el consiguiente riesgo de apartarse completamente de la sociedad. Esta dramática dinámica pone de manifiesto un grave desgarro en el tejido relacional de la sociedad, una laceración que no podemos ignorar”.

El Papa discutió la postura de la Iglesia ante las nuevas formas de pensar y en la inclusión como sociedad. “La metáfora del cuerpo y los miembros nos lleva a reflexionar sobre nuestra identidad, fundada en la comunión y la alteridad. Como cristianos todos nos reconocemos miembros del único cuerpo del que Cristo es la cabeza. Esto nos ayuda a ver a las personas no como competidores potenciales sino a considerar incluso a los enemigos como personas. Ya no hay necesidad del adversario para autodefinirse porque la mirada de inclusión que aprendemos de Cristo nos hace descubrir la alteridad de un modo nuevo: como parte integrante y condición de la relación y de la proximidad”.

Por lo anterior puso énfasis en la comunicación entre la gente. “Esta capacidad de comprensión y de comunicación entre las personas humanas tiene su fundamento en la comunión de amor entre las personas divinas. Dios no es soledad sino comunión; es amor. Y, por ello, comunicación. Porque el amor siempre comunica, es más, se comunica a sí mismo para encontrar al otro. Para comunicar con nosotros y para comunicarse a nosotros Dios se adapta a nuestro lenguaje, estableciendo en la historia un verdadero diálogo con la humanidad”.

Responsabilidades

También los obispos alzan la voz respecto de una nueva estructura de la Iglesia como institución.

Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, entregó al Vaticano el 21 de febrero el documento La Iglesia en un momento de crisis. Responsabilidad del obispo. Enfrentar los conflictos y las tensiones y actuar decididamente, donde expone una serie de elementos de renovación.

El ministro externa una opinión sobre las acusaciones que pesan contra algunos sacerdotes: “A lo largo del día estamos respondiendo a una pregunta muy concreta frente a la crisis que vivimos en la Iglesia. ¿Cuál es la responsabilidad del obispo? Para poder comprender esta responsabilidad y asumirla es indispensable tratar de categorizar, en la medida de lo posible, la naturaleza de la crisis”.

Un análisis somero de lo que ha sucedido, agrega Salazar, “nos permite constatar que no se trata solo de desviaciones o patologías sexuales en los abusadores sino que hay una raíz más honda, que es la tergiversación del sentido del ministerio convertido en medio para imponer la fuerza, para violar la conciencia y los cuerpos de los más débiles. Esto tiene un nombre: clericalismo”.

Dice que estos elementos “urgen a ir a la raíz del problema para poder enfrentarlo. Pero no es fácil decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo, porque es una mentalidad que ha calado en nuestra Iglesia a lo largo de los tiempos y que, casi siempre, no somos conscientes de que subyace a nuestra manera de concebir el ministerio y de actuar en los momentos decisivos. Esta constatación significa que se hace necesario desenmascarar el clericalismo subyacente y lograr un cambio de mentalidad; lo cual, expresado en términos más precisos, se llama conversión”.

Y propone: “Nuestra responsabilidad se expresa fundamentalmente en una coherencia minuciosa entre nuestras palabras y nuestras acciones. Es necesaria una revisión a fondo de la mentalidad que está detrás de las palabras, para que nuestras palabras y acciones sean aquellas que correspondan a la voluntad de Dios en este momento de la Iglesia”.

Y puntualiza que “esta invitación a la conversión se dirige a toda la Iglesia pero, en primer lugar, a nosotros que somos sus pastores”.

México

Al reunirse con sacerdotes decanos en el Seminario Conciliar de México, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, comentó por su parte que hay que replantear el camino en cuanto a la manera de atender a la juventud.

“Sobre todo ahora que es necesario reafirmar los valores cristianos en medio del cambio de época que se vive”, reflexionó Aguiar.

Puntualizó las claves para enfrentar ese replanteamiento. “En primer lugar es necesario reconocer los signos de los contextos socioculturales actuales y de qué manera influyen en los jóvenes. En segundo término discernir el quehacer de la Iglesia ante dichas situaciones, para ofrecer a la juventud acompañamiento y apoyo efectivo. Y, por último, transformar las estructuras eclesiales y sus dinamismos pastorales”.

El cardenal Aguiar explicó que “la Iglesia debe escuchar las necesidades de sus feligreses para que por medio de estas surja un proyecto, el cual el sacerdote debe hacer llegar a las vicarías para que, al final, el obispo decida sobre lo que plantean los feligreses. Escuchar a los jóvenes hará para ellos una Iglesia empática y no una Iglesia que solo maneja un discurso sobre la ley y sus prohibiciones”.

De manera reciente Aguiar Retes exhortó a los fieles en esta Cuaresma para “hacer el bien, no seguir a grupos que solamente llevan al mal y compartir los bienes con los más necesitados y los más pobres. Tenemos también que pensar en que nos necesitamos para el bien, que descubramos en nuestro entorno grupos que estarán dispuestos a trabajar por las necesidades de los más necesitados, de los más pobres. Pidámosle al Señor que en este tiempo de Cuaresma se renueve esa llama interior en nosotros, esas inquietudes sanas, buenas y positivas”, concluyó el arzobispo primado de México.

Ruta

Elio Masferrer Kan, especialista en asuntos religiosos, afirma por su parte que “debido a que la Iglesia católica no ha cambiado su propuesta ritual ni social, ni ha aplicado una estrategia que le permita ganarse a las nuevas generaciones, y debido a que la jerarquía no practica con cabalidad las directrices del Papa Francisco y a que el catolicismo ya no responde a muchas necesidades de los feligreses, este credo continúa perdiendo seguidores”.

Indica que desde los setenta “muchas personas que se asumían como católicas emigraron hacia otras espiritualidades, principalmente hacia credos evangélicos pentecostales y neopentecostales, e incluso varias se asumen como no creyentes”.

Masferrer dice que la explicación que da la Iglesia “es que la gente está en el relativismo. Sin embargo esto no es tan así, porque las propuestas de los evangélicos son mucho más estrictas en cuanto a dedicación, asistencia al culto y moral sexual y familiar. No es que la gente no quiera límites: lo que pasa es que el catolicismo no les da confianza”.

El experto comenta que ante este éxodo “el Papa Francisco quiere renovar a la Iglesia católica, pero los obispos no se renuevan. Están esperanzados a que se caiga la propuesta de Francisco”, determina.

Masferrer asegura que la gente quiere límites. “Porque sabe que la situación es grave, delicada, y ante esta situación quiere límites en la sociedad. Por ejemplo, por la inseguridad. Ahora existen lo que los antropólogos llamamos cultos de crisis: es un momento en que la gente percibe descomposición social”.

En torno de las acusaciones de abusos en el clero expone: “Lamentablemente es posible que en estos días, cercado por una burocracia vaticana corrompida y por jerarquías eclesiásticas conservadoras y proclives a la opacidad y al encubrimiento, el Papa haya perdido la última gran oportunidad de su pontificado para emprender un combate frontal a la pederastia y el Vaticano siga sumido de manera indefinida en ese estado de crisis y vergüenza”.

Y concluye: “La amplitud de las protestas que se realizaron en Roma por grupos de víctimas y sus redes de apoyo contrasta con el escaso tiempo que les fue otorgado para expresarse intramuros y con la falta de voluntad o la incapacidad del Papa Francisco para emprender una depuración a fondo de pederastas y otros abusadores sexuales, enquistados no solo en el bajo clero sino también en la jerarquía eclesiástica”.

Para los dirigentes de la Iglesia y los expertos queda claro, pues, que la Semana Santa representa una oportunidad de reflexión para la comunidad católica y, al mismo tiempo, para buscar una renovación institucional en el organismo que representa la cabeza de su fe.

Génesis de la Semana Santa

Los hechos que se evocan en la Semana Santa ocurrieron en el año 33 dC. Posterior a ellos se inició la persecución al cristianismo. Desde entonces los cristianos de aquellos tiempos celebraban la redención de Cristo en catacumbas, escondidos.

En el 325 dC. se celebró el Concilio de Nicea, el primer concilio universal de la Iglesia católica. En un panorama favorecedor para los fieles, en el cual ya contaban con libertad para poder reunirse públicamente, se ratificó el credo y se estableció que la Pascua se celebraría el primer domingo posterior a la primera luna llena de primavera.

Mucho más adelante, con el decreto papal Maxima Redemptionis promulgado en 1955, el papa Pío XII estructuró la liturgia de la Semana Santa como la conocemos hoy.

La Iglesia católica cuenta con su propio calendario, denominado año litúrgico.

La Semana Santa es conocida como Semana Mayor debido a que es la época que cuenta con actividad más intensa dentro de la Iglesia y la que más carga de contenidos significativos presenta dentro del año. Sumado a lo anterior, en ella se recuerda la última semana de Jesucristo en la Tierra.

Numeralia

Mil 299 millones 59 mil personas son católicas en el mundo.

Hay tres mil 130 feligreses por cada sacerdote.

Las circunscripciones eclesiásticas —ámbitos de jurisdicción en los que se organiza pastoralmente la Iglesia— suman ya tres mil 16.

Las estaciones misioneras con sacerdote residente son dos mil 140.

En cuanto a las estaciones misioneras sin sacerdote residente alcanzan las 142 mil 487.

El número de obispos en el mundo es de cinco mil 353 prelados.

Hay cuatro mil 90 obispos diocesanos y mil 263 obispos religiosos.

El número de sacerdotes en el mundo es de 414 mil 969.

Los integrantes masculinos de los institutos seculares —formados por individuos que viven en el mundo, hacen votos de pobreza, castidad y obediencia y se dedican a obras de apostolado indicadas por el propio instituto— suman 618.

Las integrantes de institutos seculares femeninos ascienden a 22 mil 400.

El número de misioneros laicos en el mundo es de 354 mil 743.

Para 2018 los catequistas en el mundo se contrajeron en un total de 36 mil 364, situándose en tres millones 86 mil 289 predicadores.

Iglesia y educación

En el campo de la instrucción y la educación la Iglesia administra en el mundo 72 mil 826 escuelas infantiles, frecuentadas por siete millones 313 mil 370 alumnos.

Se trata de 96 mil 573 escuelas primarias, con 35 millones 125 mil 124 estudiantes, y 47 mil 862 institutos de secundaria, con 19 millones 956 mil 347 alumnos.

Además da seguimiento a dos millones 509 mil 457 alumnos de escuelas superiores y tres millones 49 mil 548 estudiantes universitarios.

Beneficencia

Los institutos de beneficencia y asistencia administrados en el mundo por la Iglesia católica engloban cinco mil 287 hospitales, con mayor presencia en América (mil 530) y África (mil 321).

También administra 15 mil 937 dispensarios, la mayor parte en África (cinco mil 177), América (cuatro mil 430) y Asia (tres mil 300).

Brinda servicio además en 610 leproserías, distribuidas principalmente en Asia (352) y África (192).

Administra igualmente 15 mil 722 casas para ancianos, enfermos crónicos y discapacitados, la mayor parte en Europa (ocho mil 127) y América (tres mil 763).

Asimismo nueve mil 552; once mil 758 guarderías; 13 mil 897 consultorios matrimoniales; tres mil 506 centros de educación o reeducación social, y 35 mil 746 instituciones de otros tipos.

Los diez países con más católicos en el mundo

Brasil172 millones 300 mil

México 110 millones 900 mil

Filipinas 83 millones 600 mil

Estados Unidos 72 millones 300 mil

Italia 58 millones

Francia 48 millones 300 mil

Colombia 45 millones 300 mil

España 43 millones 300

República Democrática del Congo 43 millones 200 mil

Argentina 40 millones 800 mil

Fuente: Anuario Estadístico de la Santa Sede.

Católicos en México

A una semana de la visita del Papa Francisco a México en 2016 el Vaticano difundió un informe estadístico sobre la presencia de la Iglesia católica en el país. Según la Santa Sede hay 110 millones de fieles, es decir, 98% de la población. El Estado católico señaló que en todo el territorio nacional hay 95 diócesis, siete mil 165 parroquias y “otros centros pastorales” que ascienden a cinco mil 786. A cada centro pastoral, detalló, corresponden ocho mil 494 feligreses. Asimismo indicó que hay 176 obispos mexicanos, doce mil 931 sacerdotes diocesanos y tres mil 965 curas que pertenecen a alguna congregación u orden religiosa, para un total de 16 mil 896 presbíteros. Además existen 908 diáconos permanentes mexicanos, mil 706 religiosos que no son sacerdotes, 27 mil 31 religiosas (monjas), 515 miembros de “institutos seculares” (laicos consagrados), 45 mil 90 misioneros y 305 mil 569 catequistas. Los seminaristas menores suman cuatro mil 517, los seminaristas mayores seis mil 538. Los “católicos por sacerdote”, seis mil 511 y los “católicos por centro pastoral” 276. En cuanto a centros educativos administrados por católicos en México son cinco mil 609 centros de preprimaria y escuelas primarias; dos mil 328 medias o secundarias y 382 instituciones de educación superior o universidades. En ellas se educan 709 mil 632 estudiantes de nivel primario o inferior, 411 mil 666 en nivel medio o secundario, y 219 mil 680 en superior. En materia de salud en el país existen 197 hospitales propiedad o dirigidos por eclesiásticos y religiosos, mil 471 consultorios, cinco leprosarios, 311 casas para ancianos, inválidos o menores, 383 orfanatos y guarderías, mil 998 consultorios familiares, 312 centros especiales de educación social y mil 920 corresponden a “otras instituciones”.

Asociaciones religiosas en México

Una petición de información realizada por Vértigo en 2017 mediante el INAI revela que en Méxicose encuentran registradas ante la Dirección de Asociaciones Religiosas —dependiente de la Secretaría de Gobernación— 102 mil 517 asociaciones religiosas y de culto.

La Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público indica que una asociación religiosa es aquella que se ocupa, “preponderantemente, de la observancia, práctica, propagación, o instrucción de una doctrina religiosa o de un cuerpo de creencias religiosas”.

Según el registro oficial entregado a este semanario 102 mil 368 expresiones son cristianas, 92 orientales, 25 islámicas, 22 nuevas expresiones y diez judías.