CECUT: IRREGULARIDADES

El Cecut es imagen de la Tijuana moderna, parte fundamental de su comunidad.

Redacción
Columnas
Foto: Especial
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Fundado hace 36 años para ser puerta de bienvenida al turismo internacional que visita la tan emblemática y particular ciudad de Tijuana, el Centro Cultural Tijuana (Cecut) se ha convertido en la imagen de la región y punto de encuentro de todas las manifestaciones culturales, así como refugio de movimientos populares, juveniles y familiares.

Al paso de casi cuatro décadas el desarrollo a favor de su real crecimiento lo ha convertido en la casa de todos, el punto de unión y la visita natural de sus pobladores, quienes han crecido bajo su cobijo y que en su explanada, al lado de “La bola” (el edificio que aloja a la pantalla IMAX), las quinceañeras, los recién casados y las familias en pleno se tomen las fotos más significativas de sus vidas.

Pero es también sede de conciertos masivos, de la Feria del Libro, de festivales y presentaciones de academias privadas culturales, de tres museos, una galería internacional, un teatro, un restaurante, una cafetería, una hemeroteca, una filial de la Cineteca Nacional e incontables actividades diarias en las que se imparten talleres, se llevan a cabo presentaciones de libros, muestras plásticas y conciertos de los artistas y conjuntos más famosos a escala mundial, nacional, federal y municipal.

El Centro Cultural Tijuana es por todo eso el punto de unión entre los tres niveles de gobierno que junto con sus más de 300 trabajadores velan para cada día recibir a su comunidad y crecer hombro con hombro.

El Cecut es, en pocas palabras, la imagen de la Tijuana moderna, parte fundamental de su comunidad y orgullo de la región, por lo que la designación de su director es una decisión que incumbe a sus ciudadanos y a su vital comunidad cultural, que después de Alfredo Álvarez, Teresa Vicencio, Virgilio Muñoz y en dos ocasiones Pedro Ochoa se ha sentido tan cobijada como apoyada y representada: en la memoria colectiva quedan las ceremonias de toma de posesión de cada uno de ellos con la presencia y apoyo de la cabeza nacional, rodeados de los integrantes de la comunidad cultural y la sociedad civil.

Pero en el caso de Vianka Santana todo esto se fue por la borda: prácticamente “en lo oscurito” se le dio su nombramiento (que ella misma trajo de la CDMX), obligó a los trabajadores del Cecut a acompañarla a la presentación de su programa de trabajo un sábado —día de descanso—, corrió a todos los subdirectores y a muchos jefes de departamento sin evaluar trayectorias ni antigüedad, y trajo consigo a elementos que corrieron administraciones anteriores por fraude o prepotencia.

Este es el caso de la actual subdirectora de Administración, quien cuenta con un expediente de responsabilidades administrativas (SPAR/0005/2014-005) expedido por la Función Pública, sancionada por irregularidades en su gestión como gerente de Recursos Financieros, que permitieron fraudes en las taquillas del Cecut por cientos de miles de pesos, ocasionando un daño patrimonial al erario público. Asimismo, actualmente contrató indebidamente a la que fue su coordinadora administrativa en el Centro Estatal de las Artes (Ceart), aunque está inhabilitada, según demuestra el Reporte de Servidores Públicos de la Función Pública, lo cual, conforme a la normatividad vigente, implica una grave sanción, mientras que sigue con viejas prácticas al amenazar con hacer escándalos en la prensa si no se alinean con ella.

En fin, Vianka Santana está muy lejos del perfil que requiere el Cecut. Los zapatos le quedan grandes y no tiene el conocimiento ni el bagaje para ello. En su paso como trabajadora del Cecut salió literalmente llorando ante la presión. Del Ceart también salió muy mal parada. Se le cuestiona sobre asuntos de presupuesto y acciones contra la comunidad que supuestamente representa. Ostenta un dudoso título de maestría y doctorado y los errores, tanto administrativos como ejecutivos, en el Cecut se acumulan: es urgente recapitular y dar con el mejor perfil para la Dirección del Centro Cultural Tijuana, que por supuesto no es el de Vianka Santana.

Alejandra Frausto, secretaria de Cultura: escuche a su comunidad y enmiende errores, como pasó ya en el Fonca.