MADRES TRABAJADORAS

Muchas mujeres no quieren abandonar la actividad económica ni limitar su vida a la maternidad.

Sergio Sarmiento
Columnas
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Las madres de hoy son muy distintas de las que festejábamos hace unas cuantas décadas. En los cincuenta y sesenta las mujeres trabajaban nada más unos años para después casarse y tener hijos, retiradas de la actividad económica formal. Su contribución económica era enorme ya que el trabajo en el hogar permitía a millones de hombres realizar actividad en el mercado sin tener que preocuparse por el cuidado de sus hogares o de sus hijos, pero no era ni remunerada ni reconocida.

Hoy 73% de las mujeres de la Población Económicamente Activa, las que realizan una actividad económica fuera del hogar, tiene cuando menos un hijo nacido vivo. Los hijos no son ya un obstáculo para llevar una vida de trabajo fuera del hogar.

Para algunos esta situación es un avance, para otros un retroceso. Las mujeres trabajan, según este último punto de vista, solo por necesidad. Su verdadera vida y responsabilidad está en casa con los hijos y en las labores domésticas.

La verdad, sin embargo, es que muchas mujeres quieren tener trabajo remunerado. No les gusta descuidar a sus hijos y por eso hacen malabares para asegurar el bienestar de sus pequeños pero no quieren abandonar la actividad económica ni limitar su vida a la maternidad ni encerrarse en el hogar bajo la tutela económica de un marido.

Para que las mujeres puedan alcanzar realmente un desarrollo profesional sin abandonar a sus niños necesitan contar con guarderías de confianza pero además ubicadas en lugares próximos a su hogar, para no perder horas en llevar y recoger a sus hijos. La experiencia en los países más avanzados, particularmente los escandinavos, señala que la disponibilidad de guarderías es un elemento fundamental para que las mujeres, solas o en pareja, puedan enfrentar los retos de trabajar fuera del hogar. La cancelación del programa de estancias infantiles por el gobierno federal es una medida que va en sentido contrario a este objetivo.

Dirección

Regresar al pasado no es factible. Las separaciones y los divorcios se vuelven cada vez más comunes en la sociedad mexicana. Pero aun en los casos en que las mujeres se mantienen unidas a sus maridos o parejas muchas quieren mantener una actividad económica fuera de casa, ya sea de tiempo completo o parcial.

No solo son las madres. Muchas mujeres de hoy son muy diferentes a sus madres y abuelas. No les interesa vivir bajo la tutela de un hombre, aun de aquellos con los que puedan tener una buena relación. Una vez que han probado la libertad no quieren prescindir de ella. Esto no cambiará porque la libertad genera adicción.

Antes de escandalizarnos por un desarrollo normal en una sociedad que se urbaniza y deja atrás los prejuicios del pasado el gobierno debe ver lo que hacen los países desarrollados para garantizar los derechos de las madres que desean trabajar. Construir una red adecuada de guarderías confiables, pero también suficientemente pequeñas para estar cerca de los hogares, es indispensable.

El programa de estancias infantiles, que llevaba estas instalaciones a miles de puntos de la geografía nacional, era un paso en la dirección correcta. Hay que tener, por supuesto, salvaguardas que garanticen la honestidad de estas instituciones. Pero las estancias infantiles para apoyar a las madres trabajadoras son una idea positiva. El gobierno de López Obrador tiene que rescatarlas… aunque las llame de otra forma para salvar cara en el mundo de la política.