SEIS PELÍCULAS IMPERDIBLES SOBRE PINTORES

El espectador es un voyeur privilegiado que puede atisbar la intimidad en el estudio del pintor.

Juan Carlos del Valle
Columnas
Espíritu Santo. Óleo sobre lienzo, 15 x 20 cm.
Juan Carlos del Valle

El cine es una de mis pasiones. Tanto así que hace muchos años consideré seriamente dedicarme a ello de forma profesional. No sé cuántas películas he visto a lo largo de mi vida —¿miles?—, y una de las temáticas que más disfruto —por obvias razones— es la de biografías de pintores.

Y es que el camino entre el cine y la pintura es uno muy transitado, de ida y de regreso. Existen muchas películas sobre pintores, pintores que han hecho cine y muchos cineastas que han practicado o se han deleitado y nutrido de la pintura: desde Jean Cocteau, pasando por Robert Bresson y Fritz Lang, hasta Julian Schnabel, David Lynch y Peter Greenaway.

Me puse a reflexionar, entonces, sobre los que considero que son filmes memorables sobre pintores, aunque desde luego no los únicos que vale la pena ver. Los enumero aquí cronológicamente, no en orden de importancia o de preferencia.

1. Rembrandt, 1936. Uno de mis pintores favoritos es interpretado en esta película por uno de mis actores favoritos de la historia del cine, Charles Laughton. En una estética característica del cine de los treinta —fotografiado por supuesto en blanco y negro— y dirigido por Alexander Korda, este filme es un retrato de la condición humana. No hay un énfasis en la reproducción fiel del entorno del artista sino en una narración biográfica que pasa por el periodo de mayor éxito de Rembrandt y termina en sus años finales, cuando a pesar de haberlo perdido todo ha prevalecido el genio en la pintura. Laughton caracteriza magistralmente a Rembrandt presentándolo por momentos como un sabio que parece sacado del Antiguo Testamento.

2. Molino rojo, 1952. No debe confundirse con la versión posterior de 2001. Es la historia de Henri de Toulouse-Lautrec dirigida por John Huston —quien también era artista plástico, por cierto— e interpretada por el polifacético actor José Ferrer, quien midiendo 1.78 metros de altura convence contundentemente encarnando el drama del gran artista que medía apenas 1.42 metros. Filmada en glorioso Technicolor, Huston recrea los carteles y pinturas de Toulouse-Lautrec en composiciones llenas de movimiento, escenas que son auténticos cuadros vivos.

3. El anhelo de vivir, 1956. De todas las películas que se han hecho sobre Van Gogh esta es mi favorita. Basada en el bestseller de Irving Stone y dirigida por Vincent Minnelli —quien también pintaba—, fue la primera que vi sobre la vida de un artista. Las actuaciones de Kirk Douglas y Anthony Quinn son emotivas hasta la vehemencia, resultando en una espiral dramática equiparable a las pinceladas y el color de Van Gogh. En esta película las pinturas son también personajes que se integran a la explosión cromática del Metrocolor elegida por Minnelli.

4. Andrei Rublev, 1966. Cinta icónica del director ruso Andrei Tarkovsky, es un verdadero tour de force de tres horas y media de duración. Presenta una travesía de sufrimiento y lucha interior: la pérdida y el reencuentro de la fe, desde el viacrucis espiritual y personal del monje pintor de iconos, Andrei Rublev. Rodada en blanco y negro es una película cerebral, intelectual y poética, extraordinariamente compleja con múltiples referencias filosóficas, simbólicas, históricas, bíblicas y con diferentes posibilidades de interpretación.

5. Goya en Burdeos, 1999. Esta película tiene la particular sincronía de que el gran actor español Francisco Rabal poco antes de morir caracteriza al genial y atormentado Goya, también en los últimos años de su vida. La película está estructurada como un vaivén cromático y temporal; un cautivante diálogo entre el anciano y el joven Goya, entre la oscuridad de Burdeos y la luz de las memorias. El director, Carlos Saura —hermano del pintor Antonio Saura—, presenta con gran teatralidad este recorrido, recreando algunas de las pinturas más oscuras de Goya, cuyos aterradores personajes cobran vida y se encarnan como en una pesadilla.

6. La joven de la perla, 2003. Adaptada de una novela de ficción esta película dirigida por Peter Webber traza la historia de una de las obras de arte más admiradas del mundo. A diferencia del Rembrandt de Korda en este filme sí hay una intención expresa del director de recrear el color y la atmósfera del Delft de Vermeer. El espectador es un voyeur privilegiado que puede atisbar la intimidad de la vida en el estudio del pintor, ver cómo prepara los colores y de qué manera se comunica con su modelo. Se revela el pintor humano sin las atribuciones y estereotipos propios del gran artista.