CRISIS MIGRATORIA: DEBATE MUNDIAL

Nuestro país se coloca en la segunda posición en cuanto a número de migrantes en el mundo.

Arturo Moncada
Política
Foto: Especial
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La migración es un fenómeno producto de una necesidad humana en la misma medida que lo son el trabajo o la seguridad social, por ejemplo. En ocasiones resulta de una libre elección pero en general es la respuesta a una emergencia: es una salida impuesta por la fuerza al migrante, quien en esos casos no tiene elección real y la única alternativa puede ser la muerte.

Pueden ser muchas las razones para abandonar el país de origen: la necesidad y la miseria de la población, la falta de libertades y de democracia, la persecución política, así como conflictos o guerras.

Además de los muchos migrantes que legalmente viven en los países de acogida existen también cientos de miles de “ilegales” que por no disponer de un permiso de residencia se mueven a escondidas por la sociedad. La vida de estas personas está marcada por su continuo temor a ser descubiertas, encarceladas y deportadas.

De esta manera a todos los “sin papeles” se les niegan sus derechos fundamentales ya que a muchos se les obliga también a vivir en condiciones infrahumanas.

Las personas sin permiso de residencia no se atreven a acudir a un médico, a rebelarse contra condiciones de trabajo explotadoras o a mandar a sus hijos al colegio ya que su miedo de que puedan ser descubiertos y deportados es enorme. Sin embargo también aquellos que no disponen de permisos de residencia tienen derechos humanos que no se les deben arrebatar.

México ha presenciado y participado activamente en los flujos migratorios durante los últimos 100 años y hoy se coloca en la segunda posición en cuanto a número de migrantes en el mundo, justo después de India: alrededor de 13 millones de connacionales viven fuera del país, la mayoría en Estados Unidos.

Pero si a ese monto se le añaden los mexicanos de segunda y tercera generación, la población de origen mexicano en EU asciende a 37 millones 500 mil personas.

Conflicto internacional

La migración genera una larga serie de preguntas que dan lugar a debates entre gobiernos, organismos autónomos y especialistas. ¿Cuántas personas emigran? ¿Qué tipo de personas son? ¿Por qué emigran? ¿Qué determina la elección de destino? ¿Cuáles son los efectos de la migración sobre los propios migrantes, sobre las regiones de donde salen, sobre las regiones adonde llegan? ¿Cómo reaccionan los sistemas políticos y los gobiernos en los países de origen y destino? ¿Son sus políticas éticamente justas, políticamente razonables y técnicamente exitosas? Y, finalmente, ¿qué grado de libertad de movimiento internacional y qué grado de movimiento real serían deseables en un mundo mejor?

La migración es un problema mundial. En números redondos los migrantes representan —según datos de Naciones Unidas— 250 millones de personas. De ellas 150 millones son asiáticos, 37 millones provienen de América Latina, 34 millones son de África y 29 millones de los países árabes y Europa del Este.

De Guatemala, Honduras y El Salvador huyen hacia México para después irse hacia Estados Unidos. Hoy en nuestro país hay decenas de miles de personas provenientes de esos países esperando respuestas consulares. Mientras tanto, en los centros de detención donde están hay conflictos de todo tipo.

De Nicaragua se marchan miles hacia Costa Rica por la represión gubernamental.

Haití tiene una migración masiva, misma que se calcula en 70% de la población calificada; en su mayoría transitan hacia Chile.

Pero además del drama centroamericano América Latina enfrenta otro éxodo masivo que se transformó en desafío migratorio para la región: el de los venezolanos. La migración desde Venezuela constituye uno de los flujos más grandes y rápidos de personas vulnerables en el mundo.

Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) tres millones 400 mil personas abandonaron Venezuela hasta febrero de 2019 debido a la crisis económica y social que lo afecta. La mayoría de ellas lo hicieron en los últimos doce meses y se dirigieron a Colombia, Perú, Ecuador y Chile, principales naciones receptoras. La dimensión de esta crisis la coloca como la segunda mayor a escala mundial, después de Siria.

Las cifras de Venezuela son todavía más alarmantes cuando se comparan con países que atraviesan un conflicto bélico y humanitario. En Myanmar, por ejemplo, más de 720 mil rohingyas —una minoría musulmana— huyeron al vecino Bangladesh desde agosto de 2017 hasta la fecha, estima el ACNUR.

En Siria, asolada por ocho años de guerra, hay doce millones 600 mil desplazados, que incluyen a seis millones 300 mil refugiados.

La crisis migratoria que sufre Europa sigue siendo uno de los principales desafíos que enfrentan los gobiernos de esa zona. Refugiados e inmigrantes procedentes de países de Oriente Medio, África, los Balcanes Occidentales y Asia del Sur que intentaron llegar a través del mar Mediterráneo perdieron la vida a un ritmo alarmante en 2018 ya que la reducción de las operaciones de búsqueda y rescate contribuyó a reforzar la posición de esta ruta marítima como la más mortífera del mundo.

Según el último informe de Travesías desesperadas, que publica la ONU, cada día se perdieron un promedio de seis vidas. Unas dos mil 275 personas murieron o desaparecieron cruzando el Mediterráneo en 2018, a pesar de la importante caída en el número de llegadas a las costas europeas. En total llegaron a Europa 139 mil 300 refugiados e inmigrantes, el número más bajo en cinco años.

Filippo Grandi, alto comisionado de la ONU para los Refugiados, indicó que “salvar vidas en el mar no es una opción, ni una cuestión política sino una obligación ancestral. Podemos poner fin a estas tragedias teniendo el coraje y la ambición de mirar más allá del próximo barco y adoptar un enfoque a largo plazo con base en la cooperación regional, centrado en la vida y la dignidad humanas”.

La migración es un reto. En Alemania fueron absorbidas más de un millón de personas en 2015 y 2016. Ello se explica porque es un país con un fuerte aparato industrial que requiere de una fuerza laboral creciente.

México, en comparación, no tiene la capacidad económica para absorber la mano de obra que resulta de su crecimiento demográfico, menos para captar población extranjera en grandes cantidades.

La ONU denuncia que actualmente se vive la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial: 68 millones de personas son desplazadas a la fuerza en todo el mundo. De ellas 25 millones 400 mil personas son refugiados y más de la mitad menores de 18 años.

Cada minuto 31 personas en el planeta tienen que abandonar sus casas de manera forzada por motivos económicos, políticos o porque su vida corre peligro como producto de las guerras.

La analista internacional Arlene Fernández Uresti señala que a escala mundial hay una tendencia y un cambio importante en asuntos migratorios. “Definitivamente hay factores intrínsecos en este tema, como son las propias guerras. En Oriente Medio la convulsión que vive Siria desde hace casi una década genera un movimiento poblacional muy importante. Estos desplazamientos impactan a Europa y ocasionan una serie de consecuencias para las políticas migratorias de la Unión Europea (UE) y de diversas partes del mundo. En el caso de las condiciones extrínsecas debemos señalar el cambio climático y las condiciones ambientales que poco a poco se van agravando, como los cambios en las temperaturas, el aumento del nivel del mar, las sequías, las inundaciones, la propagación de enfermedades tropicales, la pérdida de biodiversidady todo lo que se ha expuesto sobre las emisiones de carbono. Todo ello afectará en menos de doce años, se calcula, de 1 a 1.5 grados la temperatura de la atmósfera”.

Agrega que “esto genera movimientos que cambian los flujos migratorios como los conocemos tradicionalmente. Los movimientos sur-norte, que son los más tradicionales como los vemos en América Latina y que tenemos en algunas otras regiones de Europa e incluso en algunas partes de Asia, tienen patrones ya antropológicamente muy definidos y de alguna forma nos permiten observar que en los próximos años habrá todavía mucha más intensidad en los flujos migratorios, sobre todo si las condiciones económicas continúan como hasta ahora: con poco desarrollo y factores adversos”.

Factor político

Hoy la migración se constituye en un fenómeno que pone a prueba a las democracias avanzadas. Tanto en Europa como en Estados Unidos se ha transformado en un asunto que genera un fuerte impacto en la opinión pública y, por extensión, se politiza sobre todo en tiempos electorales. Son ejemplos las miles de personas que escapan de la guerra y solicitan refugio en Europa o la actual caravana migrante que se dirige desde Centroamérica hacia Estados Unidos. Se trata de casos que ponen en tela de juicio los valores democráticos y éticos de esos países.

La crisis migratoria es un fenómeno que impacta en las sociedades, plantea desafíos cada vez mayores para los líderes mundiales e influye en la geopolítica con una creciente tensión entre naciones.

Frenar a los migrantes ilegales es la exigencia social prioritaria a ambos lados del Atlántico. De hecho ya la UE reforzó sus fronteras y EU aplica una política de “tolerancia cero” que hasta hace poco separaba familias.

Donald Trump, quien ganó la Presidencia norteamericana tomando como eje de su campaña electoral la política antiinmigrante, repite actualmente la misma fórmula en busca de su reelección.

En Italia el gobierno populista tiene al líder xenófobo de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, como hombre fuerte del gabinete.

En Austria el joven canciller Sebastian Kurz, quien gobierna en alianza con la extrema derecha, asumió la presidencia rotativa de la Unión Europea.

Incluso en Gran Bretaña la inmigración fue escalando posiciones en las preocupaciones de la población hasta convertirse en uno de los temas principales del referéndum sobre la permanencia del país en el bloque, que terminó con el voto favorable al Brexit en junio de 2016.

Para Lelio Mármora, director del Instituto de Políticas de Migraciones y Asilo (IPMA) en Argentina, más que una crisis migratoria el mundo enfrenta una crisis política: “La migración en sí no es que haya aumentado tanto. El problema es la respuesta de los gobiernos: hay un incremento de la xenofobia, del prejuicio racista y un negocio electoral clarísimo”.

Arlene Ramírez dice a su vez que la migración sigue influyendo en la política y por ende se radicaliza. “Si nos basamos en el caso de la migración en EU lo que vemos ahora es más discursivo y radicalizado por el presidente Trump, quien acelera el discurso en torno de la migración con matices políticos electorales. No obstante, en el caso de otros países no necesariamente es el clima político electoral lo que mueve a ser tan radicales o tan cercanos a la ultraderecha. En Brasil, por ejemplo, son las tendencias políticas que se van presentando y escenarios cada más complejos los que provocan el cierre de sus fronteras”.

Otro académico, Pablo Ceriani, de la Universidad Nacional de Lanús, afirma que Europa debe tomar seriamente el problema de la migración o verá hipotecado su futuro. “La manera de abordar el tema migratorio es preocupante. La mirada es sesgada, construida sobre mitos, con información que carece de datos básicos y una tendencia creciente de alineación entre propuestas políticas de extrema derecha, con una narrativa antiinmigración que se difunde además en las redes sociales”, advierte.

Ceriani, quien se desempeñó como vicepresidente del Comité de Derechos de Trabajadores Migrantes de Naciones Unidas, sostuvo que si bien los migrantes representan 3.5% de la población mundial existe un uso político de este fenómeno. “Hay intereses coyunturales y un uso electoral de la migración. Históricamente ha sido una estrategia política para desviar la atención sobre ciertos temas”, asevera.

México

En México el tema migratorio es muy complejo al desarrollarse diversos tipos o flujos: de origen, tránsito, destino y retorno. Según información de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) el corredor migratorio México-Estados Unidos es el más transitado del mundo, al ser EU el principal destino de la migración mundial actualmente.

El paso por territorio nacional de hombres y mujeres procedentes de naciones del resto del continente o de otras partes del mundo ha puesto en el centro de la discusión la creación de mecanismos para la protección de los migrantes, enlazando a México aún más con el fenómeno migratorio.

Para diversos especialistas, dada la relevancia de la migración que se registra hoy, es importante que México esté continuamente atento a los movimientos migratorios que se dan tanto al interior de su territorio como fuera de este, los rasgos cuantitativos y cualitativos de los mismos, sus implicaciones económicas, demográficas, políticas y sociales, así como sus orientaciones para el futuro.

Una de las prioridades del presidente Andrés Manuel López Obrador es respetar los derechos humanos de los migrantes. Inclusive ofrece que pueden emplearse en los grandes proyectos de infraestructura que su gobierno planea en el sudeste. Pero al mismo tiempo mantiene la política de deportación para personas que ingresan al país de manera irregular.

En los últimos meses México se enfrenta al reto de nuevos flujos de migración desde Asia, África y las islas del Caribe, que sumados a la migración centroamericana representan nuevos desafíos para las autoridades, indican especialistas.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Migración (INM) entre 2015 y 2018 aumentó en 237.5% el número de personas provenientes del continente asiático que llegaron al país de manera irregular.

También la cantidad de nacionales de países africanos en esos cuatro años pasó de dos mil 78 a casi tres mil, lo que significa un aumento de más de 42%; en tanto que entre 2015 y 2016 creció el flujo de ciudadanos de países del Caribe, principalmente de Haití, en 117 por ciento.

El pasado 24 de abril, en conferencia conjunta con los titulares del INM y de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Tonatiuh Guillén y Marcelo Ebrard, respectivamente, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, aceptó que en México se da una migración “inusual”.

Explicó que durante los primeros tres meses del año ingresaron a México más de 300 mil personas de forma irregular, en su mayoría de países como Honduras y El Salvador, con un aumento notorio de mujeres y niños, así como de cubanos y ciudadanos de países africanos.

Además de ser un país de tránsito, en especial para las personas de Centroamérica que buscan llegar a EU, México ha cambiado a ser una nación de destino, según el Informe sobre las migraciones en el mundo 2018, elaborado por la OIM.

Las causas de este aumento en la migración, según el reporte, son las mismas: una situación socioeconómica precaria y la violencia comunitaria generalizada en algunos países de América Central.

De acuerdo con el internacionalista Guillermo Alonso Meneses, del Colegio de la Frontera Norte, la política de apertura ha despertado el interés de extranjeros que antes no consideraban a México como opción para residir o transitar hacia Estados Unidos. “El gobierno de México y el INM han difundido el mensaje de que habrá documentos para transitar e incluso trabajar. Esto es lo que en teoría de las migraciones se denomina un ‘efecto llamada’. Si hay oportunidades, hay que tomarlas”, dice.

Brenda Ochoa, directora del Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova en Tapachula, coincide sobre el “efecto llamada”. Este se generó, afirma, “de manera paulatina desde la pasada campaña presidencial y cobró más fuerza a partir del 1 de diciembre de 2018 con la llegada del nuevo gobierno de López Obrador, quien públicamente ha dicho en varias ocasiones que habrá trabajo para los migrantes que lo deseen en la construcción del Tren Maya”.

A su vez Eduardo Rosales, especialista en migraciones de la UNAM, considera que México se ha convertido, “aunque no quiera”, en un tercer país seguro: “Se vuelve una nación atractiva por esta nueva política migratoria y tiene condiciones menos severas para que los migrantes mejoren su calidad de vida”.

Rosales alerta que los flujos migratorios de Asia y África seguirán aumentando porque nuestro país se ha transformado de una nación de tránsito a una de residencia.

Desborde

De hecho, ahora mismo México se encuentra inmerso en el aumento del fenómeno migratorio. Solo en el primer trimestre del año entraron seis caravanas de migrantes al país para llegar a la frontera con EU. La secretaria de Gobernación señala que enfrentamos los efectos de una tormenta perfecta provocada por el incremento de flujos migratorios.

Sánchez Cordero insiste en que “el fenómeno de la migración centroamericana y de otros países no es causado por México, pero estamos decididos a ser parte de su atención”.

El comisionado del INM, Tonatiuh Guillén, coincide en que México presenta una coyuntura con flujos inusuales que provoca una situación “especial en la región fronteriza sur”, la cual se está resolviendo. Detalló que actualmente en Chiapas hay aproximadamente mil personas de nacionalidad cubana, tanto en albergues como en estaciones migratorias. Asimismo se registran poco más de dos mil en Ciudad Juárez, Chihuahua.

“Es un escenario complejo pero no es que no tenga soluciones: las estamos construyendo”, declaró Guillén.

Ante la situación, Olga Sánchez afirmó que el gobierno federal hace todo lo que está en sus manos para atender a los migrantes y brindarles atención humanitaria. “Lo que pedimos es que ellos contribuyan con dos elementales conductas: primero, respetar nuestras leyes y a nuestras autoridades; y, segundo, aceptar su registro como precondición para decidir su calidad migratoria en nuestro país”.

Para la directora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, Carmen Fernández Casanueva, el Estado mexicano debe tratar el problema migratorio en la frontera sur como crisis humanitaria, porque al negarla se crean embudos en las ciudades ubicadas en la zona limítrofe con Guatemala.

Fernández destaca que el fenómeno no es nuevo ya que se viene gestando desde hace mucho tiempo, aunque no era tan notorio porque era migración clandestina y ahora, al cambiar la estrategia y volverse visible, de repente se convierte en un problema.

Ello sumado a la falta de presupuesto y de personal en dependencias clave del gobierno provoca el colapso del sistema de regularización migratoria y de asilo, así como el de detención. Por eso en las últimas semanas los nuevos escenarios de la migración en el país son albergues desbordados en las fronteras norte y sur, operativos de detención de migrantes y carreteras con personas que caminan en caravanas.

Por otra parte las deportaciones de migrantes se han disparado en los primeros cinco meses de gobierno. El número de expulsados casi se triplicó: de cinco mil 717 de diciembre de 2018, pasó a 14 mil 970 en abril, según datos preliminares del INM, hasta sumar un total de 45 mil 370 personas, la mayoría de origen centroamericano.

Los casi 15 mil deportados de abril representan la cifra mensual más alta de los últimos tres años. Las expulsiones son precedidas por una intensificación de las detenciones de migrantes que no han tramitado su estancia legal en el país.

Pero el incremento de las detenciones desborda la capacidad de acogida de los centros de internamiento y ante la falta de condiciones, así como frente a la perspectiva de la deportación, cientos de migrantes escapan de esos centros.

Enfrentamiento

Pese a las cifras el gobierno mexicano insiste en que no ha habido cambio de política respecto del inicio del sexenio y mantiene un discurso de mano tendida a los recién llegados. Según el INM el incremento de las expulsiones se debe simplemente al incremento del flujo migratorio.

Sin embargo los expertos apuntan a la creciente presión de la administración del presidente Donald Trump como un factor importante en este cambio de rumbo. “El gobierno abrió las puertas y se le olvidó que tenía a EU de vecino”, apunta Jorge Andrade, investigador del Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde). No obstante en público México rechaza toda influencia estadunidense en su política.

La verdad es que el mandatario estadunidense amenazó en primera instancia con cerrar la frontera sur de EU si los funcionarios mexicanos no refuerzan sus acciones migratorias. Asimismo critica la postura de México respecto del trato que se debe dar a los migrantes centroamericanos. “Estoy muy decepcionado de que México no esté haciendo prácticamente nada para evitar que los inmigrantes ilegales lleguen a nuestra frontera sur, donde todos saben que, debido a los demócratas, nuestras leyes de inmigración están totalmente defectuosas y rotas”, afirma Trump.

Al parecer a causa de la presión del gobierno de Washington las autoridades mexicanas reforzaron las tareas de vigilancia. La especialista Arlene Ramírez está entre quienes consideran que en los últimos meses el tema central de la controversia de Trump con México es la migración. A seis meses de gobierno, dice, la política migratoria no presenta una clara definición. “La agenda migratoria la ha dictado EU y hemos estado respondiendo a la política y a los tuitazos de Trump. Nos hemos estado moviendo y ajustando de acuerdo al ritmo político del gobierno de Washington”.

No obstante el pasado 20 de mayo, durante la conferencia de prensa matutina de López Obrador, la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, presentó el Plan de desarrollo para México y Centroamérica con el que se busca impulsar a la región en materia económica, social y migratoria.

Por su parte López Obrador convocó al gobierno de Estados Unidos para participar en la firma del plan. “Se requiere de diplomacia, de convencer, de persuadir, sobre todo al gobierno de EU, para que podamos llegar a un acuerdo y hacer realidad este enfoque que nos conviene a todos”.

AMLO reiteró que México rechaza medidas de fuerza como el Plan Mérida y acepta en cambio cooperación para desarrollo, paz, justicia y bienestar.

Con miras a que el plan prospere el secretario de Relaciones Exteriores realizó el pasado 23 de mayo una gira de trabajo para reunirse con el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo, tratar el tema migratorio y presentarle el programa. Sin embargo Pompeo no pudo acudir al encuentro por atender un llamado presidencial.

Por eso Ebrard presentó primero el proyecto aJohn Sullivan, subsecretario de Estado, y un día después —en reunión en la Casa Blanca— al consejero presidencial Jared Kushner y al secretario en funciones del Departamento de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan.

El plan comprende proyectos fundamentales para impulsar a la región y prevenir las causas que generan desempleo y violencia, que posteriormente derivan en migración.

Bárcena sostuvo que se trata de un plan que cambia de paradigma, al establecer como base la seguridad humana en cuatro ejes: desarrollo económico, bienestar social, sostenibilidad ambiental y gestión integral del ciclo migratorio.

Se trata de un primer paso importante para aliviar los problemas que causa la migración desde los países centroamericanos, que para el caso de México y EU son el principal reto a resolver.

Datos migración mundial

En 2017 había 257.7 millones de migrantes, equivalentes a 3.4% de la población mundial.

El corredor México-EU es el principal en el mundo, con más de doce millones de migrantes, seguido por el de India-Emiratos Árabes Unidos con 3.3 millones.

De 2010 a 2016 el total de refugiados internacionales pasó de once a 17 millones.

25% del total de migrantes a escala mundial proviene de India, México, Rusia, China, Bangladesh y Siria.

Hay 3.3 millones de estudiantes internacionales en los países de la OCDE, la mitad se concentra en tres naciones: EU, Reino Unido y Australia.

La tasa de reconocimiento de refugio de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) es de 53.8% (2013-2016), es decir, cinco de cada diez solicitudes concluidas son reconocidas con dicho estatus.

Fuente: ONU

EU contra la migración

Estados Unidos detuvo a 98 mil 977 migrantes a lo largo de la frontera con México durante el mes de abril.

El número de detenciones, 7% más que en marzo, es la cifra mensual más alta desde 2007.

Más de 68% de los detenidos son menores de edad o personas que viajan con sus familias.

Pese al discurso antimigratorio del presidente Donald Trump la inmigración ilegal se duplicó en 2018, impulsada por la crisis de violencia que vive Centroamérica.

En su combate contra la inmigración la Casa Blanca obliga a los solicitantes de asilo a esperar en México a que se tramite su petición, una medida inédita.

A fines de marzo Trump amenazó con cerrar su frontera sur si México no paraba la ola migratoria, aunque se retractó después.