MUJERES PINTORAS EN EL MUSEO DE DALLAS

Junto con Monet, Pissarro, Cézanne, Sisley y Renoir sentó las bases del movimiento impresionista.

Masha Zepeda
Columnas
Foto: Especial
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Actualmente se presenta en el Museo de Arte de Dallas la muestra colectiva Women artists in Europe from the monarchy to modernism (Mujeres artistas en Europa desde la monarquía al modernismo), que reúne a pintoras del siglo XVIII y hasta los primeras décadas del XX: Elisabeth Vigée-Lebrun, Rosa Bonheur y Kate Kollwitz, por mencionar algunas, figuran en esta atinada revisión.

Mientras, de manera individual se exhibe Berthe Morisot, woman impressionist, dedicada a una de las fundadoras del impresionismo, movimiento que revolucionó la historia del arte.

Así el museo subraya su interés por difundir el trabajo de pintoras que —como sucede en la mayoría de los campos— no tienen el mismo reconocimiento que el de sus colegas varones: Monet, Renoir, Manet, Degas pintaron en el mismo contexto y gozan de fama universal pero las pioneras son rezagadas a un muy discreto segundo plano, aunque la excelencia de su trabajo amerite su divulgación y que se les otorgue su verdadero lugar e importancia.

Berthe Morisot (Bourges, 1841-París, 1895) y su hermana Edma fueron motivadas por sus padres —quienes gozaban de una buena posición económica— para acercarse a las artes. Eran ellos mismos unos enamorados de la música, la literatura y la pintura. Como consecuencia, sus cuatro hijos tuvieron oportunidad de recibir clases particulares y en el caso de las dos hermanas fueron de pintura.

Mostraron un talento natural, sobre todo para la obra de caballete, y las dos se formaron de manera profesional. Se dice que uno de los maestros le dijo a la madre “que sus hijas sean artistas será revolucionario, incluso catastrófico en un entorno burgués y elitista como el suyo”; pero a las jóvenes nos les afectó esta aseveración: siguieron adelante y expusieron en diversos espacios e incluso participaron en el Salón de París.

Registros

Edma decidió casarse y dedicarse a su familia, pero Berthe continuó y se comprometió con su obra. Conoció al gran pintor Édouard Manet y se convirtieron en grandes amigos. Incluso él la retrató en muchas ocasiones. Mientras tanto ella se involucró cada vez más con la escena parisina: participaba de las tertulias y debates en el Café Guerbois, donde no solían admitir mujeres pero ella lo logró y sus puertas le fueron abiertas.

Su salud se vio deteriorada y debió por instrucciones médicas vivir en el campo, pero volvió a la capital francesa en 1873 y, junto con Claude Monet, Camille Pissarro, Paul Cézanne, Alfred Sisley y Pierre-Auguste Renoir sentó las bases del movimiento impresionista. Sin embargo, por alguna razón su nombre se olvidó y su trabajo no se difundió, al igual que los de Eva Gonzalès, Marie Bracquemond y en menor medida Mary Cassatt.

El Museo de Dallas, fundado a principios del siglo XX, une fuerzas con el Museo Nacional de Bellas Artes de Québec, la Barnes Foundation y el Musée d’Orsay para llevar a cabo esta justa muestra que reúne 60 piezas de su autoría. En muchas reflejó su vida cotidiana, con lo que registró su personalidad y su mirada hacia su tiempo haciendo una profunda reflexión de la moda, la rutina familiar, el estilo burgués de su época, lo femenino y los trabajos domésticos realizados por las mujeres, mostrando así sus cuestionamientos a lo establecido y su intimidad.

Esta muestra es un claro ejemplo de justicia histórica.