REBELIÓN DE POLICÍAS

El presidente prometió acabar con la delincuencia y tendrá que dar resultados pronto.

Sergio Sarmiento
Columnas
Foto: Especial
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Nos hemos acostumbrado a que la Policía Federal no retire ningún bloqueo de vías de comunicación. Por eso sorprendió que este pasado 3 de julio los policías retiraran bloqueos de la autopista México-Pachuca, Periférico Sur y la avenida Constituyentes de la Ciudad de México. La razón, sin embargo, es que los propios policías federales tomaron las vías de comunicación y las liberaron cuando quisieron.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer un video el propio 3 de julio ante las protestas. “No hay ningún motivo, ninguna razón —dijo—. No es una causa justa. No se está despidiendo a ningún policía federal”.

El mandatario explicó su visión del movimiento: “Lo que está sucediendo es que pasan voluntariamente algunos elementos de la Policía Federal, alrededor de diez mil que han pasado la prueba, porque no se acepta a cualquiera en la Guardia Nacional… Entonces, buenos elementos pasan a la Guardia Nacional. Otros no, solo porque no pasan la prueba. En la manifestación están diciendo que no quieren que los examinen los oficiales del Ejército, pero no solamente pasan la prueba porque no están en buenas condiciones ni tienen conductas aceptables sino también porque tienen problemas de salud. Entonces, no van a poder estar en la Guardia Nacional. Pero van a seguir trabajando en la Policía Federal”.

López Obrador se preguntó en el video: Si “no se va a despedir a nadie, ¿por qué las manifestaciones? Está raro”. Después añadió: “Hay mano negra en este asunto”. Si los policías “se manifiestan tenemos los ciudadanos que resistir, aguantar. Pero es en bien de todos. Esto se tiene que arreglar… Manteniendo el orden sin autoritarismo… Se pueden manifestar el tiempo que sea. No van a ser reprimidos… Y se va a resolver este asunto porque no se está cometiendo ninguna injusticia”.

Costos

La rebelión no pone en riesgo al gobierno simplemente porque son pocos los elementos que participan en las protestas. Si 30 mil policías federales hubieran salido a las calles las autoridades habrían tenido dificultades serias. Los policías saben que se necesitan solo unos cuantos manifestantes para cerrar vías de comunicación pero muchos más para causarle problemas al gobierno.

Quienes han pagado los costos son los cientos de miles de personas que no pudieron llegar a tiempo a sus trabajos pero el presidente no cambiará el rumbo. La Guardia Nacional es la columna vertebral de su esfuerzo para detener la inseguridad y la violencia, que es una de sus principales promesas de campaña. Unas protestas como estas no lo van a forzar a modificar la estrategia.

El mismo mandatario, quien en su informe y festejo del 1 de julio en el Zócalo capitalino se mostró extraordinariamente optimista, reconoció en su discurso que las cosas no van bien en materia de seguridad. El número de homicidios dolosos, que alcanzó niveles de crisis en el sexenio de Enrique Peña Nieto, sigue en aumento. Los robos, extorsiones y secuestros se han convertido en una plaga para buena parte de la sociedad.

El fenómeno no es nuevo. La inseguridad no es culpa del actual gobierno. Pero el presidente prometió acabar con la delincuencia y tendrá que dar resultados pronto. La Guardia Nacional es su apuesta más importante. No sabemos si tendrá éxito pero no la cancelará por las protestas de un grupo de policías temerosos de perder sus puestos de trabajo o sus prestaciones.