ANIVERSARIO 50 DEL TKD EN MÉXICO

Participaron niños, niñas, mujeres, jóvenes y hombres de prácticamente todas la edades.

Georgianna Meza
Todo menos politica
Foto: Especial
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Por Sergio Pérezgrovas

Cuando uno habla de inclusión, no discriminación, equidad de género, trabajo en equipo, sentido de pertenencia o igualdad parecería discurso político priista setentero y muy desgastado en estos momentos, pero nada más certero y verdadero que lo que ocurrió el sábado 20 de julio en las instalaciones de la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca, que fue construida para los Juegos Olímpicos en 1968, año en que fue escenario de las competencias de esgrima, donde nuestra más famosa representante es María Pilar Roldán Tapia, ganadora de una medalla de plata en la modalidad de florete.

Compitió en tres olimpiadas. Nació el 18 de noviembre de 1939. A punto está de cumplir 80 años, datos que sirven para ganar la trivia del famoso juego Maratón.

Sus dos papás fueron amantes del deporte: Ángel Roldán fue seleccionado mexicano de la Copa Davis en tenis y su mamá, María Tapia, fue triple medallista centroamericana en el llamado deporte blanco.

Todo esto para que vean que soy amante del dato inútil. Pero me estoy desviando (ya me parezco a mi gran amigo Tristán Canales).

En el marco de las festividades del 50 aniversario de la llegada del taekwondo a México la Asociación Mexicana de Taekwondo —que preside el gran maestro (kuanjanim) Isaías Dueñas Riestra y bajo la dirección del maestro Efrén Zúñiga— llevó a cabo en este recinto un festival para celebrar esas cinco décadas.

Fue una muestra del gran apoyo de maestros, directivos y autoridades del deporte para este magno evento. Contamos (y digo contamos por presumido) con la participación de la Orquesta y Coros Esperanza Azteca Gustavo A. Madero, bajo la batuta del capitán Francisco Hernández Ceballos —con una participación fundamental ya que tocaron el Himno Nacional magistralmente y luego ayudaron con el Ballet Marcial. También estuvo el Ballet Folclórico de Toluca.

Taekwondoínes

Rompimientos espectaculares y casi todas las escuelas trabajaron para presentar al auditorio ballets marciales que no son otra cosa que movimientos y patadas al ritmo de piezas musicales. En ello participaron niños, niñas, mujeres, jóvenes y hombres de prácticamente todas la edades: aproximadamente 250 taekwondoínes.

La parte más emotiva del encuentro fue sin duda la participación de aspirantes a cinta negra de La casa del Experto. Jóvenes ancianos entre los 80 y el más veterano: 98 años. Y digo jóvenes por la actitud que mostraron: Carlos Francisco, Blanca Libertad, Jorge, Héctor Ramiro, Adela, Josefina, María Guadalupe, Juana, Ramón, Enrique, Gabriel, Doris, María Juana y Julieta fueron rompiendo cada uno de diferente manera sus tablas, que previamente un grupo de alumnos puso frente a ellos, todos ellos uniformados con el dobok oficial (el uniforme que se usa).

Cada vez que alguno de ellos rompía la tabla el auditorio gritaba ovacionándolo. La cara de sorpresa y emoción de cada uno de los participantes me llenó de orgullo. Muy bien su participación, entre constantes aplausos y reconocimiento por el esfuerzo.

Estoy cierto de que lo que les queda de vida será sin duda un antes y un después de su participación.

Cabe mencionar que hubo alrededor de dos mil 500 competidores en la modalidad de formas tradicionales y combate; y también con la participación de niñas y niños especiales.

Me tocó presenciar cómo una joven de unos 13 años en silla de ruedas paró todas las patadas que su contrincante lanzaba y atacó moviendo la silla para adelante y los lados. Basta decir que al final de la contienda ganó por tres puntos: fue muy emocionante verla ganar.

Felicidades a la Asociación Mexicana de Taekwondo y, en especial, como lo mencioné al principio del texto, al sabonim Efrén Zúñiga (quien es el maestro de los jóvenes ancianos) y al gran maestro Isaías Dueñas por la organización y la gran convocatoria que tienen. Efectivamente “con voluntad todo se puede”.