Qué días tan buenos nos ha regalado la delegación mexicana en los Juegos Panamericanos de Lima, Perú. Sinceramente es para ponerse de pie frente a esos deportistas que han conquistado medallas, independientemente del color, porque detrás de esas preseas hay un esfuerzo descomunal que derriba toneladas de adversidades.
Mi enorme admiración para todos aquellos que, con todo y disminución de becas, falta de fogueo internacional o apoyo de sus federativos, subieron al podio demostrando que con una buena dosis de disciplina pueden contra viento y marea.
Y después de tan gran inicio y estabilidad de la delegación mexicana en Perú le aseguro que más de un alcahuete del deporte mexicano se anda colgando medallas que no le corresponden, pero ya sabe: eso es normal, por no decir “común y corriente”.
En fin pido una ovación para nuestros deportistas que se la rifan en Panamericanos. Pero no perdamos de vista que estos juegos nada tienen que ver con lo que serán los juegos de Tokio 2020, donde —ahí sí— los nuestros se tendrán que medir con lo mejor de lo mejor en cada disciplina: competirán con estrellas mundiales dispuestas a romper récords impensados.
¿Qué quiero decir con esto? Bueno, que es el momento justo y preciso para que las autoridades aprovechen el buen momento por el que atraviesan nuestros atletas, destinándoles recursos de manera pensante, estratégica, para que así acudan a los campeonatos mundiales sin excepción, porque en el próximo verano, insisto, no serán Panamericanos, serán Juegos Olímpicos y lo que resta de 2019 resulta ser tiempo perfecto para cobijar a todos aquellos que han ganado plazas olímpicas.
De mí se acuerda: si no hacen valer con apoyo lo que hoy expresan los deportistas mexicanos vamos a fracasar en los siguientes Juegos Olímpicos.
Por supuesto que también es importante recordar que son solo mil 718 millones de pesos los que se destinaron al deporte mexicano este año pero con eso creo que pueden hacerse muchas cosas y solamente es cuestión de que lo distribuyan o repartan de manera inteligente, pero sobre todo que se lo dejen de robar, porque muchos presidentes de federación y protagonistas de la Conade afirman que no tienen presupuesto para casi nada, por lo que yo me pregunto: ¿entonces dónde diablos están esos mil 718 millones de pesos destinados al deporte? ¡Son más de mil setecientos millones! No digan que no hay.
En fin. Hoy, señoras y señores, disfrutamos el enorme papel de los mexicanos en Lima pero mañana tendrá que ser, sí o sí, el momento ideal en que los altos mandos no deben escatimar en absolutamente nada hacia ellos: los que se parten el alma tirando patadas, nadando, remando, enseñando los puños, corriendo, etcétera.
Y para cerrar…
En la actualidad los que mandan en el deporte mexicano, por ahora, prefieren no invertir en los deportistas más jóvenes, que rondan los doce y 14 años, y sí, de manera irrisoria como les decía, en aquellos consolidados o en vías de…
Justo por esa dinámica de trabajo la semana anterior arqueros mexicanos denunciaron la falta de apoyo para acudir al mundial juvenil de la especialidad, que se realizará en Madrid en agosto, y quizás eso no perjudicará de manera inmediata, es decir, para Tokio 2020 pero sí para los Juegos Olímpicos de 2024 o de 2028, porque justamente esos arqueros juveniles que no fueron respaldados buscarán estar ahí y muy probablemente sin el roce internacional que se requiere. ¡Después no se quejen!