El Paso, Texas, 9 de agosto. La confesión oficial de Patrick Crusius, quien el pasado sábado llevó a cabo una balacera en una tienda Walmart de El Paso, Texas, dio a conocer que el blanco de sus ataques eran las personas de origen mexicano.
En la masacre fallecieron 22 personas, incluyendo ocho ciudadanos mexicanos. Otras 26 resultaron heridas.
Crusius también confesó el mismo día del ataque que había manejado unas diez horas partiendo desde Allen, un suburbio de Dallas, hasta El Paso Texas para perpetrar la masacre.
En ese fatídico 3 de agosto, el anglosajón de 21 años confesó ser el autor de la tragedia mientras las autoridades lo arrestaban.
“Soy quien disparó”, dijo sin oponer resistencia al arresto y al tiempo que rechazó su derecho a acogerse a la ley universal “Miranda” que le permite no responder a interrogatorios judiciales hasta hablar con su abogado.
Autoridades creen que Crusius es el autor de un manifiesto publicado en internet horas antes del ataque donde comenta su odio racial contra los hispanos y su enojo por la masiva llegada de inmigrantes indocumentados a Estados Unidos.
El estadounidense esta siendo el acusado de homicidio capital y no tiene derecho a fianza.
Asimismo permanece en una presión federal de El Paso Texas en una celda aislado del resto de los reos.
Los fiscales también están considerando fincarle cargos por crimen de odio racial.
Por su parte el Gobierno de México manifestó su preocupación y su malestar por este ataque directo contra mexicanos y méxicoamericanos calificando la masacre como un ataque terrorista.
Mediante una nota diplomática dirigida a la Embajada de Estados Unidos en México, la Secretaria de Relaciones Exteriores reiteró su condena y rechazo por los actos perpetrados en contra de ciudadanos mexicanos en este ataque.