DINAMITAR EL BREXIT

El conservador corre el riesgo de convertirse en el primer ministro más breve de la historia.

Lucy Bravo
Columnas
Foto: Especial
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Luego de apenas 45 días en el cargo el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, logró lo que nadie creía posible: complicar aún más el Brexit.

Solo en la última semana Johnson ha sufrido dos grandes contratiempos en su estrategia para separar a su país de la Unión Europea.

En un inesperado giro los integrantes del Parlamento respaldaron un proyecto de ley destinado a bloquear la posibilidad de un Brexit sin acuerdo. Esto provocó no solo la ira del llamado “Trump inglés” sino todo el peso de una purga política.

Tras un estrepitoso rechazo al llamado del premier inglés a una elección general anticipada el 15 de octubre la Cámara de los Comunes fue sorprendida por la formación de una llamada coalición rebelde de conservadores y demócratas liberales. Todo como parte de una nueva estrategia política para bloquear un Brexit sin acuerdo antes de que el Parlamento sea suspendido esta semana.

Esta última etapa en la batalla del Brexit ha expuesto las profundas divisiones dentro del Partido Conservador. La tensión llega a tal punto que 21 integrantes del Parlamento fueron suspendidos del Partido Conservador, incluido el ex canciller Philip Hammond y grandes figuras como sir Nicholas Soames, el nieto de Winston Churchill, y el diputado más antiguo el ex canciller Ken Clarke.

Las maniobras frenéticas del Parlamento británico que tanto criticó y se mofó de la antigua primer ministra, Theresa May, demuestran cómo el Brexit sigue impulsando al país hacia territorio político desconocido. El futuro de una de las democracias más antiguas del mundo ahora pende de un hilo, mientras Gran Bretaña se convierte involuntariamente en un experimento del populismo.

Laberinto

Sin embargo tres años después del referéndum la perspectiva de lo que podría suceder si Reino Unido deja Europa sin un acuerdo está más vigente que nunca: escasez de alimentos y medicinas; puestos fronterizos instalados a cada lado del Canal de la Mancha colapsados; caos en aeropuertos y estaciones de tren, y una posible ola de violencia en Irlanda después de que se instaure una frontera que divida a la isla una vez más.

El destino parece alcanzar a Johnson, quien en su infinita arrogancia tras orquestar la victoria de la campaña para la salida del Reino Unido de Europa está atrapado en su propio laberinto. El mandatario ha salido muy debilitado de las últimas jornadas legislativas, en las que entró con una mayoría de un escaño y salió con una minoría.

Con muy poco tiempo en el puesto Johnson está batiendo toda clase de récords. El conservador corre el riesgo de convertirse en el primer ministro más breve de la historia, marca que actualmente le pertenece a George Canning con solo 119 días en el poder durante 1827. Pero de concretarse el Brexit tal como lo imagina el inquilino de Downing Street ese sería el menor de los problemas políticos para Reino Unido hoy.