NUEVO MODELO DE DESARROLLO… O MÁS NEOLIBERALISMO

Todo país que ha dado el gran salto productivo ha debido rehacer primero su modelo de desarrollo.

Carlos Ramírez
Columnas
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Todas las críticas lopezobradoristas contra el neoliberalismo son certeras; sin embargo todo se ha centrado en el cuestionamiento. El contenido de los Pre Criterios Generales de Política Económica 2020 se resume en la continuidad de la estrategia estabilizadora y por ello las metas de 4% promedio anual del PIB y de reversión de la concentración de la riqueza no se alcanzarán.

Lo que preocupa a los economistas que apoyan al gobierno de López Obrador es que el planteamiento de desarrollo ha comenzado al revés: primero colocan la estabilidad macro tipo FMI y después, si se puede, medio perfilan posibilidades de aumento productivo. Por lo tanto se reducen las posibilidades de reforma del modelo productivo/distributivo.

Si 2019 se perdió por las circunstancias políticas del cambio de gobierno y sobre todo de relevo de la élite dirigente, en círculos económicos se continúa viendo con preocupación que el gabinete en materia de desarrollo económico y social sigue dominado por economistas técnicos: Hacienda, Economía y hasta las relaciones de México con América del Norte dependen del tratado salinista.

El actual modelo de desarrollo solo permite un PIB de hasta 2.5% sin sobrecalentar la economía con presiones inflacionarias y devaluatorias. El largo ciclo neoliberal 1973-2018 —incluyendo la mitad del sexenio de Echeverría y todo el de López Portillo, ambos sometidos en ese periodo a las condicionalidades del FMI y el Banco Mundial— fue destruyendo poco a poco las estructuras productivas del campo y la industria.

Pero al mismo tiempo, y aun en el periodo propiamente neoliberal 1983-2018, se fue consolidando un Estado autoritario de supervisión que ha impedido la instalación de nuevas plantas productivas. En este sentido el sector empresarial pasó a someterse a las reglas de un Estado dominante vía la supervisión, en lugar de que el repliegue del Estado-agente productivo hubiera podido potenciar una nueva planta industrial moderna. El TLCAN de Salinas de Gortari prefirió la maquilización de la planta industrial, que la reconversión de plantas y equipos. Por ello ha bajado la participación nacional en la producción teceliana para la exportación.

Pesimismo

La estrategia de desarrollo 2019-2020 no rompe con las limitaciones de la estructura productiva, no promoverá una gran reconversión industrial y agropecuaria y la capacidad de producción será la misma del pasado neoliberal. Todavía no se conoce el Plan Nacional de Desarrollo Industrial pero se puede prever que no variará de los anteriores. En consecuencia no habrá ningún factor de apoyo a la necesidad de conseguir un PIB promedio anual de 4 por ciento.

Todo país que ha dado el gran salto productivo ha debido rehacer primero su modelo de desarrollo. Es decir, su capacidad de producción de bienes y servicios. Nada hay en las secretarías de Economía, Hacienda y Desarrollo Agropecuario que hable de un plan de reconstrucción general del modelo de desarrollo. El problema se agravará porque el Estado del nuevo gobierno quiere no solo regular el control sobre planes de inversión pública sino excluir al sector privado de algunos de ellos muy importantes. Y ya está probado que el Estado no puede ser el modelo de desarrollo pero sí tiene capacidad para inducir ese nuevo modelo de producción en el sector privado.

De ahí el pesimismo: con la política económica 2019-2020 no habrá PIB arriba de 2.5%, por más condenas que haya contra el diabólico neoliberalismo.