¡ATÁSQUENSE QUE HAY LODO!

Vivimos en un mundo de espirales, pantanos y remolinos.

Juan Pablo Delgado
Columnas
Foto: Especial
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En uno de los diálogos más fascinantes de la serie True detective el personaje de Rustin Cohle (que interpreta el irrepetible Matthew McConaughey) nos ilumina con una de sus reflexiones: “El tiempo es un círculo plano. Todo lo que hemos hecho o haremos lo haremos una y otra y otra vez... para siempre”.

Resulta que esta idea la popularizó Nietzsche cuando habló de su doctrina del eterno retorno en The Gay Science y Así habló Zarathustra. No se apuren… no vamos a entrar en la maleza filosófica del bigotón alemán pero sí quiero usar sus ideas para realizar un análisis de nuestra realidad contemporánea.

La versión resumida es esta: ¡estamos atascados, raza! A donde sea que volteen el mundo parece estar empantanado e inmovilizado. Nada avanza. Todo permanece estático o se mueve de lugar solo para regresar a su posición original. Si Nietzsche hablaba de una repetición eterna de la historia humana, yo propongo una adenda: la “Doctrina de la eterna espiral”. Les doy varios ejemplos.

Primero, el interminable e insoportable Brexit. Los méndigos británicos llevan tres años girando sobre su propio eje y cuando por fin parecía que el primer ministro Boris Johnson daría un golpe de timón para salir de este impasse, ¡pues nada! El Parlamento tomó control de la agenda política y Boris tendrá que pedir oootra extensión a Bruselas. De vuelta al punto inicial. Patear la lata y seguir con la danza gatopardista donde todo cambia para que todo siga igual. ¡Ya estoy harto!

Más cercano a nuestro México el sicópata de Donald Trump habla nuevamente de su muro fronterizo. ¡Como en los buenos tiempos de 2016! Ahora el güero le quitó cash al Pentágono para construir su barda y si todo sale bien tendrá 800 kilómetros de muro para finales de 2020. ¡Sí, cómo no! ¡El cuento de nunca acabar!

Por si fuera poco Trump también decidió cancelar las negociaciones de paz con el Talibán, lo que pudo haber finalizado una guerra que por 18 años ha destrozado a Afganistán. Giran las espirales…

Señales

Al sur de México vemos toda clase de remolinos latinoamericanos. En Colombia las FARC dicen que volverán a las armas; en Venezuela, la catástrofe política y humanitaria sigue sin señal de mejoría, y en Argentina… pues como siempre están las cosas allá: salir de una crisis para inmediatamente entrar en la siguiente.

Pero en todo este congal hay una espiral que sobresale por encima del resto: el remolino económico. Si no recuerdan la última década ha estado marcada por la catástrofe económica de 2008. No es por hacerme la víctima pero bien dice la periodista Annie Lowrey en The Atlantic que “para los adultos que tienen entre 22 y 38 años la última recesión en realidad nunca terminó” y a los millennials —como yo— nos “tocó enfrentar el peor mercado laboral en los últimos 80 años”.

Y adivinen con qué novedad nos salen ahora los economistas: ¡que ya viene la siguiente recesión global! Las señales están en todos lados: crecimiento negativo en Alemania; el peor desempeño de China en 27 años; la aparición de la ominosa curva de rendimiento invertida en EU; crecimiento paupérrimo en México, y la interminable guerra comercial entre los gringos y el mundo. ¡No hay tregua!

Es un hecho: vivimos en un mundo de espirales, pantanos y remolinos. No tengo espacio para enumerar todos los casos pero imagino que ya agarraron la onda.

Y entonces, ¿qué consuelo nos queda a nosotros los pobres millennials? Si de algo les sirve saber es que a las nuevas generaciones probablemente les irá peor.

¡Lástima, chavos!