La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) inició el pasado martes su 74 periodo de sesiones ordinarias en medio de una escalada de tensiones sin precedente entre Estados Unidos e Irán: a una semana del debate donde cada año los jefes de Estado de los países integrantes se reúnen para dirigirse al mundo el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, acusó a los iraníes de cometer un “acto de guerra” tras el ataque contra refinerías de la empresa petrolera estatal saudí Aramco.
Sepultada así cualquier posibilidad de que el presidente Donald Trump se reúna con su homólogo iraní, Hasán Rohani, en el marco de la Asamblea General, el riesgo de otro enredo militar estadunidense en Oriente Medio es cada vez mayor. Sin embargo el estallido de un nuevo conflicto militar en la región podría ser el menor de los problemas que enfrenten los líderes mundiales reunidos en Nueva York esta semana: el verdadero desafío será la lucha contra el cambio climático.
Pese a que es el tema principal de la asamblea de este año muchos afirman que solo será otro encuentro de discursos estériles. Pero el tiempo de negociar sobre la lucha contra el cambio climático ya expiró. La evidencia científica es abrumadora. Y aun así las acciones de nuestros gobiernos están muy por debajo de la transformación sin precedente que se requiere para lograr limitar los impactos de esta crisis.
Apenas el miércoles pasado la ONU advirtió que los Gases de Efecto Invernadero lejos de disminuir aumentarán más de 10% para 2030 si los países no cambian radicalmente sus planes de recorte de emisiones. De hecho el secretario general de laorganización, António Guterres, convocó a una cumbre climática previa al debate general para empujar a los países a comprometerse a aumentar sus metas de reducción de contaminantes.
Pero todo parece indicar que, una vez más, caerá en oídos sordos.
Amenaza
Según datos de la ONU, al darse a conocer el último informe, solo 112 países de los 196 firmantes del Acuerdo de París han anunciado que revisarán sus contribuciones. Mientras tanto 71 países que representan 21% de las emisiones mundiales (incluidas la mayoría de las naciones desarrolladas) no han aclarado aún su postura y 14 Estados (responsables de 26% de las emisiones mundiales) han anunciado que no revisarán sus compromisos.
La nueva meta es alcanzar 45% de recorte de emisiones para 2030 y lograr la neutralidad de carbono en 2050 en los países integrantes. Esto equivale a que la cantidad de CO2 expulsada a la atmósfera sea igual a la capturada, por ejemplo, a través de los bosques. Pero según las tendencias actuales la Tierra se dirige hacia un aumento de temperatura de 3 a 5 grados Celsius, suficiente —advierten los científicos— para destruir la civilización tal como la conocemos.
El cambio climático amenaza con deshacer el progreso alcanzado en los últimos 50 años en el desarrollo de la humanidad, la salud mundial y la reducción de la pobreza. Aunque los ojos del mundo ahora están puestos sobre Irán esta Asamblea General podría ser recordada como el encuentro que salvó al mundo… o no.