HABLANDO DEL GRITO DE P…

Hoy un buen comportamiento en este país es altamente valorable.

Cristopher Rivera
Columnas
Foto: Especial
Cuartoscuro

Sigo pensando que la palabra “homofóbica” que se escucha en los estadios gracias a algunos aficionados no es nada agradable. Lo más triste de todo es que esos que la gritan siguen creyendo que es chistoso o que tienen el derecho de expresarla porque pagaron un boleto que les costó arriba de 100 pesos. Creo que se equivocan, porque no se trata de derechos comprados: se trata de educación.

No sé si la grosería es homofóbica pero ya es lo de menos. Tristemente aficionados se mantienen necios en tratar de explicar que tal grito al aire definitivamente no tiene un contexto discriminatorio. Y quizá tengan razón pero, insisto, ya no es el tema: de nada sirve a estas alturas del partido convencer a las máximas autoridades del futbol que la grosería es una naturalidad vacía del léxico mexicano. Es momento de entender que la palabra es intolerable y no debe hacerse presente en ninguna plaza del futbol mexicano.

Es importante comprender que estamos en medio de un ambiente social muy complejo, donde cada día existe evidencia de rebelión, necedad y, a la par, de sensibilidad y conciencia. Esos factores, por ejemplo, se conjugan en un espectáculo de carácter masivo, como los deportivos, donde hay miles de personas con diferentes formas de pensar y de ser, de tal manera que la educación que guardamos a veces va más allá de lo que creemos.

No se trata de doblar las manos y obedecer: se trata de adaptarnos a las reglas, que no siempre son las mismas, que a veces cambian, que a veces son más estrictas, como ahora se pretende en los estadios.

Mire, yo recuerdo que cuando empezaba mi carrera en los medios de comunicación las redacciones estaban llenas de humo de cigarro, había fumadores por todos lados; a mí, sinceramente, no me molestaba demasiado pero otros no lo soportaban y había que respetarlos. Fue así que las reglas en ese sentido sufrieron una transición. Entró una nueva ley que propició que las personas que gustan del tabaco no fumen en lugares cerrados, solo en espacios abiertos.

Al final, no se les impidió fumar.

Lo que le quiero decir con esto es que, insisto, los criterios son moldeables, que siempre existirán puntos de vista distintos y que no se preocupe si a usted le encanta gritar “pu…”: estoy seguro de que encontrará el lugar indicado, siempre lo hay, pero los estadios ya no son el sitio adecuado. Si así lo entiende cumplirá con un buen comportamiento. Y hoy un buen comportamiento en este país es altamente valorable.

FMF y Conapred

Aplaudo el hecho de que la Federación Mexicana de Futbol (FMF) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) hayan firmado un acuerdo para erradicar la grosería en los estadios. Lo que no aplaudo es que reaccionan cuando el agua les llega al cuello. Me parece muy curioso que luego de que el técnico del América, Miguel Herrera, insultó a un cuerpo arbitral usando la misma palabra que ahora se intenta prohibir en los estadios reaccionaron aún más. ¡En fin!

Por otro lado qué padre que se firmen documentos, etcétera, pero pongan fechas, expliquen de qué va la estrategia, cuándo entra en vigor, cuál es el espíritu del acuerdo, porque me da la sensación de que simplemente firmaron la buena voluntad pero no los pasos a seguir.

¿Quieren tener resultados para eliminar la grosería en las diferentes plazas del futbol mexicano? Ahora sí: muévanse, porque no basta con amenazas a los aficionados ni mucho menos: se trata de hacer la tarea con empeño y de manera muy, pero muy, estratégica. Les recuerdo que este problema de la leperada lleva por lo menos cinco años dando lata.