UN ECLIPSE EN ORIENTE MEDIO

La influencia sobre el conflicto de ocho años en Siria ha cambiado de EU a Rusia.

Lucy Bravo
Columnas
Foto: Especial
U.S Air Force

Un Game Boy, un refrigerador lleno de refrescos, un libro del autor Stieg Larsson y una lata roja de Pringles fueron algunas de las cosas que las tropas estadunidenses dejaron atrás en una estación militar de la ciudad siria de Manbij, después de que el presidente Donald Trump ordenó su abrupta retirada del área la semana pasada.

Al igual que aquella localidad cientos de puntos estratégicos de la frontera entre Turquía y Siria fueron abandonados a su suerte después de años de lucha para mantener la paz.

En menos de siete días el ocupante de la Casa Blanca desató una ola de violencia en la región que desplaza ya a más de 160 mil civiles; destrozó la alianza estadunidense con los kurdos sirios; aumentó las posibilidades de un resurgimiento del Estado Islámico y fortaleció al régimen del presidente Bashar al-Assad.

Precisamente a un año de que del autoproclamado califato del Estado Islámico fuera efectivamente desmantelado la alianza con las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) —el grupo militar de los kurdos de Siria y principal aliado de Estados Unidos sobre el terreno— fue terminada.

Como era de esperarse las tropas del mandatario sirio, respaldado por sus aliados rusos, aprovechan ahora para recuperar un territorio rico en recursos que abandonaron hace años. Esta zona incluye petróleo, terrenos agrícolas y la presa hidroeléctrica de Tabqa, activos vitales que permitirán al gobierno de Al-Assad hacer frente a los efectos de las sanciones impuestas por Occidente por sus graves violaciones a los derechos humanos.

Sin embargo Al-Assad no es el único que aprovecha el vacío de poder habilitado por Trump: el avance ruso en la región fue casi inmediato. En cuestión de horas la base que antes controlaba el Ejército de EU en las inmediaciones de Manbij ahora es ocupada por uniformados rusos. Fue una demostración reveladora de cómo la influencia sobre el conflicto de ocho años en Siria ha cambiado de EU a Rusia.

Alarma

Nadie podrá negar que la influencia de Washington en Oriente Medio es ahora eclipsada por Moscú. Pero para muchos en la región el abandono de Siria por parte de Trump es solo una grieta más en una larga erosión de la confianza que comenzó bajo la administración del presidente Barack Obama. Recordemos que se retractó del famoso ultimátum que dio al gobierno sirio por el uso de armas químicas que dejó cientos de muertos en un ataque fuera de Damasco en 2013, dañando aún más la credibilidad de Washington. Esto sin mencionar el desastre diplomático provocado por la salida de EU del acuerdo nuclear con Irán.

No es ningún secreto que Washington atraviesa una de las peores tormentas políticas de su historia. El único denominador común entre la investigación de juicio político y el caos que se desarrolla en Siria es la improvisación de la política exterior de la administración Trump. Pero su comportamiento errático va más allá. Trump cree que enfrentarse a los “expertos” en política exterior atraerá a los votantes en las elecciones del próximo año, aun si esto significa jugar con la seguridad nacional de EU y la estabilidad en diferentes regiones del mundo.

Hay pocas señales de que cualquiera de las críticas sobre Ucrania o Siria haya provocado que Trump reconsidere su enfoque. De hecho él ve oro político en ambos. Y hasta que los demócratas no asimilen esta irracionalidad política como parte de la naturaleza de la estrategia electoral de Trump las encuestas seguirán favoreciendo al republicano. Fue verdaderamente alarmante observar el más reciente debate entre los precandidatos demócratas: ninguno logró dar un contundente golpe al funesto gobierno de Trump.