Recibe eutanasia la medallista paralímpica Marieke Vervoor

Padecía tetraplejia progresiva desde los 14 años

Redacción
Todo menos politica
Marieke Vervoor
Foto: Facebook

Bruselas, Bélgica, 23 de octubre de 2019.- La exatleta belga Marieke Vervoort, falleció a los 40 años tras recibir la eutanasia.

La cuatro veces medallista paralímpica, afectada por tetraplejia progresiva, una enfermedad muscular degenerativa, pensaba desde 2008 en la opción de la eutanasia por los dolores extremos que padecía.

Sin embargo, Vervoort participó con el equipo de Bélgica en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 donde ganó el oro en los 100 metros y la medalla de plata en 200 metros; y en Río 2016 conquistando la plata en los 400 metros y logró el bronce en los 100 metros.

Además, fue coronada campeona mundial en Doha 2015 en los 100, 200 y 400 metros.

Vervoort sufría la enfermedad degenerativa rara e irreversible que paraliza las piernas que le fue diagnosticada cuando tenía 14 años.

Pese a esas limitaciones la atleta logró desarrollar una carrera deportiva de alto nivel.

El Comité Paralímpico belga, destacó sus grandes actuaciones deportivas y su valentía frente a la enfermedad.

“Marieke Vervoort ha sacado a la luz el deporte de la discapacidad gracias a sus dos medallas en los Juegos Paralímpicos de Londres”, dijo Marc Vergauwen, secretario general del Comité Paralímpico Belga.

Marieke Vervoort señalaba que no quería morir, pero hacía tiempo que se preparaba para ello. “He vivido cosas que la mayoría de la gente solo puede soñar”, decía resuelta frente a la compasión cuando alguien lamentaba el infortunio de la parálisis progresiva que le inmovilizó la mitad inferior del cuerpo y la dejó en una silla de ruedas desde los 20 años.

Su historia trascendió cuando hizo público en 2016 que había solicitado la documentación de la eutanasia. La atleta buscaba así espantar el fantasma del dolor terminal, un miedo que la perseguía en las noches interminables donde apenas podía pegar ojo y tenía que pulsar el botón para que una enfermera fuera a verla. También alejar, como ella misma afirmaba, cualquier tentación de suicidio.

Desde que obtuvo el permiso de dos médicos como lo marca a legislación belga, la certeza de poder elegir el momento de morir le había devuelto la tranquilidad. “Cuando quiera puedo coger mis papeles y decir ¡es suficiente! Quiero morir. Me da tranquilidad cuando tengo mucho dolor. No quiero vivir como un vegetal”, reconocía en una entrevista con el diario “El País” antes de los Juegos Paralímpicos de Río.