NUNCA PUEDES DECIR: HE ALCANZADO EL GOCE PLENO DE LA LIBERTAD

Para el ejercicio pleno de las libertades hay que garantizar el ejercicio de los derechos.

Ricardo Pérez Valencia
Columnas
Foto: Especial
Cámara de Diputados

“La libertad es un camino en el que al final de cuentas, en toda la vida de las personas, de las sociedades, siempre hay una tarea pendiente: nunca puede decirse que se ha alcanzado el goce pleno de las libertades”, afirma Dulce María Sauri Riancho, hoy diputada federal por el PRI y quien a lo largo de su amplia trayectoria política destaca por su labor para impulsar el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres.

—¿Durante su trayectoria qué logros ha alcanzado respecto de la libertad?


—Pensar como ser humano: desde mi condición de género, pensarme a mí misma como una persona que tiene derecho a ejercer todos los derechos. Finalmente creo que eso es la libertad en lo individual pero también en lo colectivo: pensar que por mi condición de género, por ser mujer, yo puedo dejar de hacer o de ser ya está cercenando mi libertad. La libertad siempre se conjuga en hacer: nunca en dejar de hacer.

—¿Qué diferencia ve entre aquella realidad en que inició su lucha por la libertad y la actual?


—Cuando tenía 16 o 17 años la libertad de las mujeres no alcanzaba para definir plenamente si querías estudiar en la universidad o si querías casarte y tener hijos, fundar una familia... A esa edad, estoy hablando de la década de 1960, mi libertad estaba acotada. Así empecé ese camino.

La legisladora, también vicepresidenta de la mesa de Decanos en San Lázaro, expresa que hoy vivimos una realidad muy distinta. “La libertad es un concepto abstracto y tenemos que concretarlo en las decisiones concretas de nuestra vida. Muchas veces pensamos que nacemos en libertad pero no es así, porque esa libertad a su vez está condicionada por valores, por principios, por costumbres, por tradiciones… En mi caso la opción fue irme a estudiar en la universidad, pero era una opción real únicamente para una minoría de mujeres de mi edad; ahora siento que el avance de la sociedad en su conjunto y el avance de las propias mujeres como género lleva a que esas opciones radicales entre ser esposa y madre o ser profesional prácticamente se hayan borrado para las mujeres jóvenes”.

—¿Y también las no tan jóvenes?

—Efectivamente. Lo que pasa es que conforme pasan los años esas libertades se van acotando; o sea, no es lo mismo decidir entre tener una familia o ir a la universidad cuando tienes 20 años que cuando tienes 50. Sin embargo también en mi caso personal el ejercicio de las libertades de opción se ampliaron, porque yo estudié mi posgrado cuando acababa de cumplir 60 años y concluí justo cuando había cumplido 65.

—¿Entonces podemos decir que sí hay cambios palpables a lo largo del tiempo?

—Desde luego que sí. Quisiera insistir mucho en esto: las libertades como tales son relacionales para hacer, para pensar, para decidir, para actuar… Pero pensar, decidir y actuar está condicionado socialmente. Claro que se puede ser una persona libre aun estando en la cárcel. Conocemos casos muy importantes de personas privadas físicamente de su libertad pero que cuyo pensamiento ha permanecido libre; libre para pensar. Pero ¿por qué piensa lo que piensa? Si yo pienso, por ejemplo, que mi obligación de vida es sacrificar todo para alcanzar mi éxito profesional, si lo puedo hacer lo voy a llevar a donde yo vaya.

—¿En nuestro país qué debemos hacer para que esa libertad no solo se mantenga sino se expanda?

—Para el ejercicio pleno de las libertades hay que garantizar el ejercicio de los derechos. Y hay derechos que son fundamentales: el derecho desde luego a la libre expresión, a la información, derechos que son individuales pero a la vez colectivos. El derecho, por ejemplo, a una vida digna, libre de pobreza, libre de violencia, es el eje, porque ¿cómo en condición de pobreza puedes ejercer tus libertades? ¿Cómo en condición de violencia puedes ejercer cualquiera de tus libertades, tu libertad de educarte, tu libertad de trabajar?La agenda de las libertades en México pasa por ampliar la agenda de ejercicio efectivo de los derechos.

—¿Es entonces una condición que tenemos que estar buscando todos los días?

—Todos los días. Nunca termina esa búsqueda, no podemos quedarnos parados y decir “México es un país libre”. Está bien que lo hagamos en la celebración de la Independencia pero México tiene que ser un país libre en la segunda década del siglo XXI y prepararse para las décadas por venir.

—¿Para usted qué es la libertad?

Cuando pienso en libertad pienso en el poema de Benedetti, Yo te nombro libertad: “Te nombro en nombre de todos,/ por tu nombre verdadero,/ te nombro cuando oscurece,/ cuando nadie me ve./ Escribo tu nombre en las paredes de mi ciudad,/ tu nombre verdadero,/ tu nombre y otros nombres,/ que no nombro por temor”.Yo pertenezco a esa generación.

Dulce María Sauri Riancho es diputada federal por el PRI y vicepresidenta de la Mesa Directiva y de la mesa de Decanos en San Lázaro. Es licenciada en Sociología por la Universidad Iberoamericana, además de maestra (con mención honorífica) y doctora en Historia por el Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social. De 1991 a 1994, de manera interina, fue la primera mujer que gobernó Yucatán. En ese lapso dio los primeros pasos para impulsar el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres. En 1996 es designada responsable de conformar la Coordinación del Programa Nacional de la Mujer y la Coordinación de la Comisión Nacional de las Mujeres. Esta instancia fue el antecedente para la creación del Instituto Nacional de las Mujeres. Ha sido diputada en tres Legislaturas y senadora en cuatro. Fue presidenta del PRI durante la crisis que vivió ese partido tras perder las elecciones de 2000. En 2014 se hizo acreedora al Premio a la Equidad de Género, que otorga la Fundación Miguel Alemán. En 2018 destaca su participación en el seminario Introducción a la política gubernamental con enfoque de género. Ha publicado diversos libros, entre ellos La revolución abrió la puerta. Cómo las mujeres nos volvimos ciudadanas.