TMEC: ACUERDO CONCLUIDO

Se establece un tratado progresista positivo para las economías y los trabajadores de los tres países.

Arturo Moncada
Política
Foto: Especial
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El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) consiguió el pasado martes 10 de diciembre luz verde para iniciar el camino hacia su ratificación legislativa, luego de una ardua negociación entre los países integrantes.

El TMEC, negociado a instancias del presidente estadunidense Donald Trump para reemplazar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) vigente desde 1994, se firmó el pasado 30 de noviembre de 2018 en el marco de la Cumbre de Líderes del G-20 en Buenos Aires, pero fueron necesarias nuevas conversaciones para modificar diversos aspectos del acuerdo.

Antecedente

Desde su nominación como candidato presidencial por el Partido Republicano, en junio de 2015, Trump insistió reiteradamente en definir al TLCAN como un “desastre” y el “peor de los acuerdos comerciales” para Estados Unidos.

Trump indicó que no aceptaría una renegociación y que invocaría al artículo 2205 del TLCAN, que permite anunciar su cancelación seis meses después de anunciar el retiro de un país integrante. “Voy a cambiar nuestros acuerdos de comercio ya que EU ha perdido casi un tercio de su poder manufacturero desde 1997 y no voy a permitir que las compañías se vayan a otras ciudades sin que haya consecuencias”, dijo.

“Me comprometo a que nunca firmaré ningún acuerdo comercial que perjudique a nuestros trabajadores. Voy a llegar a acuerdos individuales con distintos países”, agregó Trump al aceptar su candidatura por parte del Partido Republicano.

Advirtió entonces que las empresas que trasladaran sus empleos a México con el objetivo de reducir costos de producción deberían pagar un impuesto para poder vender sus productos en territorio estadunidense.

Durante su campaña atacó de forma directa a compañías como Ford Motor, a la que advirtió que de llegar a la Casa Blanca no permitiría la apertura de una nueva planta en México. Tras la victoria del republicano la automotriz señaló que buscaría trabajar de forma conjunta con el mandatario.

Por otra parte también afirmó que México no “juega parejo en lo que toca a comercio” con EU, debido a que las empresas estadunidenses pagan el Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 16% y aseguró que las compañías mexicanas no tienen un gravamen similar en su país.

Asimismo indicó que el régimen de libre comercio vigente a escala mundial es usado por muchas naciones para “abusar” de EU. Así, Trump afirmó que no solo el TLCAN ponía en una posición de desventaja a su país sino también el propuesto Tratado Transpacífico de Libre Comercio (TPP, por sus siglas en inglés), del cual se retiró luego de firmar una orden ejecutiva el 23 de enero de 2017.

Negociación

Bajo este marco México, con el entonces presidente Enrique Peña Nieto, inició la negociación de un nuevo tratado que sustituyera al TLCAN. Sin embargo el camino al nuevo acuerdo comercial se encontró con obstáculos provenientes del gobierno de Trump, quien desde el inicio de las rondas de negociación impuso sus condiciones y amenazó constantemente con salir y dar por terminado el TLCAN.

La primera ronda de negociaciones entre ambas naciones tuvo lugar en Washington del 16 al 20 de agosto de 2017. No obstante fue en la segunda ronda cuando el gobierno de Washington propuso incluir la cláusula Sunset, que obligaba a revisar el nuevo tratado cada cinco años. Dicha cláusula no fue bien recibida por el gobierno mexicano, que logró cambiar el término de su finalización.

En los últimos meses de 2017 no hubo acuerdo en temas controversiales como las reglas de origen, los salarios, así como la misma cláusula de “muerte súbita”.

El año 2018 inició, ya con cinco rondas, con las declaraciones de Trump en el sentido de que “si no hay un buen acuerdo para EU” se retiraría. En marzo de ese año el presidente estadunidense inició una serie de medidas económicas de presión a nivel internacional, como la imposición de aranceles de 25% a las importaciones de acero y de 10% a las del aluminio, excepto a las mexicanas y canadienses, pero con la condición de lograr su objetivo de alcanzar un acuerdo a favor de Estados Unidos.

Ante el magro avance registrado luego de ocho rondas de negociación del TLCAN, a finales de mayo EU extendió la cuota arancelaria a sus socios comerciales; México respondió de la misma manera a otros productos estadunidenses y lanzó una denuncia ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Tras ganar las elecciones federales en julio de 2018 el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó su interés en que el nuevo TLCAN llegara a buen puerto y tuvo comunicación y simpatía con Trump, además de que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, también le manifestó su apoyo e incluso le pidió interceder ante Trump.

En septiembre de aquel año comenzaron las pláticas de alto nivel que derivaron en un entendimiento, primero entre México y Estados Unidos; un mes después entre el gobierno de Washington y Canadá; y el último día de noviembre se firmó el nuevo acuerdo comercial, bautizado como Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá o TMEC.

Bloqueo

A pesar de que economistas calificaron el texto final del TMEC como una oportunidad para dar un nuevo impulso al desarrollo económico de las tres naciones que lo conforman, el 2 de abril de 2019 la presidenta de la Cámara de Representantes de EU, la demócrata Nancy Pelosi, advirtió que el Congreso estadunidense no ratificaría el acuerdo comercial hasta que México aprobara una reforma laboral.

La representante demócrata por California aseveró que nuestro país debía aprobar las reformas a la legislación laboral requeridas en virtud del pacto surgido de la renegociación del TLCAN, antes de que el Congreso de EU valorara el acuerdo, a pesar de que legisladores del Partido Republicano y grupos empresariales aumentaron su presión pública sobre la cámara baja para aprobar el acuerdo comercial. “Tenemos que ver que México apruebe la legislación, que tenga los factores establecidos para garantizar su implementación y demuestre algunos compromisos con sinceridad, porque es un gran problema cómo se trata a los trabajadores en México”, señaló Pelosi.

A la negativa de la legisladora se sumaron los principales sindicatos opuestos a esa versión del TMEC, pidiendo mecanismos de aplicación más estrictos para las normas laborales y ambientales. Los sindicatos estadunidenses manifestaron su preocupación por el cumplimiento de los estándares de México, diseñados en parte para aumentar los salarios y evitar que las empresas estadunidenses trasladen sus empleos a través de la frontera sur.

Luz en el camino

Con miras a avanzar en la aprobación del TMEC el Senado mexicano realizó a finales de abril una serie de modificaciones a la reforma laboral en las que se estableció la libertad y democracia sindical, el impulso a un nuevo modelo de distribución y fortalecimiento del mercado interno por la vía de la mejora salarial.

En los siguientes meses legisladores demócratas en la Cámara de Representantes continuaron la negociación para su aprobación, logrando antes de dar su visto bueno algunas concesiones de la Casa Blanca. Los demócratas se quejaron de que el acuerdo del equipo de Trump compartía diversos defectos que se debían reemplazar y mejorar para exigir en su totalidad el cumplimiento del acuerdo. En negociaciones con el principal enviado comercial de Trump, Robert Lighthizer, los demócratas lograron con éxito incluir un texto relacionado a huelga que permite a países y compañías evitar sanciones simplemente por rehusarse a participar en los paneles de resolución de disputas. También insistieron en cerrar vacíos legales que habrían complicado hacer valer cláusulas que protegen de intimidación y violencia a los trabajadores, y en una comisión para vigilar las reformas laborales en México.

Obtuvieron además una importante concesión del gobierno respecto de los precios de los fármacos. Se anuló lo que los demócratas consideraban un obsequio a la industria farmacéutica: una cláusula que ofrecía diez años de protección a los costosos medicamentos biológicos —hechos de células vivas— contra los genéricos de mucho menor precio. “Si nos remontamos a los acuerdos comerciales de los últimos 20 años la mayoría de la palabrería tiene que ver con la protección a las farmacéuticas”, dijo el representante demócrata Earl Blumenauer, presidente de la Subcomisión de Comercio de la cámara baja. “Han sido los grandes ganadores y fueron dejados fuera en este acuerdo”.

Las negociaciones permitieron por fin que el 10 de diciembre de este año Pelosi anunciara la aprobación del TMEC, despejando el camino para su ratificación a pesar de que aún persiste cierta oposición y poderosos cabilderos empresariales estadunidenses señalan que necesitan estudiar los detalles de la versión más reciente del acuerdo comercial.

“Estamos muy lejos del lugar donde comenzamos. No hay duda de que este acuerdo es mucho mejor que el TLCAN, pero en términos de nuestro trabajo es infinitamente mejor del que fue originalmente propuesto por nuestra administración”, aseguró Pelosi durante la aprobación del acuerdo. “Es una victoria para los trabajadores estadunidenses”, agregó.

Además se dio a conocer que el principal sindicato en EU, la Federación Estadunidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), apoyó este acuerdo comercial.

Tras la noticia el presidente Trump declaró: “Será el mejor y más importante tratado comercial que jamás haya firmado EU”.

Y es que el TMEC, indican analistas, restaurará la certidumbre en los más de 1.4 billones de dólares de comercio anual entre las tres naciones, a más de dos años de que Trump inició las controvertidas negociaciones del nuevo pacto comercial en la región.

Firma

El mismo 10 de diciembre, tras el anuncio de Pelosi, los representantes de los tres países se reunieron en México para estampar su firma sobre las modificaciones al acuerdo, el cual el Senado mexicano ratificó dos días después y se espera que Canadá y EU lo hagan en las próximas semanas.

A la firma, realizada en Palacio Nacional con el presidente López Obrador como testigo, acudieron la viceprimera ministra de Canadá, Chrystia Freeland; el representante de Comercio Exterior de EU, Robert Lighthizer; el asesor y yerno de Trump, Jared Kushner, y el subsecretario mexicano para América del Norte, Jesús Seade.

En este marco el presidente López Obrador afirmó que el acuerdo traerá mayores inversiones para los tres países, al tiempo que se dijo respetuoso de sus soberanías.

“Este acuerdo, que consideramos fundamental, es bueno para las tres naciones. Hablamos de un acuerdo económico comercial de grandes dimensiones”, expresó el mandatario.

Resaltó además que con el TMEC se fortalece la cooperación para el desarrollo y permite enfrentar de mejor manera problemas sociales como el fenómeno migratorio.

“Tenemos este acuerdo con América del Norte sin dar la espalda a nuestra América. Esto es muy importante. Es un asunto de relaciones económicas, comerciales, pero también de geopolítica, de fortalecer nuestro continente americano”, manifestó.

El presidente agradeció a los equipos negociadores, así como al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y a su homólogo estadunidense, Donald Trump, por el impulso de manera conjunta de esta firma.

A su vez Jesús Seade destacó la aprobación de las modificaciones para mejorar la circulación en biomedicinas, la eliminación de aranceles estacionarios y aclaró que, contrario a lo que se ha dicho, no habrá inspectores sino paneles que revisarán si existen irregularidades en el cumplimiento del tratado en materia laboral.

El negociador mexicano destacó que con el TMEC se alcanzaron resultados “razonables, buenos o muy buenos para México”.

Sus contrapartes de Canadá y EU coincidieron en alabar los resultados de las negociaciones.

Robert Lighthizer destacó el trabajo de López Obrador para llevar a buen puerto este acuerdo comercial, lo que le ha valido el reconocimiento de Trump. “Me siento tan orgulloso de estar aquí con el presidente de México, una figura histórica. Es un milagro que todos nos hayamos podido coordinar, es un testamento de lo que durará. La región es vibrante y lo será más”, expresó.

La viceprimera ministra de Canadá, Chrystia Freeland, aseveró en tanto que con esta firma de acuerdo de las modificaciones al TMEC se establece un tratado progresista positivo para las economías y los trabajadores de los tres países.

“Hoy los tres países acuerdan este tratado para reforzar y fomentar la protección de los trabajadores, la propiedad intelectual y las reglas de origen del sector automotriz, y el circular medicamentos de manera costeable”, comentó.

Cabe destacar que en la firma del protocolo modificatorio del acuerdo comercial entre México, EU y Canadá estuvieron todos los coordinadores de las fracciones parlamentarias del Senado. Para los analistas la participación de las fracciones parlamentarias es una muestra de unidad en favor de los intereses del país. Con esta actitud queda claro que los actores políticos saben cerrar filas y anteponer los intereses de México a las muchas diferencias que hay o puede haber en la agenda legislativa, opinaron.

Para José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, la firma de este protocolo rompe la incertidumbre de los inversionistas que existió en los últimos meses alrededor de este proceso de negociación.

De igual manera se expresó Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), al señalar que “el convenio es importantísimo para el país. Le vuelve a dar certeza y certidumbre a inversiones millonarias que había relacionadas con el mercado externo. Por eso, en lo general, estamos de acuerdo en todo”.

Por su parte Antonio del Valle, presidente del Consejo Mexicano de Negocios (CMN), opinó que si bien “se cedió un poco”, los resultados fueron “excelentes”.

Cambios

El acuerdo completo de las modificaciones al TMEC no se ha hecho público pero el congresista Richard E. Neal, presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, y en México el senador Ricardo Monreal, difundieron documentos en los que explican los alcances del acuerdo revisado. Entre estos destacan:

Industria automotriz Entre los cambios destacados del nuevo acuerdo se incluye el establecimiento de un cupo de dos millones 600 mil vehículos exportados a EU en caso de que Trump imponga aranceles de autos globales de 25% por motivos de seguridad nacional. La cuota permitiría un crecimiento significativo en las exportaciones de automóviles libres de aranceles desde Canadá, por encima de los niveles actuales de producción de alrededor de dos millones de unidades.

Como contraparte para ser exportado sin aranceles se requerirá que 75% del vehículo haya sido producido en alguno de los tres países (el TLCAN exige 62.5%). Se trata del único tratado a escala mundial que fija reglas de origen para vehículos. Además 40% del costo del vehículo deberá provenir de plantas que paguen salarios de 16 dólares la hora, con lo que EU busca evitar la deslocalización de fábricas a zonas de bajo costo en México. Está previsto que la vigencia del nuevo acuerdo, que se espera sustente un comercio anual de 1.3 billones de dólares, se extienda por 16 años, aunque con revisiones cada seis años.

Derechos laborales Los sindicatos estadunidenses acusaban al TLCAN de haberle robado empleos al sector manufacturero debido a que la mano de obra mexicana es más barata. La demócrata Pelosi había advertido que no admitiría el nuevo acuerdo a menos de que fijasen garantías de que México cumplirá las normas laborales. Para reducir estas preocupaciones México aumentó recientemente el salario mínimo y aprobó leyes que le dan más poder a los sindicatos y a los trabajadores. Las nuevas disposiciones obligarán a que México cumpla con reformas laborales que ya aprobó y admita la verificación de sus estándares laborales de bienes y servicios, so pena de sanciones. La verificación estará a cargo de “expertos laborales independientes”. México no admitió la inspección de fábricas.

La solución de compromiso que se consiguió fue establecer mecanismos para forzar la aplicación de las obligaciones laborales del acuerdo, junto con la verificación de su cumplimiento por parte de expertos laborales independientes, según un informe publicado por el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes. No obstante el subsecretario y negociador comercial de México para América del Norte, Jesús Seade, subrayó que no habrá “inspectores” laborales sino paneles, algo “normal en acuerdos comerciales”, defendió. Los “agregados laborales” tendrán su sede en México y proporcionarán información in situ acerca de las prácticas laborales de México, señala el documento de la Cámara de Representantes.

La principal federación sindical de Estados Unidos, AFL-CIO, calificó como una “vasta mejora” los cambios introducidos sobre el acuerdo del año pasado.

“Por primera vez habrá estándares laborales de cumplimiento realmente obligatorio”, dijo Richard Trumka, presidente de esa organización.

Normas ambientales Los demócratas insistieron en incluir también severas normas ambientales y mecanismos para vigilar su cumplimiento. Al igual que en lo laboral el acuerdo crea “agregados ambientales” en la Ciudad de México que se ocuparán de vigilar sus leyes y reglamentos.

Acero Otro cambio introducido por EU significó adoptar una definición más estricta de acero y aluminio en las reglas de origen automotriz para evitar, por ejemplo, que México incorpore como propias estas materias primas procedentes de China u otros países. México aceptó el compromiso de aumentar el contenido regional de acero y aluminio, pero fijando una moratoria de siete y diez años, respectivamente.

Biomedicinas Las exigencias de los demócratas también lograron la eliminación de una norma que establecía un plazo de diez años de exclusividad para la producción de biomedicinas, lo que impediría el surgimiento de competidores de bajo costo. Esta cláusula, que según sus críticos solamente beneficiaba a las grandes farmacéuticas, se eliminó. El gobierno de México celebró esta decisión ya que la norma local actual establece ese periodo de exclusividad por solamente cinco años, lo que permite una introducción más rápida de versiones genéricas del mismo medicamento y, por tanto, el abaratamiento de los precios.

Solución de disputas Por insistencia de Canadá, EU admitió mantener el sistema de solución de diferencias entre los socios, antes conocido como Capítulo 19, pero se introdujeron algunos cambios en el mecanismo conocido como Solución de controversias Inversores-Estado. Los críticos indican que eso permite a empresas e inversores poderosos invalidar leyes o sentencias locales por medio de un mecanismo no sujeto a arbitrajes que demanden responsabilidad.

Comercio digitalCuando nació el TLCAN en 1994 el comercio digital casi no existía, pero 25 años después se convirtió en un factor clave de negociaciones para un nuevo acuerdo. El TMEC prohíbe aplicar derechos aduaneros a bienes distribuidos digitalmente, como software, juegos, libros, música y películas. También restringe la potestad de los gobiernos de forzar a las compañías a revelar la propiedad del código fuente o imponer restricciones sobre dónde pueden ser almacenados los datos.

Cláusula chinaIncluida en el acuerdo se cuenta una disposición que parece pensada para impedir que México o Canadá busquen un acuerdo mejor con Pekín. Si un signatario busca un acuerdo de libre comercio con una economía no considerada como “de mercado” —léase China— las otras partes pueden cancelar el acuerdo trilateral e instaurar uno bilateral.

Cláusula crepuscularEl nuevo acuerdo regirá durante 16 años pero se revisará cada seis. Si las partes deciden renovarlo regirá por otros 16 años. Pero si surge un problema se abre un periodo de diez años para negociar una solución y de no alcanzarse el TMEC expirará.

Impacto económico

Un análisis de la Comisión de Comercio Internacional de EU señaló que en seis años el TMEC elevará el PIB real estadunidense en 0.35% y generará 176 mil puestos de trabajo, especialmente en el sector manufacturero. Además estimó que el nuevo pacto aumentará las importaciones estadunidenses desde Canadá y México, y en igual cantidad las exportaciones a esos mercados.

En 2017 Canadá y México fueron de los mayores socios de EU, que exportó bienes por 292 mil millones de dólares a Canadá y por 243 mil millones a México. En comparación EU exportó a China, su tercer mayor cliente, bienes por solo 130 mil millones de dólares. En tanto la primera economía global recibió productos de Canadá por 314 mil millones de dólares en 2017 y por 299 mil millones desde México.

La aprobación del TMEC y sus modificaciones en capítulos como reforma laboral, medio ambiente, comercio digital, biomedicina, etcétera, dará una mayor viabilidad al futuro de México. La generación de una política económica que impulse el desarrollo es importante para enfrentar con mejores posibilidades de éxito los grandes desafíos que enfrenta el país.