ATENCIÓN INTEGRAL PARA NIÑOS Y ADOLESCENTES CON OBESIDAD

Existe una asociación cultural de afecto con la comida y viene de generaciones anteriores.

Lorena Ríos
Todo menos politica
Foto: Especial
Cuartoscuro

Las diferencias entre una infancia sana y una con obesidad son la cantidad de azúcar que consume en bebidas y alimentos chatarra (ultraprocesados), así como inactividad física o vida sedentaria.

En caso de que los padres o cuidadores no decidan por un estilo de vida saludable sentencian a niños y adolescentes a sufrir en los siguientes diez años enfermedades que se presentan principalmente entre población adulta, como diabetes, hipertensión, enfermedades del corazón y músculo-esqueléticas, lo cual los lleva a una disminución en su esperanza y calidad de vida, así como a sufrir baja autoestima, discriminación y acoso escolar, alertan especialistas en obesidad infantil.

En México 36% de la población infantil de menos de doce años tiene sobrepeso u obesidad y niños que radican en zonas urbanas son los más afectados, de acuerdo con la Encuesta nacional de salud y nutrición 2018.

Por rangos de edades se observó un ligero incremento de sobrepeso y obesidad en niños de cinco a once años, al pasar de 34.4% en 2012 a 35.6% el año pasado. Para la población de doce a 19 años la prevalencia de sobrepeso y obesidad aumentó de 34.9 a 38.4% en 2018.

En la encuesta también surgió el dato de que entre los alimentos recomendables para consumo cotidiano los más reportados correspondieron a agua y lácteos, en tanto que los de más bajo consumo fueron las verduras y el huevo. En contraste entre los alimentos no recomendables para consumo cotidiano los más consumidos fueron las bebidas no lácteas endulzadas, botanas, dulces y postres. Los menos reportados fueron las carnes procesadas.

Ambiente obesigénico

“La obesidad infantil es un problema emergente de salud nacional en el que debemos poner especial atención. Se trata de una enfermedad crónica que se puede controlar con una atención multidisciplinaria”, expuso Nayely Garibay Nieto durante la primera Reunión de Clínicas de Obesidad, a la que asistieron 26 especialistas de todo el país, en Puebla.

Garibay, endocrinóloga pediatra y coordinadora de la Clínica de Obesidad Infantil y Bienestar Familiar del Hospital General de México, dijo que la clínica tiene ocho años y funciona con un equipo multidisciplinario para atender a pacientes con problemas de obesidad infantil. “Hemos visto niños de 120 a 130 kilos de peso. Por ejemplo en preescolar estamos viendo casos de obesidad grado III; recibimos alrededor de 600 pacientes nuevos cada año y ofrecemos alrededor de mil 500 consultas anuales”.

Señaló que “recibimos una gran cantidad de pacientes que presentan ya una serie de comorbilidades, lo cual quiere decir que es una enfermedad con múltiples factores predisponentes desde las primeras etapas, incluso desde la etapa fetal hasta los primeros mil días de vida, que son indispensables para fomentar hábitos saludables en los bebés y programación metabólica saludable a lo largo de la vida”.

Esperanza de vida reducida

Al menos 95% de los pacientes pediátricos no llegan a la clínica para ser atendidos por problemas de obesidad sino que acuden por las complicaciones relacionadas a esta condición, ya sea alteraciones músculo-esqueléticas, lumbalgia, alergias, asma o apnea del sueño. Los padres no están conscientes de que su hijo tenga una enfermedad, menciona Eréndira Villanueva Ortega,médico adscrito a la Clínica de Obesidad Infantil.

La endocrinóloga pediatra, obesóloga infantil y coordinadora de investigación de dicha clínica, agrega que solo 5% de los padres saben que sus hijos tienen un problema. “Hay muchos padres que tienen la idea de que los niños con obesidad al llegar a la adolescencia van a mejorar su condición, pero eso es un mito. A un niño gordito lo ven como una persona sana. Prácticamente 40% de los niños en etapa preescolar llegan con obesidad III y el resto, los que están en etapa escolar, llegan en etapa I o II, en tanto que los adolescentes nos llegan en obesidad grado II o III”, expuso la especialista.

Villanueva Ortega indicó que dentro de las comorbilidades que observan en los pacientes pediátricos están “la alteración del metabolismo de la glucosa, cambios en la resistencia a la insulina, prediabetes entre 5 y 7% de los casos. Tenemos una prevalencia de 3% de diabetes tipo 2. Otra complicación músculo-esquelética es la mala estructuración de las rodillas (Genu valgum) hasta 50%, además de problemas de apnea, hipoapnea de 30-50% de los pacientes, síndrome metabólico entre 35 a 45%, enfermedad hepática grasa en 30% de ellos…”

Salud mental y emocional

La obesidad infantil no es generada por los niños sino que tiene un antecedente familiar. Existe una asociación cultural de afecto con la comida y viene de generaciones anteriores. Se ha aprendido y actualmente, en esta temporada de fiestas decembrinas, es muy notorio, explica Ana María Hernández López, sicóloga clínica infantil de la Clínica de Obesidad Infantil.

“Aquí se utiliza la terapia cognitivo conductual, donde trabajamos de la mano con la familia. El objetivo es que los niños aprendan por qué están ahí y hacer una alianza, donde se sientan en confianza, que puedan hablar cómo se visualizan, cómo se sienten y cuáles son sus perspectivas, y cómo pueden ellos modificar este futuro. Ellos tienen que ir aprendiendo y tomar herramientas que los van fortaleciendo para enfrentar la situación externa”, dijo la especialista.

Nutrición

Los pacientes pediátricos con obesidad reciben un plan de alimentación, se determinan los requerimientos nutrimentales y con la participación de los padres se les enseñan las cualidades de los alimentos, las porciones, los horarios y en los supermercados les enseñan a leer las etiquetas nutrimentales para que realicen una buena elección, comentó Alejandra Ruiz Barranco,nutrióloga certificada de la Clínica de Obesidad.

“Les enseñamos qué tipo de alimentos pueden consumir, el número de comidas al día, porciones, horarios y las herramientas para elegir una alimentación sana, para que finalmente vayan cambiando los hábitos. Aunque el objetivo es nuestro paciente, en realidad trabajamos con toda la familia”, puntualiza.

Actividad física

El objetivo de enseñarles la forma correcta de hacer ejercicio a los niños es romper con las barreras del sedentarismo y crear estrategias para que tomen el gusto por la actividad física. “Se ha estudiado que la actividad física es un antihipertensivo, antidepresivo, neuroestimulante, hipnótico. Es un poderoso agente lipolítico, aumenta el estado inmunológico, genera bienestar y en realidad es una larga lista de beneficios que tiene en los niños”, expresó Karen Pedraza Escudero, pediatra con alta especialidad en obesidad infantil y del adolescente, coordinadora de la actividad física.

Lo ideal es que los niños con obesidad inicien con tres días a la semana pero “queremos llegar al objetivo de cinco días a la semana. El ejercicio es de acuerdo a las edades, con enfoques diferentes. Entre más pequeños son más lúdicos; y en los adolescentes son más específicos. Nos apoyamos con videos porque muchas veces están solos, o no salen de casa, o la familia no los puede acompañar. Entonces son ejercicios estructurados para que puedan utilizar su propio cuerpo o con elementos sencillos como tapetes, balones o ligas”, concluyó.