EL ATAQUE DEL CORONAVIRUS ATÓMICO

Para tener sanidad mental necesitamos siempre de un enemigo claro.

Juan Pablo Delgado
Columnas
Foto: Especial
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¿Alguien me puede explicar qué fregados sucede? Porque quizá ni se enteraron pero desde que inició 2020 hemos tenido dos acercamientos con el fin del mundo. Lo peor es que en vez de reaccionar con prudencia y seriedad ante el posible Armagedón la raza prefiere volcarse a las redes sociales para señalar que la potencial hecatombe les importa tres kilos de chorizo toluqueño.
El primer jinete del Apocalipsis se asomó tras el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, el cual fue tomado por muchos como el inicio de un conflicto bélico entre Irán y EU, que podría desbordarse para incluir a Rusia y de ahí —¿por qué no?— acabar en guerra termonuclear.

Ahora el segundo caballero negro llega como un extraño virus de China que ha infectado a numerosos países (¡incluyendo a México!) ¿Pero alguien se preocupa? ¡Faltaba más! La gente manda memes y espera una pandemia global. En serio… parecen niños salvajes de la obra de Golding: “¡Córtale el cuello, mata al cerdo, derrama su sangre!”

Mi enorme consternación frente a todo esto hace que mi memoria regrese a una antiquísima columna que publiqué en estas páginas. ¡La segunda para ser exactos! (Vértigo #753, “Apocalipsis Ahora”).

Culpables


En ese momento yo juzgaba a las religiones organizadas como las principales culpables de nuestra fijación con el Día del Juicio Final. Pelen los ojos y lean mi aguerrida retórica: “Desde el Zoroastrismo en Persia hasta las corrientes judeo-cristianas ahora globalizadas la mayoría de las religiones han tenido una fascinación por el fin de los tiempos; por llegar a esa culminación cósmica donde la luz destruye a la oscuridad; donde la cizaña es lanzada al fuego; donde los elegidos son salvados por un Mesías que regresa a impartir justicia divina”. ¡Papaya de Celaya! ¿Cómo ven mi flamante pluma de joven escritor jacobino?

Pero no estaba tan perdido en aquellos años. Basta revisar una encuesta del Pew Research Center (2019) para saber que 20% de los cristianos gringos cree que la Segunda Venida de Jesucristo (no empiecen) ocurrirá durante su vida. Por si no están actualizados con su catecismo el regreso de Yisus es señal inequívoca del Apocalipsis y, por ende, del fin de los tiempos.

Pero no me dejaré cegar por mi ateísmo otra vez. Así que busquemos una nueva explicación para entender lo que ocurre.

Hasta ahora la única respuesta coherente que encontré es la de Ian Bogost, profesor del Georgia Tech y escritor en The Atlantic. ¿Qué propone él? Pues que al menos en el caso de Irán la reacción en redes sociales no son necesariamente una señal de ignorancia sino una búsqueda de confort frente a la incertidumbre en el caótico mundo contemporáneo.

Explica Bogost: “La fantasía de una Guerra Mundial es horrible pero nos remite a un tiempo cuando había más simplicidad, o al menos una sensación de mayor simplicidad, y existía una percepción clara entre el bien y el mal”.

Esto significa que para tener sanidad mental necesitamos siempre de un enemigo claro, que imponga un orden sicológico al separar al mundo entre “buenos” y “malos”. De ahí también nuestra atracción a las películas apocalípticas (aliens, asteroides, epidemias zombies), donde toda la humanidad debe unirse y combatir a un invasor o enemigo común.

¿Mi respuesta? ¡Ya ni la amuelan! Y que con su pan se coman su incertidumbre. Porque si para calmar su ansiedad están queriendo la destrucción de la Tierra, nomás no cuenten conmigo.

Así que más vale que el Congreso pronto establezca el Instituto Mexicano del Cannabis, porque como dice aquella canción: “Johnny, la gente está muy loca”.