TEMEN QUE EL CORONAVIRUS INFECTE A LA ECONOMÍA CHINA Y GLOBAL

China y EU son las dos turbinas del crecimiento mundial.

Redacción
Política
Foto: Especial
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Por Claudia Luna Palencia

Es mediodía en Madrid. Algunas agencias de viajes ofrecen sus novedades, tarifas, programas y descuentos para los itinerarios nacionales e internacionales. Una afable ejecutiva de turismo explica a uno de sus clientes el precio de los circuitos a Francia, no sin advertirle que este año, vaya a donde vaya, será mejor que planee sus vacaciones después de junio, “una vez que sepamos cómo va lo del coronavirus”.

A la fecha más de 40 compañías aéreas han suspendido temporalmente sus vuelos hacia cualquier parte de China: la epidemia de neumonía provocada por el coronavirus nCoV-2019 se ha convertido en alerta global.

El 30 de enero pasado la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia internacional. Lo hizo 30 días después de que la ciudad china de Wuhan fue señalada como epicentro del nuevo virus.

Justo el día que Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, emitió la alerta había siete mil 818 personas infectadas por coronavirus y 170 fallecidas por la nueva enfermedad.

Sin embargo al cierre de esta edición el número de muertos aumentó a una cifra superior: 560 decesos con casi 30 mil infectados, según estadísticas de la propia OMS con sede en Ginebra, Suiza.

La nueva cepa de neumonía está presente en 28 países —con más de dos centenares de casos de contagio—, mientras varias naciones han tomado medidas drásticas que incluyen el cierre de fronteras colindantes con el país asiático, como lo ha hecho Rusia.

El paroxismo por el virus ha llegado a tal punto que varios cruceros cargados de cientos de viajeros han quedado en cuarentena tras encontrarse en su interior focos del coronavirus; sucedió con el crucero Diamond Princess, con tres mil 700 pasajeros, frente a las costas japonesas; y otra cantidad similar de personas se encuentran varadas en el World Dream en las costas de Hong Kong.

¿Hay una pandemia? En opinión de Sylvie Briand, directora mundial de preparación para riesgos infecciosos de la OMS, no la hay… hasta el momento.

“No se trata de una pandemia sino de un brote con múltiples efectos adversos y múltiples focos a los que se intentan extinguir lo más pronto posible”, indica la epidemióloga.

Tampoco la OMS pretende incitar al pánico. Para Adhanom Ghebreyesus China hace lo correcto para atajar el virus y la alerta global es solo un llamado de prevención para países con menor capacidad de respuesta ante un problema masivo de salud pública.

“Apreciamos la seriedad con la que China aborda este brote, especialmente el compromiso de los máximos dirigentes y la transparencia que han demostrado, en particular en el intercambio de datos y la secuencia genética del virus. La OMS trabaja estrechamente con el gobierno en la adopción de medidas para comprender el virus y limitar su transmisión”, indica el máximo responsable del organismo internacional.

¿En cuántas ocasiones la OMS ha lanzado alerta mundial? Lo ha hecho en seis: con la gripe H1N1 (2009); la expansión del ébola en África (2014); también por ébola en la República Democrática del Congo (2019); la polio (2014) y el zika en 2016, y en la actualidad por el coronavirus.

China padece como nunca una andanada de rechazo por ser el foco de expansión del mortal virus; a veces da la impresión de que reina el pánico: el lunes 3 de febrero el índice Shanghai Compuesto cayó 7.72%, un desplome considerable para la actividad bursátil china. Y es que los inversores temen que el mal inicio de año para su país —por el desafío en el renglón de la salud pública— termine además contaminando al ritmo de la economía del gigante asiático.

El nerviosismo cunde en la medida en que pasan los días y aumenta el número de muertos y afectados en masa; la inquietud es que se sobrepase el primer trimestre del año y proliferen las pérdidas por caída en las ventas, ausencia de turismo y suspensión de una serie de eventos que tendrían que realizarse en diversas ciudades chinas.

En esta zozobra el mandatario chino, Xi Jinping, reprochó a su homólogo estadunidense, Donald Trump, su nula ayuda ante la situación infecciosa que enfrentan en su país y en todo caso por contribuir a la confusión.

En la misma línea Hua Chunying, vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, recriminó que EU “no ha ofrecido ninguna ayuda significativa” sino todo lo contrario: ha creado y difundido el pánico.

“Fue el primero en retirar a su personal consular de Wuhan, el primero en sugerir la retirada parcial del personal de la embajada, el primero en anunciar una prohibición de entrada a ciudadanos chinos después de que la OMS dejó claro que no lo recomienda e incluso se opone a restricciones de viaje y de comercio contra China”, en palabras de la portavoz.

Otro miedo: al daño económico

Wuhan es la capital de Hubei. Se ubica a mil 151.8 kilómetros de distancia de Beijing, por vía terrestre. Llegar a la capital de China implica un trayecto de doce horas.

Se trata de una ciudad habitada por once millones de personas. En su geografía está la confluencia de los ríos Yangtsé y Han. Cuenta con importantes mercados de mariscos y una gran presencia comercial; por sus venas corre parte de la historia contemporánea de transformaciones de la China del siglo XX.

No es cualquier ciudad e inclusive se le conoce como “el Chicago de China”. Si Beijing es el corazón del poder del Politburó y polo estratégico para los negocios, Wuhan es “el centro económico, financiero, comercial, cultural y educativo de China central”.

El propio presidente Xi le tiene un cariño especial: cree en su boyante expansión y en su capacidad creativa y tecnológica; de hecho él mismo eligió a Wuhan para su encuentro con el primer ministro de India, Narendra Modi, a fin de limar una serie de asperezas por cuestiones fronterizas.

Al diario The New York Times Wuhan se le figura más bien a Pittsburgh, porque es la sede de una creciente industria del acero con un rostro joven por ser sede universitaria.

“Wuhan personifica el ascenso de China como potencia económica global, con todas sus complejidades. Entre 2002 y 2018 los ingresos disponibles por persona se dispararon a una cifra seis veces mayor a la previa, de acuerdo con los datos del gobierno recabados por CEIC Data, un proveedor de información”, desmenuza el diario estadunidense en un interesante editorial.

Desde Wuhan se vertebra además la distribución comercial y económica a otras partes del gigante asiático. Con la cuarentena impuesta en la ciudad desde el jueves 23 de enero la metrópoli ha quedado rodeada por un cordón sanitario ejecutado por el Ejército chino, que impide que la gente entre o salga.

Es decir, que el coronavirus además de afectar la vida de los seres humanos provoca una parálisis económica, comercial y de inversiones que de alargarse más tiempo podría terminar reduciendo gravemente el crecimiento económico, golpeando al PIB chino.

De acuerdo con información del Factbook de la CIA la presa de las Tres Gargantas, que es “la central eléctrica más grande del mundo en términos de capacidad instalada”, se encuentra cerca.

De las empresas Fortune Global 500 al menos 230 se encuentran en Wuhan, que encima desarrolla un extenso parqué de clusters de alta tecnología y 350 institutos de investigación.

Tiene además dos importantes universidades especializadas: la de Wuhan y la de Ciencia y Tecnología de Huazhong. Y en la actualidad es el epicentro del nuevo coronavirus cuyo primer brote ocurrió a finales de diciembre del año pasado.

Primero se dijo que el foco había sido en un mercado de mariscos; después que emanó de las serpientes; y, finalmente, la comunidad científica encontró que proviene de los murciélagos.

A Wuhan se le achacan muchos males —como al resto de China— por la mala higiene de los ciudadanos con hábitos cuestionables para Occidente, como salir en pijama a la calle, el exceso de basura, la mala gestión de los alimentos por estar demasiado expuestos en la calle, la proliferación rápida de mercadillos y la constante contaminación.

¿Qué pasa si Wuhan se paraliza por más tiempo debido a la cuarentena? Se cree que entonces terminará afectando al PIB chino más pronto que tarde: antes de este brote infeccioso el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimó que la economía china habría crecido 6.1% el año pasado y para 2020 su pronóstico era de un PIB de 5.8 por ciento.

China y EU son las dos turbinas del crecimiento mundial. Por ejemplo el Banco Mundial espera un PIB global en 2019 de 2.6%. El organismo es el más pesimista en comparación con la OCDE, que prevé 2.9%, o el FMI que ubica el crecimiento en torno de 3 por ciento.

Para 2020 también el Banco Mundial es más cauto en sus estimaciones, porque parte de una previsión de un PIB global de 2.7%; en cambio el FMI es más optimista con un PIB de 3.4% y la OCDE lo sitúa en un punto intermedio con 3 por ciento.

Para EU el FMI estima un crecimiento económico de 2.4% en 2019 y 2% este nuevo año, pero las previsiones podrían empeorar si la presencia del coronavirus se alarga y si empiezan a cundir las cancelaciones en los viajes internacionales. Todo empeoraría si el PIB chino finalmente desacelera y al final su menor expansión se traduce en menor demanda por petróleo, menores importaciones de bienes, mercancías y servicios y se confirma una caída en el consumo y la demanda interna.

Tras las vacaciones del Año Nuevo, el 3 de febrero el Banco Central de China prestó 150 mil millones de yuanes —equivalentes a 22 mil millones de dólares— al sistema financiero chino para inyectarle liquidez y respaldar los préstamos vencidos y por vencer en el corto plazo; también recortó los tipos de interés. La intención es amortiguar en el sistema financiero el golpe de efecto en el ciudadano de a pie por el coronavirus.

También está el efecto por la cancelación de una serie de eventos importantes en tierras chinas, provocado por la emergencia sanitaria. Así, se han suspendido el Mundial de Atletismo de Nankín en marzo; la Fórmula 1 con un Gran Premio en Shanghai; la Fórmula E de monoplazas eléctricos organizada por la Federación Internacional de Automovilismo, prevista para el 21 de marzo en Sanya, al sur de China; la Superliga de China de Futbol se ha visto afectada por encuentros pospuestos; la Federación Internacional de Tenis cambió la sede de su torneo a Kazajistán, y la Copa del Mundo de esquí alpino en Yanqing se canceló.

En Tokio, sede de los Juegos Olímpicos del 24 de julio al 19 de agosto, observan con pavor los efectos de contagio del coronavirus y evalúan qué hacer si continúa expandiéndose.

Hay preocupación en Asia y aquí, en Europa, porque temen igualmente una afectación en la salud y un golpe en la economía, sin quedar indemnes de efectos y brotes de racismo, así como de xenofobia.

En Madrid la embajada de China convocó a los medios de comunicación para una rueda de prensa con Yao Fei, encargado de Negocios de la sede diplomática.

Yao aprovechó la ocasión para denunciar que son víctimas de racismo y reiteró que el problema debe enfocarse “en el coronavirus, no en los chinos”.

En los últimos días varios gobiernos de Europa, entre estos el español, han hecho hincapié en que el virus si bien se originó en China no significa que “todos los chinos lo tengan”, con el llamado a evitar manifestaciones xenofóbicas o discriminatorias contra los asiáticos en tierras europeas.

Hay una serie de acciones orbitando alrededor del tema del coronavirus: no es solo la enfermedad en sí misma sino además el miedo al contagio, la ignorancia, el papel de los medios digitales y las redes sociales muchas veces difundiendo falsedades.

Y, por supuesto, están las consecuencias económicas. ¿Puede infectar el coronavirus también al PIB global? Si China desacelera la respuesta es afirmativa.

De acuerdo con el especialista Santiago Barón, en comparación con 2003, cuando se produjo el contagio por el SARS, la economía mundial es hoy más dependiente del ritmo del gigante asiático.

“El número de infectados por el coronavirus de Wuhan ya supera al de contagiados por el SARS, un brote de esta familia de virus que se produjo en 2003 y en el que los expertos se fijan para calcular el impacto de la nueva infección. La tasa de mortalidad del brote actual (de 2 a 3%) es menor que la del SARS (de 9%). No así el impacto económico: la actividad global es ahora más dependiente —en mayor medida— de la marcha del país asiático que hace dos décadas. China ha aumentado su peso económico global porque contribuye a 17% del PIB mundial, mientras que hace 16 años apenas acaparaba 4%, según el FMI”, puntualiza el experto.

Barón menciona el hecho de que algunos analistas y firmas de inversión consideran que el PIB chino crecerá 1% menos entre enero y marzo por la crisis sanitaria.

“Incluso su rival comercial, Estados Unidos, muestra preocupación por el avance de la llamada neumonía de Wuhan. Hace unos días Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, describió como muy importante la economía china”, señala.

Buscan una vacuna a contrarreloj

China es desde luego el principal país interesado en hallar lo más rápido posible una vacuna contra el coronavirus. Se trabaja a contrarreloj para encontrar el antídoto. En Italia varios científicos trabajan en la búsqueda de una vacuna. En Reino Unido el primer ministro Boris Johnson anunció un donativo por 20 millones de libras esterlinas para la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias. Un grupo de científicos de la Universidad Imperial College de Londres probará una probable vacuna en animales y la intención es empezar a experimentarla dos meses después en humanos. También en EU hay una carrera contra el tiempo: el laboratorio Inovio en Detroit investiga una vacuna con tecnología ADN con base en el mapa secuencial del virus y con la esperanza de que este no muestre mutaciones, lo que complicaría el proceso de búsqueda de un antídoto eficaz. El equipo que logre la vacuna obtendrá una patente millonaria y desde luego vital para la salud pública global.

Wuhan en la economía china

De acuerdo con un editorial del periódico Cinco Días acerca de la relevancia económica de Wuhan, epicentro del coronavirus, el PIB de esta ciudad “equivale al generado por Portugal”. Wuhan es “uno de los grandes centros automovilísticos chinos, así como de la industria del acero. Consolidado industrialmente, además está en la región que más smartphones produce en el mundo”. El diario español subraya que la provincia de Henan, a 500 kilómetros del epicentro del brote, aportó “25% de las exportaciones de smartphones chinos” en 2019. “En su corazón se encuentra Zhengzhou, la ciudad del iPhone. El mayor fabricante de componentes electrónicos del mundo, Foxconn, tiene allí una megafábrica que produce la mitad de los teléfonos de Apple”.