EL ENEMIGO ES LA POBREZA, NO LA DESIGUALDAD

Igualdad de oportunidades.  

Antonio Caporal
Foto: Especial
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Durante varias décadas políticas públicas que favorecen inversión privada, apertura comercial, certeza jurídica, estabilidad financiera, competitividad e impulso a la construcción de infraestructura propiciaron tasas de crecimiento económico de entre 2 y 6% en diversos países de América Latina e incluso superiores en otras regiones del mundo donde se implementan las llamadas políticas liberales.

En su conjunto dichas prácticas favorecieron la generación de riqueza y el consecuente desarrollo; es decir, elevaron la calidad de vida de la sociedad y, sobre todo, igualaron las oportunidades para todos.

Por ello resulta inaceptable afirmar que las políticas liberales sean las causantes de los problemas económicos y la pobreza, afirma Axel Kaiser, quien sostiene que las cifras oficiales y los análisis económicos demuestran que la desigualdad no es el problema, como lo quieren hacer creer políticos populistas.

“Debemos tener claro que el enemigo es la pobreza y para combatirla es necesario generar riqueza incentivando la inversión y dando seguridad jurídica para que se generen empleos. Debemos cambiar la narrativa”, dice a Vértigo.

El ejemplo de Chile

Analista político, escritor, columnista y presidente de la Fundación para el Progreso, Kaiser ilustra cómo la errónea idea de culpar al neoliberalismo y a la desigualdad de la falta de crecimiento económico fue un factor determinante para desatar una crisis económica, social y política en su país, Chile.

Explica que “después del colapso económico del gobierno socialista de Salvador Allende de 1970 a 1973, la economía de Chile se convirtió en ejemplo para América Latina ya que se registraron altas tasas de crecimiento con baja inflación durante décadas”.

Además, señala, “la pobreza cayó de 68% en 1990 a 8.6% en 2017; y la pobreza extrema a solo 2.3% de la población”.

Sin embargo, puntualiza, en años recientes la difícil situación económica global limitó el crecimiento y ello coincidió con la decisión de un comité independiente de autorizar el incremento en el costo del transporte público: “Ante un escenario de limitado crecimiento los estudiantes reaccionaron con protestas y de manera automática los políticos e intelectuales argumentaron que la desigualdad era la causa de la difícil situación económica, no obstante los evidentes datos que constataban que bajo la implementación de políticas liberales hubo crecimiento económico y disminución de la pobreza”.

Añade: “Culpar a la desigualdad es una falsedad. La desigualdad ha disminuido. Chile es hoy el país con mayor movilidad social de la OCDE. Para un chileno de una familia de 25% más pobre de la población es más fácil llegar a 25% más rico que para un estadunidense, un alemán, un sueco o un danés”.

En este sentido reprocha que “la narrativa de políticos, académicos e intelectuales se ha empeñado en sostener que el gran problema, lo mismo en Chile que en otras naciones, es la desigualdad”. Expresa: “La generación de políticos que construyó el modelo chileno no supo explicar sus virtudes y ahora Chile corre el riesgo de seguir el camino de Venezuela, que fue el país más rico de la región para ser hoy uno de los más pobres, producto de la aplicación de medidas populistas”.

México

De visita en nuestro país para participar en diversos encuentros con estudiantes y especialistas, Axel Kaiser también advierte que “México debe tener cuidado porque podría seguir el mismo camino de Chile o, peor aún, de Venezuela, si algunos personajes, como es visible, siguen culpando al neoliberalismo y siguen sosteniendo que el problema es la desigualdad”.

—¿Qué debe atender México para no caer en riesgos?

—Lo primero son los discursos: las palabras crean realidades. El gobierno debería ser más eficiente en producir un ambiente inclusivo, amistoso, que reconozca lo bueno que ha hecho México hasta ahora, que destaque el progreso que ha existido en las últimas décadas gracias a reformas liberales y que vea a todos los mexicanos como parte de la solución. Y en ese contexto el rol de los emprendedores y los empresarios es fundamental, porque de ahí proviene el crecimiento de la economía, de ahí provienen los salarios que son sustento de millones de mexicanos.

Lo segundo es “que las autoridades deben garantizar los principios del Estado de Derecho. Esto implica respetar las normas existentes y no cambiarlas arbitrariamente por una voluntad espontánea. Por ejemplo considero una mala decisión haber cancelado el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México porque así se decidió en una ‘consulta’. Algunas podrían ser decisiones bien intencionadas, pero le hacen daño al país”.

Y lo otro es “que el gasto público tiene que ser muy cuidadoso. Se tiene que invertir donde genere la mayor rentabilidad social. No es la mejor manera redireccionar el gasto público para pagar bonos o transferencias a sectores populares; lo mejor que se puede hacer es desarrollar proyectos rentables, carreteras, conectividad, capacitar a la gente, etcétera”.

—¿El enemigo a vencer es la pobreza?

—Correcto. Hay que ubicar muy bien, como lo dice el señor Ricardo Salinas Pliego, que el enemigo es la pobreza, no es la desigualdad; porque si uno piensa en el futbol hay jugadores que ganan mucho más dinero que otros porque son mejores o trabajan más. Nadie piensa que es injusto que haya jugadores como Lionel Messi que ganan muchísimo más que otros que juegan, por ejemplo, en las ligas argentinas. ¿Por qué va a ser injusto? Todos nos beneficiamos de Messi, incluso sus compatriotas que son menos dotados que él, porque le sube la calificación a la selección nacional, porque la marca argentina del futbol mejora para todos. Entonces lo que hay que hacer es garantizar que todos puedan probarse para demostrar que pueden jugar como él. Te digo, la pobreza es falta de oportunidades. Ahora, ¿cómo se resuelve esa pobreza? Con libertad, con instituciones que hacen respetar la libertad, que le dan oportunidad a todas las personas, hasta a las más pobres, de pararse sobre su propio pie, porque ellas son capaces de salir adelante: lo que necesitan es una oportunidad y ahí el rol de las empresas es fundamental porque crean oportunidades de trabajo para todos nosotros”.

Agrega: “Siempre digo que es mucho mejor tener un país donde, a partir de las oportunidades, haya ricos y pobres, que uno donde todos seamos iguales pero muy pobres. Un país donde algunos tienen mucho y otros tienen poco es mejor que uno donde todos tienen carencias por igual”.