LETICIA BARRADAS, UNA ARTISTA EN EXPANSIÓN

El arte, como cualquier otro medio, es dinámico y evolutivo.

Hector González
Todo menos politica
Foto: Especial
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Todo empieza a mano, con una idea, de ahí un dibujo o un boceto. Poco a poco la obra empieza a tomar forma. Para Leticia Barradas el trabajo y la creación son procesos orgánicos. Estudió diseño pero el arte siempre ha estado ahí, cerca. “El dibujo y la investigación de materiales me acompañan todo el tiempo”, explica la artista.

Ilustradora del semanario Vértigo, cada semana nos asoma a su forma de leer el día a día. Pero hoy no se trata de hablar de eso sino de su obra como pintora, la cual de la mano de la Galería Yuri López Kullins viaja a España.

Barradas sabe que en principio todo suma y no tiene prurito en reconocerlo. “La ilustración es una disciplina muy noble: te da práctica, oficio, sensibilidad para observar y desenmarañar los temas a fin de hacer imágenes más concretas y redondas”.

No obstante el periodismo es demandante y no es fácil encontrar espacio para la obra personal. Ella lo sabe y reconoce que no ha sido sencillo compaginar tiempo y espacio. “Como mujeres tenemos que ser lo doble de disciplinadas y exigentes. No solamente hay que encontrar los horarios para trabajar: también necesitamos compaginar la vida familiar. Hay que hacer malabares y dividirse en tres: trabajo, familia y vida personal. Creo que esa misma exigencia te vuelve hábil para resolver muchas cosas: te conviertes en un marinero en la tempestad”.

Alguien que sabe de estos menesteres es la galerista Yuri López Kullins, quien ha visto pasar mujeres que no consiguen encontrar el equilibrio entre las distintas pistas. “El arte exige mucho y en el caso de las mujeres es más complejo porque no siempre pueden compaginar los tiempos. Por eso los hombres son más participativos, pero al menos nosotros en la galería siempre hemos tratado de mantener un equilibrio”.

Mirada personal

Quien se asoma a la obra de Leticia Barradas tiene acceso a una forma personal de ver y percibir el mundo. Incluso en sus retratos de figuras de la política, como Alejandro Gertz Manero o Guillermo Ortiz, se filtra un universo personal. “Mi obra habla de mi interior y de lo que percibo. Más que representar la realidad tal cual intento que la imagen parezca producto de un sueño o del inconsciente, pero siempre intentando establecer un diálogo. Incluso podría decir que mis retratos son, antes que nada, traducciones”.

López Kullins ubica a la artista dentro de un realismo sui géneris. “No es la típica imaginación de un escenario”. Su lectura y aportación la lleva a una “especie de realismo mágico. Es muy complicado aportarle a un género como el que ella maneja; sin embargo lo consigue. Y eso para un galerista es lo más importante. No solo tiene un estilo fuerte: también ha conseguido construir una identidad”.

La relación entre la galería y la artista es reciente pero sólida. Barradas vio una convocatoria para enviar obra a España y aplicó con su carpeta. López Kullins vio el trabajo y el resto es una historia todavía en construcción. “Ella es una galerista que me representa y aconseja, cosa que agradezco porque es un medio complicado y para las mujeres un poco más”.

Por lo pronto viajarán dos de sus piezas a la filial de la galería en Madrid, pero en breve espera llevarla por medio de una colaboración a Corea del Sur. “La propuesta de Leticia es muy importante, por eso decidí que debería estar incluida en nuestro catálogo”.

Con ocho años de vida la galería Yuri López Kullins tiene varias líneas de trabajo y una de las más importantes es la de apoyar a artistas emergentes. Actualmente su catálogo maneja cerca de 40 firmas. Aunque la tendencia del mercado es el manejo de firmas consagradas, la galerista reconoce el compromiso cultural y comercial de dar espacio a nuevas voces. “A lo largo de los años hemos visto avanzar mucho a varios de nuestros artistas. Una galería es un negocio pero también debe ser un medio de apertura para nuevas propuestas”.

Dispuesta a relanzar su carrera dentro de la plástica, Leticia Barradas ha tenido un reencuentro muy afortunado con la pintura y reconoce haber caído en blandito. “Me siento suertuda por haber encontrado un sitio para una artista emergente como yo; en cuanto al mercado, sé que hay que ser paciente”.

Sabe además que la relación entre la pintura y el arte contemporáneo vive un momento de reajuste, donde se exploran nuevas rutas de salida. “El arte debe decir algo, pero necesita un aval de las instituciones, la crítica y la misma sociedad. Vivimos una época en la que todo se vale. Me parece muy bien que haya muchas propuestas, siempre que tengan un fundamento”.

Yuri López Kullins coincide con la artista y celebra el propósito de las ferias de arte. “Son necesarias porque dan apertura a nuevas formas de expresión. Cerrarnos a lo tradicional no nos hará crecer; en cambio sí acercarnos a nuevas formas de dialogar dentro del arte. El arte como cualquier otro medio es dinámico y evolutivo. Habrá quien quiera estar en el polo más atrevido y habrá quien quiera propuestas más conservadoras. Lo único no válido es quedarse estancado”.