TENSIÓN MUNDIAL: AUMENTA EL GASTO MILITAR

La situación del avance armamentista enciende las luces de alerta.

Arturo Moncada
Política
Foto: Especial
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En 2019 el armamentismo en el mundo cobró el mayor impulso en los últimos diez años. El informe anual publicado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IIES) indica que el gasto en defensa global aumentó 4% con respecto de 2018.

El presupuesto de Estados Unidos, número uno en la lista de crecimiento armamentista, representó 685 mil millones de dólares; le siguen China, con 181 mil millones; Arabia Saudita, 78.4 mil millones; Rusia, 61.6 mil millones, e India con 60.5 mil millones de dólares.

La lista de los 15 principales países del mundo que hacen gastos militares de defensa continúa con Reino Unido, Francia, Japón, Alemania, Corea del Sur, Brasil, Italia, Australia, Israel e Irak.

Tanto Washington como Beijing subieron los gastos de defensa en 6.6%, pero el IIES explica que la trayectoria de ambos es divergente porque el aumento del presupuesto de EU fue el mayor en la última década, mientras que en China si bien aumentó el ritmo de crecimiento este se desacelera.

Alarma

Para diversos analistas los niveles de rearme que presenta el informe, sumados al retroceso de la actividad diplomática contra el armamentismo, ofrecen una alarmante lectura: las potencias se preparan para un conflicto.

Las nuevas armas que desarrollan China y Rusia incluyen misiles supersónicos y submarinos sin tripulación, presentadas como “invulnerables”, permiten a los líderes una comunicación pública que genera opiniones sugestionadas por una supuesta “superioridad” y añaden presión a la carrera armamentística.

El politólogo y diplomático alemán Wolfgang Ischinger, quien fungió como jefe de la Conferencia de Seguridad de Múnich del 14 al 16 de febrero pasados, califica el actual contexto de seguridad global como tenso e inusualmente grave. “Se trata de una situación internacional muy peligrosa”, indica.

Ischinger subraya como uno de los problemas de fondo las crecientes rivalidades entre potencias y la pérdida de capacidad de las organizaciones internacionales para mitigar conflictos. “Es importante que se hable y que no se dispare”, agrega.

Para el experto alemán “hay una pérdida dramática de capacidad de toda la comunidad internacional para actuar y una política exterior que a menudo queda en frases retóricas”.

A ello se suma la opinión del especialista español en política internacional, Willy Meyer, quien advierte sobre el silencio de la sociedad civil ante la escalada en la compra y fabricación de armas a escala mundial. “Lo que en su día fue un movimiento pacifista internacional extraordinario, la parte más movilizada de la sociedad en la reclamación de la paz y el desarme, asiste hoy en silencio o en algunos casos con algún susurro a uno de los momentos más peligrosos tras el fin de la Guerra Fría en relación al rearme convencional, nuclear y la generalización de conflictos armados”, advierte.

John Chipman, director del IIES, dice a su vez que los gastos militares globales aumentaron con la progresiva salida de las economías de la crisis financiera de 2008 y debido a una mayor percepción de amenazas.

“La muerte del tratado sobre las fuerzas nucleares de mediano alcance —de 500 a cinco mil 500 kilómetros— en 2019 y la posible extinción del Tratado New Start sobre armamentos nucleares intercontinentales en 2020 cambian el equilibrio entre potencias y el statu quo en el orden internacional posGuerra Fría, haciéndose muy evidente el ascenso de China y el impacto de crisis regionales, desde Ucrania hasta Libia”, agrega.

Causas

El escenario de este rearme es complejo y obedece a decisiones políticas que suponen un riesgo cierto a la seguridad mundial. Destaca sobre todo la política acerca de defensa del presidente estadunidense Donald Trump.

A modo de cronología cabe recordar que en diciembre de 2017 Estados Unidos aprobó su Estrategia de Seguridad Nacional, la cual en palabras de Trump está “destinada a responder a la creciente competencia política, económica y militar que enfrentamos alrededor del mundo, con el desafío de China y Rusia al poder”.

Al presentar su estrategia Trump puntualizó: “Una nación que no está preparada para ganar una guerra es una nación incapaz de impedir una guerra”.

En enero de 2108 la Comisión de Estrategia de Defensa Nacional del Congreso de Estados Unidos aprobó por unanimidad —demócratas y republicanos— la evaluación y recomendaciones para la defensa nacional donde, entre otras sugerencias, establece en el Pacífico Occidental, para “disuadir la agresión china”, incrementar inversiones para la guerra submarina y un puente aéreo estratégico.

Para Europa, y frente a una “Rusia revanchista”, los congresistas recomiendan reforzar la capacidad convencional de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), especialmente en el flanco báltico, y prepararse para disuadir, y si es necesario derrotar, el uso de armas nucleares no estratégicas.

Ese mismo año, en mayo, Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán alcanzado en 2015, que garantizaba una reducción drástica del enriquecimiento de uranio iraní a cambio de levantar las sanciones impuestas al gobierno de Teherán.

Como previsión de una posible agresión del gobierno iraní Washington desplegó ese año en el Golfo Pérsico la mayor fuerza militar desde su guerra en Irak.

Otra medida que acrecentó el nerviosismo bélico se registró en agosto de 2018, cuando Trump consumó la retirada de su país del Tratado para la Eliminación de Misiles de Medio y Largo Alcance (INF), que duró 32 años y permitió un control cierto y verificable al despliegue de misiles convencionales o nucleares de alcance intermedio.

El INF supuso un triunfo inequívoco de las movilizaciones pacifistas europeas contra la instalación de los llamados “euromisiles”. Este golpe incomprensible al desarme nuclear puede ser el preámbulo, según declaraciones del propio Trump, de la retirada estadunidense del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START III), de vital importancia al haber comprometido a Moscú y Washington a reducir en dos terceras parte los arsenales nucleares de ambos países hasta 2020.

Pero no es solo la política de defensa estadunidense la causante del crecimiento armamentista.

El informe del IIES señala que la creciente inquietud sobre el comportamiento de Rusia hacia sus vecinos en la región y su avance tecnológico se convierten en factores que impulsan el incremento del gasto en defensa en los países de la OTAN.

Y es que el documento advierte sobre avances significativos en tecnología militar; sistemas que ahora entran en servicio o que ya dejan huella. La relativa propagación de vehículos aéreos no tripulados (UAV, por sus siglas en inglés), utilizados ahora por actores estatales y no estatales, provoca por ejemplo un renovado interés en los sistemas antiUAV.

Asimismo a nivel estratégico tanto Rusia como China parecen estar en proceso de desplegar vehículos de planeo hipersónicos y misiles de crucero hipersónicos, sistemas superrápidos que amenazan con contradecir los cálculos sobre la efectividad de las defensas antimisiles.

El balance militar de este año también aborda uno de los problemas estratégicos fundamentales de nuestros días: la preocupación de que los “Estados competidores” ahora usan “estrategias para conseguir resultados operando por debajo del umbral de la guerra”, agrega el informe del IIES.

Respecto de este punto el documento indica la actuación inicial de Rusia en Crimea; su negación sobre cualquier involucramiento en el este de Ucrania; su uso de armas químicas en Reino Unido, y su presunta intromisión electoral en Estados Unidos, los Países Bajos y en el referéndum independentista catalán.

Asimismo cita como ejemplo las actividades de Irán, particularmente su capacidad para actuar en la guerra a través de terceros.

Comercio de armas

A la problemática del aumento armamentista en el mundo se suma el mercado de armas, al que Trump durante su campaña a la Presidencia prometió fortalecer con la implementación de un programa de renovación militar, siendo el primero en obtener réditos de la álgida tensión que se registra hoy en Oriente Medio.

Al respecto Janiel David Melamed, doctor en Seguridad Internacional, considera que el comercio de armas en esa región revela que “no solo EU se beneficia del alto consumo de armas sino que países como Turquía o Arabia Saudita terminan comprándole al mejor ponente, que también pueden ser Rusia o la Unión Europea”.

No obstante el panorama de la industria militar en el mundo confirma que EU es el mayor productor de armamento y plantea una disyuntiva: mientras las cifras del boyante negocio de la producción de armas e insumos de defensa aumentan, las ventas suben: en 2019 crecieron 4.6% y desde 2002 se han incrementado en 47 por ciento.

El informe Panorama humanitario global, publicado por Naciones Unidas el pasado 10 de diciembre, señala que en el mundo persisten 41 conflictos altamente violentos que en 2019 impactaron a 20 mil 300 civiles.

El Instituto de Investigación de Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) sintetizó en un informe publicado el pasado 9 de diciembre que durante 2018 las ventas de las 100 mayores empresas de producción de armas en el planeta —a excepción de las de China, de las que no se tienen datos disponibles— alcanzaron los 420 mil millones de dólares.

Particularmente las cinco empresas que más dinero percibieron por venta de armas tienen sede en Estados Unidos. Entre ellas las ventas alcanzaron un total de 246 mil millones de dólares.

Esto respondería a razones que van más allá de la mirada comercial. Según Aude Fleurant, directora del Programa de Armas y Gasto Militar del SIPRI, “las empresas estadunidenses se preparan para el nuevo programa de modernización de armas que el presidente Trump anunció en 2017. Las grandes compañías se fusionan para poder producir la nueva generación de sistemas de armas y así situarse en una mejor posición para ganar contratos con el gobierno norteamericano”.

Esto se refleja, indica el SIPRI, en un desarrollo clave de dicha industria: “La tendencia creciente a la concentración de algunas de las principales empresas productoras. Por ejemplo dos de las cinco que encabezan el ranking, Northrop Grumman y General Dynamics, realizaron adquisiciones multimillonarias de otras compañías en 2018”.

La situación del avance armamentista enciende las luces de alerta en la sociedad ante una proliferación descontrolada tanto de armas convencionales como de armamento nuclear.

Como afirma Willy Meyer: “La situación de amenaza a la paz y a la desnuclearización exige una respuesta internacional contundente, una movilización generalizada de las sociedades para exigir la reducción drástica de las inversiones en gasto militar, el cumplimiento de la Carta de las Naciones Unidas y, entre otras medidas, promover y aprobar un Tratado de Prohibición y Destrucción Ecológica de todo el arsenal mundial de armas de destrucción masiva”.