RETO URGENTE CONCILIAR CUIDADO SALUD Y ACTIVIDAD ECONOMICA

Cuando se vaya el virus, después de dos o tres meses, quedará esta crisis económica.

Arturo Moncada
Política
Foto: Especial
Notimex

Por J. A. Caporal, A. Moncada y C. Luna Palencia

Son tiempos aciagos para la humanidad, sin duda: el COVID-19 sorprendió a los sistemas de salud del orbe, un mundo globalizado en el que de un punto a otro del planeta bastan unas cuantas horas de vuelo y no hay frontera alguna que impidan la expansión de un virus.

Pero de igual forma en nuestra era existe el conocimiento científico suficiente para hacerle frente a una pandemia y existen también medios de comunicación responsables que orientan a la gente sobre qué es lo que debe hacer ante una situación como la actual.

Y, sobre todo, existe la historia, la que nos enseña que el miedo no es el mejor consejero porque provoca malas decisiones; nos recuerda que las medidas deben tomarse a partir de una proyección a futuro, porque la vida sigue y la gran mayoría de los siete mil millones de habitantes del mundo —incluyendo a los casi 130 millones de mexicanos— mañana seguirán demandando servicios de salud, empleo, alimentos…

Los expertos en diversos campos del conocimiento y muchos líderes internacionales, lo mismo gobernantes que empresarios o académicos, nos recuerdan que mañana habrá millones de jefes de familia en México y el mundo que requerirán un empleo para proveer a su gente; habrá millones que, igual como hoy, demandarán sociedades seguras, que vivan en paz, en calma, sin delincuencia; mañana estarán ahí, en cada comunidad y en cada nación, millones de niños que necesitarán, como hoy, un mejor futuro.

Cada día hay más voces que reconocen que es necesario atender a los enfermos y combatir la pandemia ya que no se trata de minimizar lo que sucede, pero también nos dicen que tampoco se debe llevar la situación a extremos de suspender toda la actividad económica y parar la marcha de un país ya que esto llevará a la gente a un estado de crisis, desesperación y desesperanza.

Y peor aún, nos dicen, seguir por este camino de suspender toda la actividad llevará a muchos al desempleo —millones trabajan por su cuenta o no tienen un empleo, viven al día—, lo cual de manera irremediable los llevará a la delincuencia, la rapiña, el saqueo, la violencia en su máxima expresión.

Cada día hay más voces que señalan que es momento de revisar los datos duros del COVID-19, reconocer sus alcances y a partir de ello tomar decisiones con visión: mantener la actividad económica y productiva.

Por supuesto que hay que cuidar la salud, mantener las medidas de higiene, cuidar la alimentación, no tener sobrepeso, no fumar o abusar del alcohol, no usar drogas, hacer ejercicio.

El llamado es urgente: hay que recapacitar, pues ningún país se puede dar el lujo de rendirse ante el pánico. Basta ver el panorama económico y social propiciado por el COVID-19 en el mundo … y en México.

Desempleo en puerta

La Cámara Nacional de la Industria Restaurantera (Canirac) reporta que sus ventas se han reducido hasta en 90%, en tanto que 30% de sus establecimientos han cerrado por la contingencia sanitaria, “una situación nunca antes vista en el sector”.

En este sentido la Canirac lanzó la campaña Sirviendo a México con el fin de “hacer conciencia y no paralizar esta fuente tan importante en la generación de empleos ya que 2.14 millones de personas, 8% del total de los empleos del país, dependen de la preparación de alimentos”.

Por otro lado la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles informa que se ha cancelado 100% de las reservaciones a destinos turísticos para Semana Santa. También da cuenta de que hasta el momento han cerrado más de 150 hoteles y otros 180 están a punto de cerrar.

“Se prevé un panorama pesimista de seguir esta tendencia de cierre de establecimientos ya que se ponen en riesgo millones de empleos en el país”, indica.

Cabe recordar que la derrama económica por la Semana Santa en 2019 fue de más de 52 mil millones de pesos, que favorecieron a más de cinco millones de trabajadores del sector turístico, de servicios e incluso comerciantes de las zonas de destino de los vacacionistas, es decir, un muy considerable grupo de personas que verán afectados sus ingresos.

De acuerdo con la organización Acción Ciudadana frente a la Pobreza “la pandemia del COVID-19 plantea una emergencia en el mercado laboral que coloca a más de 40 millones de mexicanos en una situación de emergencia laboral”.

La amenaza sanitaria se traduce también en un alto riesgo de incrementar la pobreza ante medidas que producen desempleo o reducen ingresos, asegura Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de esta organización.

La situación exige medidas urgentes. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) la tasa de desempleo en México aumentó en febrero pasado a niveles no vistos desde hace más de tres años: “La tasa desestacionalizada de desocupación subió a 3.7% —desde 3.6% registrado en enero pasado—, su nivel más alto desde septiembre de 2016”.

Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), recuerda que propuso al gobierno federal un decálogo de medidas para evitar una disminución drástica de la inversión en el país, apoyar a las pequeñas y medianas empresas, así como preservar 21 millones de empleos.

Dichas medidas tienen que ver, fundamentalmente, con estímulos fiscales y apoyos para los trabajadores.

Regularizar el consumo

Ramsey Elia Frangie, profesor de la licenciatura de Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana, platica con Vértigo sobre la actual situación.

—¿Qué panorama ve para la economía en México con el coronavirus?

—Cuando se va el virus, después de dos o tres meses, queda esta crisis económica, porque antes básicamente estaba corriendo la economía de forma normal y luego se le pide a todo mundo que detenga sus actividades financieras.

La mayoría de las economías alrededor del mundo, añade, “dependen en gran parte del consumo, como ir al supermercado, a las tiendas, al cine… Normalmente en muchas de las economías las dos terceras partes del Producto Interno Bruto (PIB) dependen de este consumo; y cuando se detiene de esta forma nos manda directamente a una recesión porque le estamos pidiendo a la gente que se quede en casa, que no consuma”.

Están afectadas además, puntualiza, “la industria restaurantera y del turismo, entre otras, porque la gente no está acudiendo a estos lugares”.

—¿A su juicio urge reactivar el consumo?

—Queremos regresar a que la gente salga, que la gente esté consumiendo. En este momento todo mundo tiene caras largas. Las plazas, las tiendas, los taxis, todo está desértico. Aquí es donde los negocios están sufriendo. Toda la gente que paga rentas no está viendo entrar el dinero en forma habitual para cubrir sus costos.

En las escuelas “en este momento es probable que el 20 de abril, que sea el regreso a clases, estemos en un momento fuerte de la crisis y quizás eso se tenga que prolongar al final del semestre escolar. Entonces, ¿en esas escuelas qué pasa? ¿Van a llamar a los padres y decirles que les van a cobrar colegiatura aunque no hubo clases? Si no es así, ¿cómo pueden sobrevivir? Las escuelas privadas van al día y entonces no pueden estar tres o cuatro meses sin ingreso”.

Y repite Elia Frangie: “Regularizar el consumo es la primera medida; y la segunda es que la gente se sienta con confianza y sin miedo para regresar a su vida normal, a su rutina. Eso depende de las medidas que cada país haya tomado y qué tan fuerte les ha pegado esta pandemia. Pero no nada más son los supermercados: las personas que tenían planeado un viaje o renovar su automóvil no están pensando en realizar esas ideas ante el temor de anuncios de empresas de que tendrán que despedir a empleados; y esto provoca que mucha gente aplace sus compras grandes, como una casa, un coche, porque esperan tener más claridad”.

Y, agrega, “ese es el problema: mucha de la actividad económica está amarrada a una actitud positiva sobre el futuro, el tener una perspectiva de que las cosas están bien, que van a mejorar. Pero ahora la gente está preocupada, bajo incertidumbre. Y la incertidumbre es la que realmente detiene el avance de la economía. Eso es lo que hay que tratar de eliminar”.

—¿Qué programas considera que se deben implementar?

—Algunos países, como Australia y Estados Unidos, ya entendieron el impacto y lo que tratan de hacer es interesante. Como esta crisis no es realmente una guerra, no es un conflicto bélico, ni es como la crisis de 2008, esta crisis pasará en unos tres meses, tiempo donde el virus contamina a quien tiene que contaminar y la gente infectada o se muere o avanza y se recupera, pero para bien o para mal cada país enfrentará con sus medios esto. Estados Unidos y Australia formularon una serie de paquetes económicos, llámese de estímulo fiscal, que normalmente son una canasta financiera como aplazar impuestos, detener clausuras o cierres de empresas por deudas, incrementar el circulante… También tratan de bajar las tasas de interés y además darán algún estímulo fiscal directo a las personas.

Lo que se busca, dice el especialista, es tratar de que la gente no se ponga en esta forma de mentalidad de supervivencia y aprovechar las oportunidades para gastar su dinero y fomentar la economía gracias a los intereses bajos. “Me parece que México podría enfocarse en algún tipo de combinación de medidas como estas para ayudar a los negocios afectados, a la gente desempleada, a incentivar a quienes generan una deuda adicional y que puedan tener acceso a créditos para poder cubrirse”.

Elia Frangie considera que “hay cierta resistencia a no detener la carga de impuestos a pesar de la crisis. Desgraciadamente creo que, como dije, mucho de esto del consumo depende de una actitud positiva ante el futuro: si ahora se empieza a desarrollar pánico pensando en lo peor, eso no ayuda. No digo que tengamos que implementar las mismas medidas que Estados Unidos ya que México puede tener las suyas, pero sí creo que tiene que existir un rol entre liderazgo y acción para realmente encontrar estas tácticas pequeñas y grandes que van a permitir que la población se sienta segura. Se debe cambiar esta dinámica de depresión y paranoia al ‘sí podemos, lo vamos a lograr y vamos para adelante’”.

Arlene Ramírez Uresti, analista internacional, también ofrece a Vértigo sus puntos de vista.

—¿Qué se debe hacer para salir de esta crisis económica?

—Algo que tenemos que hacer en primer lugar es seguir consumiendo, seguir trabajando, es decir, completar el ciclo económico. Si la gente no consume como lo vemos ahora que la gente se encuentra en su casa, entonces le pegamos económicamente a los pequeñas empresarios, la base de la pirámide de zonas vulnerables más expuestas por la parálisis económica que se está dando por la cuarentena.

En estos momentos, comenta Uresti, “tenemos que salir de esta crisis, no podemos quedarnos de brazos cruzados, el flujo económico tiene que continuar para que sigan generándose empleo e ingreso”.

Daño económico mundial

En Europa, a la emergencia sanitaria que mantiene confinadas a varias poblaciones para cortar la propagación del coronavirus, el día a día se vive con el temor en la piel por el presentido daño económico provocado en el tejido productivo en naciones como España, Francia o Italia.

Ha sido un freno en seco a la maquinaria económica. A la fecha nadie se atreve bien a bien a calibrar en números redondos y absolutos de cuánto será la caída en el PIB de las naciones que han decidido cuarentenas forzosas para frenar la expansión del COVID-19.

No son pocos los líderes que cuestionan a Tedros Adhanom, titular de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y su gestión de la crisis sanitaria global retrasando decisiones, demostrando inexperiencia e improvisación.

Para el presidente estadunidense Donald Trump la OMS perdió un tiempo valiosísimo en la demora de sus recomendaciones a China y otros países sobre el control del brote.

El inquilino de la Casa Blanca se mantiene contrario a replicar las pautas chinas sobre el control del coronavirus parando la producción y enviando a los trabajadores a sus casas.

Trump advierte que “el remedio puede resultar peor que la enfermedad”, porque romper con la dinámica económica “traerá un enorme cisma socioeconómico” y entonces habrá muchos más muertos por el daño financiero que por el coronavirus.

“Contra este enemigo invisible ganaremos; les pido resiliencia ante el COVID-19 y que permanezcan fuertes. Hay que entender que la gripe mata a diez millones de estadunidenses cada año y la nación no se puede parar”, replica categórico.

El mandatario estadunidense, quien se autodefine como “un presidente en guerra”, decidió pactar con el Congreso un enorme plan de rescate de dos billones de dólares orientado a programas para trabajadores en sectores gravemente cimbrados por el freno económico; hay otros planes para salvar de la quiebra a miles de empresas y otros rubros dedicados a fortalecer al sector salud ante la urgencia sanitaria del coronavirus.

“Una parte será para pagos directos a la mayoría de los estadunidenses; otra ampliará las prestaciones por desempleo, y se habilitará un programa de 367 mil millones de dólares para que los pequeños negocios sigan pagando los salarios mientras los trabajadores se ven obligados a quedarse en casa”, afirma.

En la visión de Trump la economía estadunidense no puede demorar mucho tiempo semiparalizada. De hecho sostuvo que el próximo 12 de abril, en plena Pascua, todas las industrias, comercios y servicios deberán estar funcionando. “Esto ha sido muy doloroso para nuestro país y nos ha desestabilizado mucho: tenemos que volver a trabajar… En mi opinión morirá mucha más gente si permitimos que esto continúe”.

En la misma línea el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, es bastante reticente a utilizar la táctica del paro casi total de la economía, consciente de que 84 millones de brasileños están por debajo de la línea de la pobreza y subsisten en la economía informal con muy poco dinero diario para poder alimentarse, por lo que enviarlos a una cuarentena sería tanto como condenarlos a no sobrevivir.

Bolsonaro señala que las medidas de la OMS no responden a un protocolo consensuado y que no necesariamente deben ser copiadas ya que cada nación confronta su propia complejidad interna.

A China, que es la segunda turbina del PIB mundial, haber echado el cierre para controlar su brote por coronavirus le restará un punto porcentual en su crecimiento. De acuerdo con estimaciones de Pictet Asset Management, el PIB chino podría ubicarse este año entre 5.5 y 5.6 por ciento.

En el caso particular de Brasil, esgrime Bolsonaro, la pandemia provocará un daño considerable y agrega que el virus solo es “una gripe” que afecta primordialmente a los mayores de 60 años con patologías previas y que “provoca decesos en 1% de la población mundial”.

Bajo esa misma premisa en Reino Unido el primer ministro Boris Johnson se resistió a las presiones por parte del Ministerio de Sanidad para el cierre de escuelas y el confinamiento de la población, pero finalmente mandó a todos los ciudadanos a sus casas por tres semanas, en un lockdown que el propio Johnson advirtió será económicamente costosísimo.

“Ningún primer ministro querría tomar este tipo de decisiones. Para explicarlo de un modo simple: si muchas personas enferman a la vez el NHS (el Sistema Nacional de Salud, por sus siglas en inglés) será incapaz de manejar esa situación, y morirán más pacientes, no solo por coronavirus sino por otras enfermedades”, aceptó acongojado el premier, quien dio ya positivo al contagio.

Costo económico

España vive una cuarentena y un estado de alarma desde el sábado 14 de marzo y el Congreso aprobó una extensión hasta el próximo 12 de abril.

La decisión del confinamiento de la población para controlar la expansión del virus provoca en la economía española una sangría empresarial con la mitad de los trabajadores previendo que perderán sus empleos: 90% de la actividad productiva está paralizada.

El presidente Pedro Sánchez tuvo que aprobar un paquete extraordinario por 200 mil millones de euros para oxigenar a las Pymes, a los autónomos, dar liquidez a los bancos e implementar programas sociales de emergencia para aliviar un poco la carga de miles de deudores hipotecarios; y se garantiza que nadie sufrirá cortes de agua, luz y gas.

Para la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) no debería alargarse más el confinamiento y llama a reactivar la economía lo más pronto posible y a que vuelva el turismo, del que dependen el sector de la hostelería y los hoteles, así como muchos otros servicios.

A su vez Emmanuel Macron, presidente de Francia, país que también está bajo el lockdown, anuncia un paquete extraordinario de 300 mil millones de euros para salvar a la gente afectada por la pérdida de sus empresas y de sus empleos.

El escenario que los analistas europeos evalúan es de guerra con una destrucción del tejido empresarial; y justamente buena parte de estos aseguró que la actual situación podría haberse evitado.

Michel Forgues Lacroix, CEO de Relais Groupe, tiene una cadena de restaurantes con franquicias en 18 países y miles de empleados y hoy sus negocios están sumidos en la incertidumbre en la medida que no se sabe hasta cuándo podría extenderse la cuarentena y el estado de alarma. Él platica con Vértigo sobre la crisis.

—¿Cómo viven los empresarios el apagón económico por el coronavirus?

—Yo mantengo la esperanza de que, como sucede al finalizar muchas guerras, la gente quiera salir, ver a la familia, a los amigos; ir a tomar un café, a beber, a comer… y que eso termine reactivando rápidamente las economías paralizadas.

—¿Se ha gestionado bien la crisis por el coronavirus?

—No. Me parece que no ha sido bien gestionada, porque no se tomaron las previsiones necesarias desde que supimos que había esos casos en China desde el año pasado; no hay hospitales, ni pruebas, ni respiradores, ni medicamentos básicos ni un control temprano.

—¿Podrá salvarse el balance contable del año?

—Hay que ser conscientes de que una cuarentena implica un costo económico elevadísimo… Veo un problema global que no durará un mes: quizás hasta mayo nada se moverá de manera normal.

Problemas socioeconómicos

En opinión de Delia Paredes, directora de Análisis Económico de Grupo Financiero Banorte, las pandemias son un reto en el que sin duda “tendremos que empezar a pensar a la hora de hacer planeación de todo tipo. Creo que la pandemia nos está dejando varias lecciones en cuanto al uso de nuestras libertades y a la velocidad en que cambian las cosas en el mundo. Las epidemias, a lo largo de la historia, colocan a las sociedades al límite y les plantea dilemas éticos que no son fáciles de resolver”.

A su vez Jorge Gordillo, director de Análisis Económico de CIBanco, subraya que aunque no existen precedentes cercanos de emergencias sanitarias de esta naturaleza y alcance como la actual con el COVID-19, es una realidad que brotes de coronavirus en los últimos 20 años han estado presentes alrededor del mundo.

Él cree que a futuro “las pandemias estarán incluidas en los fondos que se reserven contra desastres naturales”, así como las acciones normativas a seguir para cuando vuelvan a surgir.

Acerca de las lecciones económicas que deja esta pandemia, Paredes refiere: “No se pueden seguir retrasando los problemas estructurales de las sociedades. Estos incluyen la informalidad, el sistema de salud y las pensiones; las economías están profundamente relacionadas y se necesitan unas a otras y las decisiones más difíciles de política se deben tomar, independientemente del costo que tengan en términos electorales”.

También advierte que “tanto en México como en España, Italia o cualquier otro país muchos trabajadores que viven al día, ya sea que estén autoempleados o trabajen para alguna empresa, en el sector formal o informal, estarán afectados”.

En tanto Gordillo afirma que la epidemia puede romper cadenas de suministro a nivel mundial y causar una interrupción a gran escala de la actividad industrial y de servicios.

Por lo pronto el Grupo de los 20 anuncia que inyectará cinco billones de dólares a la economía mundial para minimizar el daño económico y social que está dejando el COVID-19.

Situación de los trabajadores en México

Más de 40 millones de mexicanos están en situación de emergencia laboral.

El grupo más afectado en lo laboral serían 7.7 millones de personas sin empleo.

Hay doce millones de personas que trabajan por su cuenta y si no trabajan no perciben ingresos y tampoco cuentan con seguridad social.

Hay 21 millones que trabajan en micro y pequeñas empresas, por lo que les resulta muy difícil aislarse en sus domicilios ya que su supervivencia depende de sus bajos ingresos.

Entre quienes trabajan con salario y de manera subordinada casi la mitad, 14.8 millones, carecen de ingreso suficiente para mantener una familia. Y entre quienes trabajan por su cuenta, otros 6.1 millones, tampoco ganan el equivalente al costo de dos canastas básicas.

En 2018 más de 49% de la población, es decir 61.7 millones de personas, se encontraba en condiciones de pobreza o pobreza extrema.

24.7 millones no cuenta con servicios básicos en su vivienda.

13.8 millones no tiene condiciones mínimas de calidad y espacios.

25.5 millones de personas no tienen acceso a una alimentación suficiente y adecuada.

Fuentes: elaboración propia con datos de INEGI, Coneval y STPS

Recomendaciones de los sectores productivos

Mantener el esfuerzo de austeridad y disciplina en el manejo de las finanzas públicas.

De ser necesario tomar deuda de una forma responsable.

Fortalecer el Acuerdo de Inversión en Infraestructura entre el Sector Privado y el Gobierno y anunciar de inmediato el plan de inversiones del sector privado en el sector energético.

Establecer la posibilidad de efectuar la deducción inmediata de las inversiones que las empresas realicen sin limitación geográfica alguna, durante el ejercicio de 2020.

Preservar el empleo: en los casos en que sea inevitable el recorte de puestos de trabajo, otorgar apoyos del gobierno a las empresas con recursos fiscales para que a estos trabajadores se les otorgue al menos un salario de subsistencia.

Respetar de forma irrestricta el Estado de Derecho, evitando las amenazas de cambios a las normas ya en operación para empresas que invirtieron en el sector eléctrico, y cambios inaceptables como consultas populares para inversiones que ya están hechas.

Acelerar los pagos pendientes a proveedores de la Comisión Federal de Electricidad y Petróleos Mexicanos.

Apresurar las devoluciones pendientes de IVA a las empresas y restaurar la compensación universal.

Suspender temporalmente los pagos provisionales del Impuesto Sobre la Renta, particularmente en el sector aéreo, turismo, logística y transporte.

Fuentes: CCE y Coparmex