PERROS Y GATOS: VÍCTIMAS COLATERALES DEL CORONAVIRUS

El maltrato y abandono animal en los espacios públicos es un delito.

Martha Mejía
Bienestar
Foto: Especial
Lightfield Studios

La ciudad china de Wuhan es ahora mundialmente famosa debido al brote de coronavirus. En sus esfuerzos por controlar la nueva epidemia los funcionarios chinos cerraron la urbe y forzaron evacuaciones, por lo que miles de personas dejaron sus hogares, amigos y lugares de trabajo, pero también dejaron algo más: a sus mascotas.

Muchos de los evacuados no pensaron que estarían lejos por mucho tiempo y solo dejaron comida y agua suficiente para mantener a sus mascotas durante unos días, pero ahora esos animales abandonados están en peligro de morir de hambre.

O peor aún: podrían ser sacrificados por causa de noticias falsas que aseguran que los perros y gatos podrían contraer y propagar el COVID-19.

A cuidarlos

No obstante en países como España, Colombia y en la propia Wuhan se lanzan campañas desde la iniciativa civil y el gobierno para proteger a los animales de la calle durante la contingencia sanitaria.

“El rescate se complica mucho porque no podemos entrar en domicilios privados sin un permiso y por lo pronto no podemos demostrar que tenemos autorización. Así que intentamos alimentar a los animales atrapados en las comunidades cerradas; y hacemos todo lo posible para ingresar en domicilios privados y sacar a las mascotas”, señaló la Asociación para la Protección de las Pequeñas Especies de Wuhan.

En Madrid, España, bajo el programa Solo en casa personal de El Refugio atiende a animales de compañía en sus domicilios hasta que sus propietarios reciban el alta. Además de este programa la organización puso en marcha la iniciativa La vida sigue con el objetivo de socorrer a perros y gatos que pierdan definitivamente a sus amos a causa de la pandemia e iniciar el proceso de adopción.

También en Villavicencio, la capital del departamento del Meta, Colombia, el gobierno local instaló comederos callejeros para perros y gatos, además de que se lleva a cabo una campaña de donación en especie para que la población pueda proveer alimento para estos animales.

¿Y en México?

En el país existen más de 23 millones de perros y gatos, de los que casi 70% no tiene hogar, lo que nos ubica en el primer lugar de América Latina con el mayor número de animales en situación de calle, según datos del INEGI.

De acuerdo con Brenda Villena Guillén, dirigente del PRD en la Ciudad de México, el maltrato y abandono de perros y gatos en los espacios públicos, por COVID-19 o por cualquier otra razón, es un delito que puede generar mayor riesgo de contraer enfermedades respiratorias, incluso infecciosas y de transmisión, deteriorando aún más la salud pública de la urbe, “sobre todo en estos momentos de crisis”.

En este sentido recalca que el gobierno local está obligado a implementar una campaña para salvaguardar a los animales, misma que deben encabezar las secretarías de Salud y Medio Ambiente, como señala la Ley de Protección a los Animales de la Ciudad de México, a fin de no deteriorar más la salud pública por la posible contaminación de heces y orines de animales abandonados en las calles.

Al respecto Claudia Edwards, directora de programas de Humane Society International México (HSI/México), señala que ante el panorama lo mejor es trabajar en comunidad en pro de los animales de compañía.

Por ejemplo, expresa, Colombia, país que ya tiene toque de queda, lo que hizo es que las personas se organizaron junto con el gobierno y alimentan a los animales de manera comunitaria. “Por el momento no hay muchas clínicas veterinarias o de esterilización funcionando. Ahora la opción es tener identificados a los animales callejeros en nuestra zona, ponerles agua en la sombra y alimentarlos en horarios específicos, esto debido a que puede haber alguien que envenene ese alimento o que fauna nociva sea atraída por esa comida y contagie a los animales de alguna enfermedad”, indica la también profesora de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.

Para que esto no suceda, agrega, se pueden construir alimentadores altos. “Se construyen con unos tubos de PET con un codo al final; se hacen así para que ratas, cucarachas u hormigas no puedan subir: si la gente pone el plato a ras del piso roedores, insectos y otros animales pueden consumir el alimento. Por eso es mejor hacerlo en horarios. Por ello es muy importante trabajar en comunidad, alimentarlos en ciertas zonas, a cierta hora y levantar el plato inmediatamente después”, dice.

En este sentido Óscar Rico Chávez, profesor titular de la FMVZ e investigador del Laboratorio de Ecología de Enfermedades de la misma facultad, afirma que no hay evidencia científica que señale que los perros, los gatos o incluso las ratas representen un riesgo de contagio por coronavirus. “Es verdad que representan un riesgo por su densidad o tamaño poblacional para otras enfermedades, sobre todo de tipo bacterianas, pero no así para transmitir el virus del COVID-19 al humano”.

Las ratas y ratones, añade, por sus propias características tienen enfermedades asociadas a ellos que siempre han sido de riesgo, por ejemplo: salmonelosis, tularemia y brucelosis, entre otras. El riesgo se da cuando estos animales vía orina contaminan alimentos o fuentes de agua que nosotros consumamos, pero “no hay relación de que este riesgo se conecte con la pandemia que está sucediendo por el COVID-19. Tampoco se tienen registros de que esto haya pasado en alguna ciudad del mundo”.

Enfermos y mascotas

Ante la pandemia es mejor estar prevenidos. Por eso la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan una serie de pasos en caso de estar infectado con el COVID-19: primero, mantener la calma e identificar a un integrante de la familia o a un amigo que se pueda hacer cargo de nuestra mascota; segundo, asegurarse de tener suficiente alimento para mínimo dos o tres semanas; tercero, tener el carnet de vacunas y desparasitación listo y al día; si el animal requiere un cuidado especial dejarlo por escrito; y cuarto, las mascotas deben tener un collar con placa de identificación (con los datos del responsable).

“Si no hay quien lo cuide tendríamos que tener siempre mucha limpieza, lavarse las manos antes de tocar al perro o al gato y después. Recordemos que el virus no atraviesa piel intacta, la vía de entrada del virus es nariz, boca y ojos. También usar todo el tiempo cubrebocas y tratar de tener horarios de comidas para las mascotas”, finaliza Edwards.