EL COVID-19 CAMBIA A LAS SOCIEDADES

Adaptación y reinvención, la clave.

Arturo Moncada
Ciencia

Businessman using tablet analyzing sales data and economic grow
Pop Nukoonrat

Con la pandemia de Covid-19 el mundo vive un proceso de adaptación similar al que se registró luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas en Nueva York en 2001: ante los acontecimientos la economía, gobierno y sociedad se deben adaptar a nuevas prácticas para normalizar la vida de las personas.

Las decisiones que tomen ciudadanos y gobiernos en los próximos meses moldearán al mundo durante los próximos años.

Y no solo se moldearán los sistemas de salud sino también el sistema financiero, la política, la tecnología y la cultura, entre otras áreas.

En una sociedad tan volátil como la actual, en la que cambia la forma en que se consume, la comunicación e información, las empresas y administraciones federales están obligadas, al igual que las especies, a adaptarse para sobrevivir.

Darwinismo digital

En el actual marco internacional por la pandemia los cambios en el mundo digital ya se perciben. Y es que las empresas tienen dos escenarios: uno es comportarse como si nada estuviera sucediendo y otro es incorporarse a una nueva oportunidad de negocios.

Para las empresas mantenerse vigentes pasa obligatoriamente por la transformación digital, es decir, adaptarse para afrontar los cambios en los comportamientos de los clientes, donde las nuevas tecnologías serán las protagonistas de esta evolución e impactarán en los modelos de producción, en la mano de obra, en la relación con los consumidores, etcétera.

La Inteligencia Artificial (IA), el machine learning, el Big Data, las impresoras 3D y 4D, la conectividad 5G, la realidad virtual, el blockchain, la realidad aumentada o el Internet de las Cosas (IoT) son algunas de las tecnologías que marcan ya el presente y el futuro más inmediato ante una nueva realidad más rápida, más volátil y más incontrolable.

Y es bajo este contexto que Tom Goodwin acuñó la frase “darwinismo digital” refiriéndose a la teoría de Charles Darwin: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, rápidas o inteligentes sino las que mejor se adaptan al cambio”.

Goodwin hace referencia a la necesidad de empresas y personas de adaptarse a las nuevas coyunturas que surgen de la mano de la digitalización. De alguna manera, afirma, “seguimos hablando de supervivencia porque aquellos que no se adapten quedarán rezagados”.

Y agrega que “la transformación digital depende en 99% de las personas y la cultura. Es decir, la transformación digital de los negocios está en repensar las necesidades de la compañía y en utilizar las nuevas tecnologías para adoptar soluciones”.

El experto en innovación y transformación digital advierte que el cambio no es solo adquirir mejores tecnologías sino también renovar los procesos que permiten desarrollar nuevas maneras de interactuar con la tecnología para obtener el mayor rendimiento de la misma. Al mismo tiempo se vuelve imprescindible transformar las organizaciones a nivel humano para que estas puedan sacar partido de las posibilidades que ofrecen dichas tecnologías. “La innovación y la adaptación al cambio deben formar parte del ADN de todas las empresas y de todos sus integrantes”, asegura.

Richard Aitkenhead, CEO de Ilusión Lab, señala en tanto que se deben seguir tomando prevenciones ante las lecciones que el coronavirus nos ha dado en el área de salud y sanidad.

Sin embargo destaca que “es necesario seguir produciendo con sistemas inteligentes, adaptando e innovando, aprovechando la digitalización, que vino para consolidarse”.

Reinventarse

La pandemia por Covid-19 y la cuarentena impactan a la sociedad sustancialmente. Una vez que los países reactiven sus economías y levanten las órdenes de quedarse en casa, la vida cotidiana indudablemente no será la misma.

El miedo que provoca a nivel global en la sociedad la expansión del coronavirus es hoy por hoy prácticamente imparable. Un análisis de la encuestadora YouGov indica que el impacto social de la pandemia ya afectó los hábitos de vida de la ciudadanía y 86% de las personas en todo el mundo ya han cambiado sus costumbres a raíz del coronavirus.

Muestra de ello y fruto de las medidas impuestas por el Covid-19 son el trabajo en casa y un alza de las ventas online de más de 55%; una forma de compra que los expertos ya señalan como un cambio en la sociedad que llegó para quedarse. “Lo que se pensaba como un mercado futuro es ya una realidad ante la limitación del contacto físico”, indica la encuestadora.

“Los consumidores ahora transitan, consumen y consultan información en medios digitales”, añade.

A su vez la empresa de marketing y comunicación Rebold prevé que a pesar de la llegada temprana de una vacuna el consumo digital irá en aumento ante la adaptación de los clientes a esta forma de compra.

Igualmente las soluciones autónomas que parecían hace poco para muchos un cuento de ciencia ficción, especialmente ante el escepticismo sobre su impacto en las relaciones sociales y los puestos de trabajo humanos, representan hoy una solución efectiva en situaciones de emergencia y alto riesgo y podrían muy pronto comenzar a ser elementos de la vida cotidiana.

El pago con dinero físico también ya muestra cambios. En muchas naciones, ante el temor de contagio, el pago con aplicaciones y tarjetas de crédito se ha vuelto una costumbre por parte de los consumidores.

Y así como el entorno laboral es impactado por la propagación del Covid-19 la dinámica escolar también ha tenido que trasladarse a un entorno en línea para proteger la salud de alumnos y profesores. Si bien la equidad de conectividad no es igual en las grandes ciudades que en las áreas urbanas, para los especialistas es una oportunidad para elaborar un proyecto educacional firme e inclusivo para la sociedad.

En el vértigo de la crisis algunos cambios se plantean como transitorios por la necesidad del momento. Pero los expertos temen que varios de ellos que coartan las libertades subsistan para siempre, sin que en la coyuntura se puedan comprender las implicaciones que podrían tener en otros contextos.

Una de estas libertades es la privacidad de las personas. Actualmente diversos países ya monitorean a sus ciudadanos para que cumplan con medidas sanitarias. En China hay drones que buscan personas sin tapabocas y cuando las encuentran los altavoces de los drones emiten las amonestaciones de la policía.

Alemania, Austria, Italia y Bélgica utilizan datos de las empresas de telecomunicaciones para rastrear el movimiento de las personas.

En Israel la agencia de seguridad nacional tiene permiso para acceder al registro telefónico de las personas infectadas.

Corea del Sur envía mensajes de texto al público para identificar a individuos potencialmente infectados y compartir información sobre dónde han estado.

Estas medidas consistentes en identificar a personas posiblemente contagiadas e indagar sobre sus contactos mediante dispositivos digitales deben ser proporcionales a los fines que se persiguen, deben ser temporales y deben ser respetuosas con sus derechos, cometa Itziar De Lecuona, investigadora de la Universidad de Barcelona.

La especialista agrega que la posesión de conjuntos de datos personales por terceros, sea la iniciativa pública o privada, afecta nuestros derechos en función de los usos, confiriéndoles extraordinario poder sobre nosotros. “Es poco acertado implementar sistemas implantados en contextos de crisis que nada tienen que ver con la realidad cultural, social o política en tiempos normales”, asegura.

“Las decisiones que se tomen ahora marcarán los proyectos vitales de personas y colectivos y determinarán qué tipo de sociedad construimos a propósito de Covid-19”, puntualiza.

Vasuki Shastry, investigador de Chatham House y quien se especializa en la relación mutua entre tecnología y democracia, expresa: “Para la gente es muy difícil recordar el derecho a la privacidad cuando tratan de sobrellevar algo como una pandemia. Y una vez que el sistema se impone a gran escala puede ser muy difícil volverlo atrás. Y entonces, quizá, se utilice para otras cosas”.

Sin duda la adaptación al entorno tecnológico por parte de la sociedad acelera el conocimiento de muchos en esa área y cambia las reglas de manera urgente. El grueso de la sociedad se reinventa y se adapta al entorno actual.

Gobiernos

Para los gobiernos del mundo la crisis del coronavirus ha supuesto un golpe de timón a sus políticas públicas. Según los analistas las naciones que más rápido reaccionaron y se adaptaron a las necesidades de enfrentar la pandemia son las que están logrando mejores resultados.

Los apoyos al sistema de salud con equipo y las medidas sanitarias de higiene, distanciamiento físico, aislamiento y cuarentena, ayuda para Pequeñas y medianas empresas (Pymes), entre otras, prometen una luz más brillante al final del túnel.

Llama la atención que los países gobernados por mujeres son los que mejor combaten a la pandemia. Alemania, Taiwán, Nueva Zelanda, Finlandia, Islandia, Noruega y Dinamarca registran un mejor control de la enfermedad y menos fallecimientos.

De acuerdo con la publicación especializada Forbes las mandatarias están demostrando que atienden mejor la crisis de salud en sus respectivos países y quizás uno de los factores sea el hecho de que se enfrentan de manera más franca a la crisis.

Como ejemplo el 11 de marzo la canciller alemana Angela Merkel alzó la voz y aseguró que el virus infectaría hasta 70% de la población. También abogó por realizar pruebas masivas desde el inicio de la cuarentena, a pesar de contar con una cifra de infectados por debajo de sus países vecinos europeos. El objetivo no era otro que detectar el virus con suficiente antelación para aislar y tratar a los pacientes de manera efectiva.

En Nueva Zelanda la primera ministra Jacinda Ardern anunció el pasado 27 de abril el fin del confinamiento que inició el 26 de marzo. En solo un mes las medidas de la premier lograron controlar el contagio.

Forbes señala que la adaptación y el respeto a las nuevas reglas lograron el cometido. Apunta que “los estilos de liderazgo de las mujeres pueden ser diferentes y beneficiosos”, aunque lamenta el hecho de que varias organizaciones políticas y compañías insistan en que “las mujeres se comporten más como hombres si quieren liderar o tener éxito”.

El Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada analiza cómo puede ser el mundo después del coronavirus y detecta algunas tendencias que, “si bien en este momento solo están en fase de mínima percepción, pueden dar una idea de a qué escenarios habrá que enfrentarse en el medio plazo”, expresa Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente ejecutivo del instituto.

“Vamos a vivir cambios sustanciales que nos conducirán inexorablemente a nuevas concepciones de los elementos de poder y soberanía de los Estados, con una interpretación completamente novedosa de conceptos clásicos, la defensa, la seguridad, como biopoder o poder digital, que ahora se van a conectar aún más”, agrega.

Pero más allá de la magnitud y la velocidad que los cambios evocan en la transformación de los regímenes gubernamentales a escala mundial, Ezequiel Cassanga, abogado y analista político, afirma que “el rol del Estado debe adaptarse a la nueva configuración de necesidades de la población sin dejar atrás la protección de los derechos y garantías individuales, al tiempo de promover bienestar y prosperidad”.

Y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) advierte que en democracia el confinamiento tendrá que ser en gran medida autovigilado y sin recortar los derechos civiles.

La gente demuestra ser extraordinariamente resistente. Pero la fortaleza individual, la bondad humana y la solidaridad local no pueden reemplazar el tremendo esfuerzo nacional e internacional que será necesario.

En última instancia solo el Estado podrá garantizar la escala de acción requerida para garantizar la vida, las necesidades y la seguridad a un nivel coherente con el esfuerzo de toda la población.

RECUADROS

HAY UNA GRÁFICA EN DISEÑO:

¿Cómo sobrevivir a la revolución digital?

Fuente: CA Technologies

Cambios de la vida cotidiana

Olvídate de que todo volverá a la normalidad. Eso ya no va a pasar. Hasta que no se concrete la vacuna, la vida tal y como la conoces no regresará.

Afortunadamente en estos momentos son varios los países que buscan la vacuna para coronavirus. Esto hará que su descubrimiento sea más rápido. El MIT estima que la vacuna podría estar lista en 18 meses.

Asume la cuarentena como un estilo de vida. Esto porque el contagio del virus continúa y siempre están latentes las temidas “segundas olas”. Los contagios van a seguir.

Ligado a la cuarentena, la concentración de personas debe limitarse en lo más mínimo. Por ello cada lugar o comercio deberá reducir su capacidad de aforo hasta en 75 por ciento.

Los países que decidan reabrir sus fronteras y vuelos aéreos deberán instaurar controles estrictos en aeropuertos y carreteras. Ya sea con el uso de termómetros portátiles o con aplicaciones o escáneres que revelen el movimiento migratorio de las personas.

El distanciamiento social debe continuar y costumbres sociales, desde los saludos hasta realizar reuniones familiares, fiestas y demás, también.

El retorno al trabajo no debe darse de forma masiva. Los gobiernos deberán priorizar qué ramas y actividades de la sociedad pueden volver a sus labores y trabajo de forma “normal” en la medida de las posibilidades.

Los gobiernos y los padres deben prepararse para educar a sus hijos en los hogares por cierres imprevistos de las escuelas.

Fuente: MIT