HEMP, OPORTUNIDAD PARA LA INDUSTRIA Y MEDICINA

Ante la falta de una vacuna México debe detonar desarrollos con base en robótica e Inteligencia Artificial.

Arturo Moncada
Ciencia
Flour hemp in spoon with grain and oil on board
kostrez

Una historia repetida en cada uno de los países afectados por la pandemia de Covid-19 es el contagio y la muerte de personal de atención a la salud: día tras día médicos, enfermeras, laboratoristas, dentistas y personal de limpieza arriesgan sus vidas en los hospitales donde se libra la guerra contra la enfermedad que trastoca nuestro mundo.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud en cinco meses de pandemia el SARS-Cov-2 cobró más de 20 mil vidas solo en México, de las cuales se estima que 500 eran trabajadores de la salud.

Consciente de esta tragedia el investigador Juan Humberto Sossa Azuela, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), transmitió la inquietud a sus colegas y alumnos para pensar y proponer soluciones dirigidas a proteger al personal de salud y así reducir el número de contagios y fallecimientos.

El también jefe del Laboratorio de Robótica y Mecatrónica del Centro de Investigación en Computación (CIC) cuenta a Vértigo cómo en plena pandemia se determinó “poner en operación un robot que teleoperado pueda utilizar luz ultravioleta para sanitizar corredores, baños, sanitarios y habitaciones en hospitales del virus Covid-19. Además de monitorear al paciente y servir de enlace con el cuerpo médico”.

Apasionado de la robótica, la promisoria inteligencia artificial y las redes neuronales, Sossa manifiesta que además de sanitizar con luz ultravioleta tipo C, el robot podría apoyar el aprovisionamiento de medicamento en áreas de Covid-19, para que así el personal de salud en áreas críticas pueda delegar ciertas tareas al robot y enfocarse a actividades de menor riesgo.

Doctor en Informática e ingeniero eléctrico comparte: “Al principio el robot trabajará de manera teleoperada, a distancia. Además contará con funciones básicas de detección y cercanía de obstáculos para evitar que el operario lo impacte contra objetos. En una segunda fase se tiene previsto que funcione de manera autónoma, por medio de comandos de voz. En este caso se combinarán técnicas de análisis de voz y de imagen, reconocimiento de patrones y otras técnicas de Inteligencia Artificial, como redes neuronales y aprendizaje por esfuerzo”.

Da a conocer la razón de dos etapas en la puesta en marcha del robot sanitizador; arguye los tiempos de procesamiento ya que existe el compromiso de entregarlo en ocho semanas, lo cual solo permite diseñar un prototipo teleoperado mediante una tableta o un smartphone. “Por la complejidad necesitamos más tiempo para lograr la versión inteligente del robot y su total operación autónoma, como reconocimiento de pasillos, habitaciones de pacientes, sanitarios y áreas de trabajo. Así como también que él mismo se encienda y se apague. Requiere de unos seis meses de trabajo”, admite.

Este proyecto permitirá probar la eficiencia y eficacia de la luz ultravioleta tipo C en el control y posible eliminación del Covid-19 en áreas contaminadas, explica el especialista, quien además forma parte del equipo de científicos mexicanos conformado por la Secretaría de Relaciones Exteriores para colaborar con investigadores extranjeros en el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus.

Robótica para el bien común

El científico politécnico resalta la luz ultravioleta porque “depende de la longitud de onda; o sea de la capacidad de penetración de la luz. Por ejemplo, la luz visible tiene una longitud de onda que a lo más que llega es a la superficie de la piel. Nos quema cuando el sol está muy intenso. Por el contrario, la luz ultravioleta tiene una longitud de onda que sobrepasa la piel y puede llegar a nivel celular. En una cierta longitud de onda esta luz es germicida, es decir, puede matar virus, hongos y bacterias. La de tipo C es la más eficiente para atacar los virus de influenza y los coronavirus. Solo habría que afinar y terminar de estudiar si esta luz ultravioleta del rango de los 265 nanómetros es la más efectiva para inhabilitar al nuevo SRAS-Cov-2”.

En ningún momento olvida la difícil situación del personal sanitario y reconoce que se debe actuar pronto. “El prototipo lo vamos a probar en campo lo antes posible. En cuanto esté listo vamos a entregar cuatro unidades a diferentes instalaciones hospitalarias. Sobre la marcha vamos a detectar fallos, los cuales son inevitables cuando se obtiene un desarrollo tecnológico en su primera versión. Pero de inmediato haremos los ajustes pertinentes”.

Además el doctor Sossa y el IPN han propuesto al gobierno de la Ciudad de México, por medio de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (Sectei), fabricar unas innovadoras caretas inteligentes que mediante sensores avisan al médico si una persona en su casa tiene síntomas de Covid-19.

“La careta cuenta con cinco sensores. A través de ellos se miden variables como saturación de oxígeno (oxímetro), temperatura, capnografía (medida de dióxido de carbono en vía aérea), frecuencia cardiaca y respiratoria. Está información sería lanzada a la nube para ser procesada por el médico tratante”.

Otra propuesta generada en el Laboratorio de Robótica y Mecatrónica consiste en desarrollar un sistema de detección de temperatura y distancia entre las personas para ser usado al ingreso de los espacios públicos de la capital, como centros comerciales, bancos o el Metro ya que “ante la falta de una vacuna México debe aprovechar la oportunidad para detonar el mayor número de desarrollos con base en la robótica e Inteligencia Artificial enfocados a reducir los contagios por esa enfermedad”.

Añade que “aportaremos el desarrollo del software para que las cámaras termográficas midan las variables, es decir, procesen la información y alerten cuando uno de los visitantes que entra a un área concurrida tenga temperatura, o que caminen sin la sana distancia”.

Integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, Sossa apunta cómo la pandemia ofrece la posibilidad a la robótica para evidenciar la trascendencia de una máquina con la tecnología suficiente para efectuar el trabajo arriesgado y así dispensar al personal sanitario de actividades loables pero peligrosas.

RECUADRO

Robots vs. Covid-19 en el mundo

El Aeropuerto Internacional de Pittsburgh ha puesto accesorios de luz ultravioleta (UVC) en sus robots de limpieza de pisos, convirtiéndose en el primer aeropuerto en Estados Unidos en probar el uso de los rayos ultravioleta para eliminar el coronavirus de las superficies.

A través del uso de un robot de telepresencia, médicos de TecSalud realizan consultas de manera remota con pacientes diagnosticados con Covid-19 para evitar el riesgo de contagio y ahorrar insumos de protección. El nombre del robot es A-NÍMO y está en el área de terapia del Hospital San José, uno de los hospitales de TecSalud, ubicado en Monterrey, Nuevo León.

Spot, un robot de Boston Dynamics, reduce la exposición de los trabajadores de la salud a pacientes potenciales con Covid-19; el paciente le describe al robot sus síntomas, en otro salón el médico por teledistancia mantiene una comunicación fácil y segura. Spot the Robot se encuentra actualmente en uso clínico en el Departamento de Emergencias de Brigham, Boston, Estados Unidos.

En el Hospital Geitawi, en Ashrafieh, un equipo de expertos libaneses inventó dos robots para facilitar la prueba de Covid-19 eliminando el riesgo de contagio entre el personal médico y los pacientes en Beirut.