CALOR SEGURO

“Podrían hallarse tratamientos para la ansiedad”.

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La felicidad para mí consiste en gozar de buena salud , en dormir sin miedo y despertarme sin angustia.

Françoise Sagan

¿Qué es la seguridad? ¿Y qué nos detona sentirnos seguros? La Real Academia Española define seguridad como “Fianza u obligación de indemnidad a favor de alguien o situación de tranquilidad pública y de libre ejercicio de los derechos individuales, cuya protección efectiva se encomienda a las fuerzas de orden público”.

En sí no me convence ninguna de las dos definiciones, porque considero que la seguridad es un sentimiento. Es una sensación que provoca alguien o algo más allá de nosotros. Hay quienes se sienten seguros porque existe la policía o alguien que lo mira y lo corrige todo, y hay quienes perciben seguridad al estar cerca de sus padres, amistades o parejas.

Hay también quienes se sienten seguros caminando por las calles mientras ven más gente alrededor o al escuchar música en el entorno. Sin embargo esa sensación de seguridad se puede esfumar en cuestión de segundos. Y es así como llegamos al modo de luchar o huir. Nuestro cerebro responde de manera inmediata con un ¿me quedo en este sitio o mejor salgo corriendo? Y si bien estudios comprueban que hay personas que nos producen seguridad, ahora un equipo de investigadores muestra que el calor físico hace lo mismo.

Un equipo de expertos que lidera Erica Hornstein en la universidad UCLA publicó un trabajo reciente en el diario científico Emotion donde encontró que el calor físico produce el mismo efecto de seguridad que una persona cercana.

Miedo

Para comprobarlo realizó dos estudios: en el primero 31 voluntarios recibieron una pelota de hule, una pelota de terciopelo, una compresa caliente para que sostuvieran mientras les daban una pequeña descarga (la descarga resultaba incómoda pero no producía dolor). También recibieron un bloque de madera como otro estímulo, pero este no se asociaba con una descarga.

El sudor de los participantes se monitoreó y esta data mostró que rápidamente asociaron una respuesta de miedo con la pelota de hule y la de terciopelo, pero no con el bloque de madera ni con la compresa caliente. El calor pareciera que evitó que aprendieran a asociar la compresa con una amenaza.

Después los expertos les dieron a los participantes en turno los objetos sin que fueran acompañados de una descarga y todavía las pelotas despertaron una respuesta de miedo mientras que la compresa caliente siguió sin producir temor.

En un segundo estudio otras 30 personas participaron, pero ahora el equipo emparejó fotografías con descargas eléctricas para que los participantes desarrollaran una respuesta de miedo a esas fotografías. Después los investigadores les mostraron de nuevo las fotos mientras sostenían o una compresa caliente o una pelota de hule. La compresa inhibió por completo la respuesta de miedo, mientras que la pelota de hule no lo hizo. El equipo no está seguro aún de si el efecto del calor es innato o si refleja algo aprendido desde que somos pequeños, como por ejemplo que asociemos el calor con protección o con alguien que nos dio cariño y por ende sentimos seguridad. Sin embargo se percataron de que este efecto surge de manera automática. Y esto es lo importante.

Aunque el estudio se realizó con una pequeña muestra de participantes los hallazgos preliminares son importantes para que los investigadores expandan el análisis con la finalidad de hallar posibles tratamientos para la ansiedad. Y para ti, ¿qué es la seguridad?