ESTADOS UNIDOS ELIGE

“El escenario lleva al resultado esperado”.

Nuevo mapa de actores.
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Se dice con gran certeza que en la política no hay sorpresas sino sorprendidos. En el caso del país vecino la elección de medio término arroja un primer resultado que parece colocar en su justa dimensión lo que, derivado de una ácida antesala y una honda polarización, hoy llega a una conclusión que podría apreciarse como equilibrada y sin sobresaltos ni terremotos.

Porque a pesar de que el escenario previsto era mayormente favorable a los republicanos, ni obtuvieron una aplastante victoria —como ellos mismos lo pregonaron— ni perdieron ante unos demócratas que ganaron un poco más de las posiciones que en su momento adelantaron que ganarían.

Sin embargo, el escenario lleva al resultado esperado: el Partido Republicano está en el sendero que conduce a la mayoría. La gran pregunta, una vez desahogados los conteos y confirmado el desenlace, es cuán grande o breve será dicha mayoría. De ampliarse la brecha a favor de los republicanos, los demócratas encontrarán un muy arduo escenario para posicionar cualquier punto de su ya paralizada agenda legislativa. De lo contrario, en un margen estrecho, cabría una mayor posibilidad de negociaciones que al parecer también encontrarán diques sólidos por parte de adversarios republicanos.


Por otra parte, es interesante cómo se posicionan nuevos liderazgos que con enorme justificación podrían levantar la mano para una posible nominación a la candidatura presidencial por parte del Partido Republicano. Este es el caso del gobernador de Florida, el ahora muy popular Ron DeSantis, quien obtuvo una mayoría de votos que podría rondar una cifra de dos dígitos.

Adicional a lo que logró en las urnas, se ubicó como un proactivo que catapultó la victoria electoral de al menos dos escaños en la cámara. DeSantis ganó en bastiones meramente demócratas donde ahora lo ven como una real opción hacia futuro. Este es el caso del condado de Miami Dade, donde desde 2002 el terreno era impenetrable para la causa republicana. Ahí, con una fuerte carta de presentación y sin duda arrojado hacia adelante por la indudable ventaja, el gobernador tendrá que ser subrayadamente hábil para lanzar una candidatura presidencial que su principal impulsor aún ansía: Donald Trump no le va a presentar un terreno pavimentado para que pase al mayor cargo deseado.

Pausa

Y al aludir al expresidente, cuya figura concentra gran parte de la atención, seguramente podríamos afirmar que ni ha ganado todo, ni ha perdido todo. Es cierto que por su proactividad y patrocinio varios candidatos lograron nominaciones y triunfos hacia el Legislativo, pero por igual es correcto que a quienes apoyó con mucha mayor decisión y recursos encontraron profundas dificultades, como es el caso de Blake Masters en Arizona. A él se suman otros perfiles por quienes Trump se jugó el todo por el todo y sencillamente fueron rechazados en las urnas; es el caso de Mehmet Oz en Pensilvania o Herschel Walker en Georgia, quien tendría que ir a segunda vuelta.

Vale la pena una pausa para el análisis en el caso de la elección de uno de los anteriormente mencionados. La elección de Pensilvania era para muchos la joya de la corona porque desde ahí se podía fraguar una mayoría para la causa republicana en el Senado. Sin embargo, lo particularmente oscilante que fue la contienda Oz-Fetterman llevó a un desenlace que ahora abre pocas posibilidades para que dicho objetivo republicano se logre. John Fetterman también pasa a ser una figura indiscutiblemente relevante para los demócratas al haber conseguido una victoria con tonos de heroísmo: después de un retiro obligado por un accidente cardiovascular, consiguió dar la vuelta a las tendencias y con una campaña de aire sumamente controversial, sarcástica y agresiva le dio un respiro vital a sus copartidarios. Es en Fetterman y otros perfiles innovadores donde los demócratas tratarán de construir un nuevo mapa de actores que hoy por hoy se ven anquilosados y desgastados.

Y un último punto: estamos ante victorias pioneras para candidatas como Maura Healey en Massachusetts, donde se convierte en la primera gobernadora homosexual en un estado de tonos conservadores; o Sara Huckabee, primera mujer gobernadora en Arkansas. Tiempos interesantes, sin escandalosas sorpresas.