Jeff Thomas: “Cada vez que una película ha sido un gran éxito la industria del cine intenta seguirla haciendo una secuela. La secuela suele ser mucho más costosa, ya que quienes la crean anticipan que será un éxito de taquilla aún mayor que el original.
“La Gran Depresión de la década de 1930 es vista por la mayoría de la gente como el principio y el fin de todas las catástrofes económicas. Aunque el ciclo económico siempre ha existido, el periodo previo a octubre de 1929 fue inusual, ya que los del sector financiero se habían vuelto inusualmente creativos.
“Los brokers alentaron a las personas a comprar en el mercado de valores. Cuando ese negocio comenzó a estabilizarse y volverse más pausado animaron a la gente a comprar con margen. La idea era que el comprador solo aportaría una fracción del dinero de la compra y el broker ‘garantizaría’ el pago completo al vendedor. El comprador tendría que ceder al broker el derecho de vender sus acciones en cualquier momento que deseara, en caso de que sintiera la necesidad de hacerlo para salir del apuro frente a un problema económico significativo.
“Tanto el comprador como el broker estaban comprando acciones con dinero que ninguno tenía. Pero el broker entraba en la maniobra para poder cobrar comisiones que le serían pagadas de inmediato. El comprador participó en la apuesta, ya que el broker le había dicho que las acciones ‘estaban llegando a la luna’ y que él se haría rico”.
Burbuja financiera
“Los bancos también se metieron en el juego. Hubo un tiempo en que los bancos aceptaban dinero en depósito y luego lo prestaban a interés. Siempre retendrían un porcentaje del dinero depositado para asegurarse de poder cumplir con la demanda normal de retiros. Pero finalmente los banqueros se dieron cuenta de que si estaban preparados para apostar podían prestar mucho más dinero, muchas veces la cantidad que habían recibido en depósito.
“Siempre que muy pocos préstamos resultaran incobrables, eventualmente recuperarían el dinero con intereses. Y así, en la década de 1920 prestaron dinero a la gente para que pudiera comprar más en el mercado de valores. Un inversor que estaba saturado y no podía permitirse comprar más acciones, compraba con margen. Cuando ya no pudo ni siquiera eso pidió dinero prestado al banco para comprar con margen.
“Eso significaba que solo existía un pequeño porcentaje del ‘dinero’ que pasaba de manos. La gran mayoría de los fondos de inversión solo existían en el papel. La existencia misma de esta anomalía absurda dependía de un mercado que prosperaba y se movía constantemente hacia arriba. Si hubiera una repentina pérdida de confianza en los bancos, un gran número de depositantes exigiría retirar sus depósitos y habría quiebras bancarias, ya que los bancos habían estado jugando con dinero que no existía. Si se produjera esa pérdida de confianza con respecto del mercado de valores un gran número de accionistas intentaría vender al mismo tiempo y el mercado colapsaría, ya que los brokers habían estado jugando con dinero que no existía.
“En los años 20 quienes dirigían los bancos y las casas de bolsa hacían fortunas a un ritmo que superaba con creces todo lo que había existido hasta entonces.
“Por desgracia crearon la mayor burbuja financiera de la historia y, cuando estalló, como todas las burbujas, lo hizo a lo grande. Miles de bancos fueron eliminados. Miles de casas de bolsa aniquiladas. Y millones de inversores suprimidos. No es de extrañar que entonces se aprobaran leyes para garantizar que un desastre semejante no volviera a producirse. La Ley Glass Steagall fue especialmente importante.
“Luego, en 1999 se derogó la Glass Steagall. Esto se hizo bajo el consejo del presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y fue aceptado de buen grado por el entonces presidente Bill Clinton, porque se le aseguró que la derogación significaría un aumento dramático de la inversión, lo que garantizaría un legado brillante para él al dejar el cargo (https://mail.google.com/mail/u/0/#inbox/FMfcgzGmvTsrxbjwpkkPqRVKghzftFMW
)”.