El nivel del análisis

Es una perogrullada, pero antes de ejercer una crítica parecería necesario pensarla

Foto: European Union 2016 European Parliament

Es una perogrullada, pero antes de ejercer una crítica parecería necesario pensarla

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¿Cómo recuperar un nivel discursivo que ponga las prioridades de la sociedad y del Estado en el nivel adecuado de la argumentación, en un nivel que corresponda a la importancia de las cosas?

Recientemente el mundo fue testigo de una engañifa comunicacional, confesada, de consecuencias planetarias y generacionales. Todos los tabloides británicos azuzaron a los votantes por el Brexit. Los líderes visibles de esa causa, apenas horas después, sorprendidos de su triunfo, reconocieron haberles mentido a los votantes y solo a 15 días de la decisión ya renunciaron a sus cargos como es el caso de Nigel Farage y Boris Johnson. Todo un caso de irresponsabilidad comunicacional que deja al Reino Unido al borde de la fragmentación, de que deje de ser Reino y Unido, tras 16 siglos de historia gloriosa.


¿Cómo recuperar en México la pertinencia del análisis y de la crítica? Según la comentocracia, las oportunidades y viabilidades político-personales del secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, se cancelaron, según ellos, por la firmeza de su postura en que los términos legales de la reforma educativa, constitucional, no están sujetos a negociación. Acostumbrados y malacostumbrados a que todo en política es negociable en aras de una carrera y una ambición personal, muchos opinadores han decidido centrar su interés en cuánto le resta a un funcionario el defender, con desprendimiento personal, el Estado de Derecho, y cómo un puñado de delincuentes, algunos de ellos presos, pueden dañar el futuro institucional de un régimen político y de una sociedad, cuando eso sería lo destacable y lo importante.

Ahora resulta que si el encargado de la política interior del país advierte que a la artificial conflictividad de una protesta sin sustento por parte de maestros inconformes y organizaciones adherentes, advierte, repito, que se agota el tiempo, para algunos opinadores el tema es que ese funcionario está poniendo en riesgo su carrera política, cuando la defensa lógica del Estado y de los intereses superiores de la sociedad son los temas en juego, no la “grilla” en el sentido más abyecto y frívolo.

¿Cómo rescatar los grandes y complejísimos temas de la inconclusa modernidad mexicana si todo se reduce a 140 caracteres y a estúpidos memes que asumen que, por ser norteamericano y negro el presidente de Estados Unidos tiene mejores razones que el mandatario de México en la discusión del contenido fundamental de un adjetivo como populismo, cuando los mejores teóricos y analistas del populismo, congruentes con lo que el presidente Peña dijo, fueron y son anglosajones?

Una modernidad inconclusa acosada por la trivialidad, la pequeñez, el cortoplacismo, la ignorancia, el rechazo a la teoría y a la comparación de realidades, la frivolidad, la escasez de miras. Ah, pero eso sí, hay que satisfacer los apetitos, que no las neuronas, del gran público desde la perspectiva de la aritmética de las ventas y de la aceptación.

Habría que repasar la historia de este país en los años veintes y treintas del siglo pasado, cuando inmersos en terribles conflictos personales y grupales todos los liderazgos políticos y de opinión tenían en común que querían construir a México. Y lo consiguieron, con todos sus atributos y defectos. Es riesgoso olvidar. Más ahora.