Los temas de lado

El PRD está sacrificando reclamos libertarios en aras de éxitos electorales cuya justificación política y moral no está clara.

Foto: NTX

El PRD está sacrificando reclamos libertarios en aras de éxitos electorales cuya justificación política y moral no está clara.

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Sorprende, o tal vez no, que el nuevo presidente del Partido de la Revolución Democrática, Agustín Basave, diga que para aliarse con el PAN en las elecciones de 2016 hay que hacer a un lado algunos temas.

Sorprende porque los temas que pretende Agustín Basave hacer a un lado —uno supondría que por rechazo categórico del PAN— significan una ampliación de libertades que la izquierdas enarbolaron a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y que reivindican causas de las que las izquierdas de todo el mundo occidental fueron vanguardia.


Alega Agustín Basave que la prioridad es impedir el retorno del autoritarismo priista, dando por sentado que lograr esas alianzas para impedir dicho retorno es más importante que la ampliación de ciertas libertades.

Lo lamento, pero uno puede no estar de acuerdo. Es conocida la cercanía y la devoción que el actual presidente del PRD tuvo con Luis Donaldo Colosio. No voy a discutir, y menos en este espacio, si Colosio de haber sido presidente de la República habría alcanzado un sitio de privilegio en el panteón de los padres de la patria o habría sido un presidente más.

Lo que sí me queda claro es que de director de área en 1987 a oficial mayor del PRI, a presidente del PRI, a secretario de Desarrollo Social, a candidato a la Presidencia de la República, Colosio en solo siete años fue resultado inequívoco del autoritarismo del PRI, un invento autoritario, quizá legítimo, de uno de los personajes más autoritarios de nuestra historia moderna, como fue y lo sigue siendo Carlos Salinas de Gortari, con todos sus claroscuros.

La interrupción del embarazo, la voluntad anticipada de la muerte, las sociedades de convivencia, el consumo de marihuana… no son demandas menores de segmentos menores de la población.

Si lo fueran, no importa: uno de los signos distintivos de las verdaderas izquierdas del siglo XX fue el de preservar y establecer nuevos derechos de minorías frente a mayorías tradicionales y conservadoras, por muy democráticas que fueran.

Cartas

El nuevo presidente del PRD no tuvo empacho en cobijarse en una de las presidencias más corruptas, si no la más, en la historia del partido que Cuauhtémoc Cárdenas fundó. Está documentado: Carlos Navarrete ha sido desde los principios de su carrera un instrumento del que paga manda.

Si la preocupación del presidente nacional del PRD era el retorno del autoritarismo, así, genérico, sin adjetivos partidarios no se entiende cómo aceptó ser embajador en Irlanda durante la presidencia dual de Vicente Fox y Marta Sahagún, ni tampoco por qué aceptó y acató las reformas estatutarias de la Asamblea Nacional del PRI más autoritaria de la historia, en la que se excluyó de la posibilidad de ser votado al común de los mortales, a menos que uno fuera Roberto Madrazo o Rubén Figueroa.

Menos aún se entiende con las credenciales académicas que acompañan a Agustín Basave y una trayectoria intelectual propia que avala las mejores causas liberales del siglo XX y del siglo XXI.

Se puede entender que el actual presidente del PRD vislumbra en un grupo de personas con nombres y apellidos un riesgo para las instituciones democráticas de México. Puede ser y que su visión y diagnóstico se lo permita y moralmente lo obligue a las decisiones que ha tomado. Si ese es el caso pongamos las cartas sobre la mesa, ¿quiénes encarnan ese riesgo y cómo podrían conseguir la involución que Basave previene?