En la Cumbre de Líderes de América del Norte no hay sorpresas, porque en materia de diplomacia y negociación internacionales no existen. Los temas y acuerdos se estructuran con anticipación en foros paralelos, por lo que las reuniones únicamente sirven para formalizar lo establecido.
Los encuentros formales, los discursos y las fotografías están más que pactados, por lo que no hay sorpresas, como no las ha habido en el pasado, ni las habrá en el futuro.
En la diplomacia y la alta política en el plano global se teje fino y se conduce con delicadeza, para evitar sobresaltos. Los temas a abordarse están más que definidos, entre ellos los más llamativos son clima, competitividad económica y migración.
Durante los más de cuatro años que van de la 4T el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mantenido una relación institucional y diplomática con sus pares de Estados Unidos y Canadá, sin sobresaltos ni golpes de timón.
En particular, además del rubro comercial, con EU prevalecen los temas de seguridad y migración, en tanto con Canadá sobresale el tema económico a la par de un flujo migratorio laboral controlado.
Previo a la cumbre trilateral, por ejemplo, los presidentes Joe Biden y López Obrador sostuvieron un encuentro bilateral en el que el mandatario estadunidense hizo énfasis en el combate al tráfico de fentanilo y el control del flujo migratorio, mientras el mexicano destacó la necesidad de lograr un desarrollo regional.
Aseguró que se puede producir en América lo que se consume. “Es asunto de definición y de planear conjuntamente nuestro desarrollo futuro, unirnos y asociarnos. En América equivale a consolidar en definitiva la región más importante del mundo. Las ventajas son muchas y contamos con fuerza de trabajo joven y creativa, con desarrollo tecnológico y una gran riqueza de recursos naturales”, señaló.
Ponderó que la distancia entre ambos países permite ahorrar en costos de transporte, otro de los beneficios de producir en la región lo que se consume. Planteó que es el momento de terminar con ese olvido, abandono, desdén hacia América Latina y el Caribe.
Ecos de la reunión trilateral
Luego del encuentro bilateral Biden expresó que México, Canadá y Estados Unidos comparten una visión de futuro. Y subrayó que en su agenda se encuentra establecido que “Norteamérica sea el lugar más competitivo, próspero y resiliente en materia económica”.
El primer ministro canadiense Justin Trudeau destacó a su vez los buenos resultados del TMEC, así como la necesidad de un proyecto de energías limpias para cumplir con los objetivos establecidos en acuerdos medioambientales.
López Obrador recalcó la solicitud de una vía para los migrantes que ya están en EU hacia la ciudadanía, que de prosperar se traduciría como un triunfo espectacular en particular para el presidente mexicano, toda vez que representaría un logro mayúsculo para un número importante de connacionales que durante años han anhelado legalizar su estancia en territorio estadunidense.
Pero además López Obrador reiteró su objetivo de lograr la integración de América, por lo que se establecerá un comité integrado por cuatro representantes de cada país.
El encuentro se desarrolló en un ambiente fraterno desde la esfera político-diplomática. No hubo grandes compromisos, pero tampoco desencuentros.
México se mantiene como un vecino y socio comercial unido geográfica y socialmente tanto a EU como a Canadá, como parte de una relación histórica que va más allá de los tratados y se desarrolla sin filias ni fobias.