LA CONSULTA VA PORQUE VA

“Será un parteaguas en la historia de la democracia mexicana”.

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El aplazamiento de la realización de la consulta de revocación de mandato que acordaron seis consejeros del INE no detendrá la materialización de ese ejercicio de democracia participativa. La cuestión en torno de la controversia que se suscitó obliga a apreciar el escenario con toda serenidad.

La determinación de la Suprema Corte establece la obligación de los consejeros electorales de llevar a cabo la consulta, lo que indica que la habrá independientemente de los recursos económicos con que se cuente.

Aunque hay que reconocer que a final de cuentas su realización requiere de una inversión económica de manera obligada, a fin de cuentas una revisión de la historia democrática del país nos permite apreciar que toda votación tiene un costo y a lo largo de los años, como sociedad, los mexicanos lo hemos pagado.


En el presupuesto 2022 se asignó una cantidad para la realización de la consulta, aun cuando sea menor a la solicitada por los consejeros electorales, por lo cual ahora corresponde ver si los argumentos utilizados por el INE para posponerla son o no válidos.

Por ejemplo, establecer si la validación de las firmas de apoyo en papel, que rebasaron los seis millones de papeletas, superará o no el tiempo que se tiene. Por otra parte, es necesario evaluar que posponer no es sinónimo de cancelar. Por tanto, no existe negativa por parte de los consejeros del INE a la realización de la consulta de revocación de mandato.

Aportación

En otro orden de ideas resalta la conveniencia de realizar la consulta que, se quiera reconocer o no, será un parteaguas en la historia de la democracia mexicana al establecer en los hechos, con fundamento en la Constitución, la posibilidad de que la sociedad opte por remover al presidente de la República.

Un mecanismo vital que en el fondo se traduce en una expresión de confianza y apoyo de la sociedad al desempeño del gobierno en turno.

Finalmente hay que señalar la necesidad de contar con parámetros técnicos, estadísticos y científicos que en su momento permitan establecer con claridad cuántas casillas es necesario instalar para la realización de una consulta popular.

Lo anterior a la par del reconocimiento de que, como en toda votación, el principal adversario a vencer será el abstencionismo.

Pero en este caso la realidad es que se quiera o no la consulta de revocación de mandato va porque va.

Y ese ejercicio será una aportación fundamental de la 4T a la historia de la democracia nacional.