LOS ASESINADOS

“La violencia es la principal plaga de nuestro país”.

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México es el país con más periodistas asesinados. En los primeros ocho meses de 2022 fueron 14 los muertos por violencia dolosa que ejercían esta profesión, de los que cuando menos diez fueron asesinados por razones directamente relacionadas con su trabajo, según la organización Reporteros Sin Fronteras.

Por cuarto año consecutivo México es el país más mortífero para los periodistas, más que naciones en guerra como Ucrania, con ocho muertes, o Yemen, con tres.

Entiendo que en el gremio periodístico, al cual pertenezco, estos asesinatos generan enojo y preocupación. Son pocas las actividades en las que nuestro país ocupa el primer lugar en el mundo. Que lo sea en el número de periodistas asesinados debería ser motivo de vergüenza. Pero el problema va mucho más allá.


Por supuesto, 14 periodistas asesinados en ocho meses, o incluso en un año, son muchos, pero lo son más las once mujeres o 90 mexicanos que sufren esa misma suerte cada día. Las lamentables muertes de los periodistas son apenas la punta del iceberg en una tragedia de violencia que agobia a nuestro país.

Impunidad

La razón de ser del Estado, de cualquier Estado, es garantizar la seguridad de los gobernados. Es el motivo por el que las personas cedemos una parte de nuestra libertad y pagamos impuestos. Todas las demás responsabilidades de un gobierno palidecen ante esta. Tenemos en México, sin embargo, un Estado que gastará 8.3 billones de pesos, solamente en 2023, en un sinnúmero de actividades sin haber cumplido con su principal responsabilidad de proteger a los gobernados. En términos estrictos, tenemos un Estado fallido, por lo menos en su tarea principal.

Hay quien dice que el asesinato de un periodista es más importante que el de cualquier otra persona porque inhibe la libertad de informar. Quizá. Yo pienso, sin embargo, que cada muerte por violencia intencional es una tragedia inaceptable.

La muerte de 14 periodistas en México no puede dejarnos indiferentes, especialmente cuando es un número mucho mayor que el registrado en cualquier otro país. Pero el asesinato de 35 mil 625 personas en México en 2021, o de 140 mil 694 en el actual sexenio de gobierno hasta el pasado 20 de diciembre, debería generar una reacción de rechazo absoluto. Deberíamos decir: “¡Ya basta!”

No es imposible detener los homicidios dolosos. México tiene en este momento 28 por cada 100 mil habitantes al año. España, un país con el que compartimos cientos de años de historia y una misma raíz cultural, registra 0.6. No es que los españoles sean tan diferentes a los mexicanos. Lo que han hecho en las últimas décadas es reducir la impunidad. Y donde no hay impunidad, el número de homicidios se desploma.

No estoy de acuerdo con las descalificaciones que el presidente López Obrador lanza todos los días desde su púlpito mañanero contra los periodistas, pero sé que esas diatribas no son realmente la razón de ser de la violencia. La enorme mayoría de los homicidios de periodistas no son producto de diferencias políticas. Sería ideal que el presidente dejara de atacar a quienes no piensan como él, pero eso no resolverá el problema. La solución radica en acabar con la impunidad.

Como periodista me preocupan los 14 asesinatos de colegas en un año, pero mucho más las once de mujeres y las 90 personas de todo tipo víctimas de homicidio que se registran al día. La violencia es la principal plaga de nuestro país. Eliminarla debe ser el principal objetivo de toda la política pública del Estado mexicano.