Ciudad de México.- Reconocida como una de las más importantes estudiosas en los rubros de las manifestaciones patrimoniales de tipo inmaterial, la migración, el etnicismo y la diversidad cultural, la antropóloga Lourdes Arizpe Schlosser (1945) protagonizó esta mañana un sentido homenaje que colegas, amigos y discípulos le rindieron virtualmente.
Enmarcado en la segunda jornada de actividades del V Congreso Internacional sobre Experiencias en la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
A decir del titular del INAH, Diego Prieto Hernández, “es hablar de una importante transición de lo que fue la antropología tradicional, centrada en el indigenismo para el caso de México, a una disciplina que, sin dejar de abordar las problemáticas de carácter étnico, reconoce también la necesidad de dar cuenta de las articulaciones políticas, económicas y sociales que se dan en un país diverso y pluricultural.
“Ella desarrolló una etnografía sistemática y cuidadosa, siempre sustentada en el trabajo de campo y en la información que proviene de la observación meticulosa del fenómeno cultural”, puntualizó.
Junto con otros investigadores que han abrevado de lo escrito y expuesto por Lourdes Arizpe, como Fernando Lozano Ascensio, director del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la UNAM, campus Morelos; o el titular del Museo Regional Cuauhnáhuac, Rodolfo Candelas Castañeda, el antropólogo Diego Prieto también subrayó el aporte que la autora de obras como Indígenas en la ciudad: el caso de las “Marías” (1975) o Migración, etnicismo y cambio económico (1978), ha tenido para abrir nuevas vetas de estudio etnográfico en las urbes, encaminadas a comprender mejor la movilidad poblacional.
Los conferencistas mencionaron el rol clave que tuvo Lourdes Arizpe, junto con otros intelectuales mexicanos como Miguel León-Portilla o Rodolfo Stavenhagen, en la discusión de la Convención UNESCO 2003, en la cual se establece la preservación de las tradiciones y las expresiones vivas que se heredan de una generación a otra, y que están patentes en las fiestas tradicionales, el arte popular y la cosmogonía de los pueblos.
Al tomar la palabra, Arizpe dijo hacer “las cosas impulsada por una pasión cuyas raíces desconozco, pero que me llevaron a conectarme con los indígenas y los campesinos, a la vez que con mis colegas y mis estudiantes”. Y advirtió que en este siglo XXI estamos en una época de transición, donde a las problemáticas sociales no resueltas se suman otras vinculadas con temas como el cambio climático, por lo cual es necesario que nuevas generaciones de investigadores tomen la batuta y aborden las cuestiones pendientes en el presente, de cara al futuro.