EL MUNDO VENCE AL PÁNICO Y RETOMA SUS ACTIVIDADES

Se dan renovadas formas de convivencia en el regreso a la cotidianidad.

Ángel Hernández
Internacional
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EUROPAPRESS/NOTIMEX

El regreso a la vida social y a las actividades productivas se realiza bajo nuevas formas de convivencia y producción en momentos en que el periodo más agudo de la propagación del Covid-19 ha sido controlado en amplias regiones del planeta.

Sin embargo la reactivación se da cuando todavía no se cuenta con un vacuna o un tratamiento para la enfermedad, por lo que representa un serio reto para la mayoría de los gobiernos: muchos optan por volver a la nueva normalidad en un entorno de incertidumbre debido a la urgencia de reactivar sus economías porque resultan gravemente afectadas por la suspensión de labores.

El desconfinamiento es acompañado de medidas utilizadas durante la cuarentena, con las que se logró disminuir la propagación de contagios del SARS-CoV-2, a las que se suman protocolos en centros de trabajo y el uso de mascarillas (en unos casos obligatorio) en la vía pública.

El retorno se hace con precauciones y cuidados porque continúa el riesgo de que surjan nuevos brotes de contagio que pueden echar a perder lo ganado en los poco más de dos meses de encierro.

A pesar de esos cuidados ya vuelven a darse casos positivos en China y Corea del Sur.

Convivir con el virus

Las medidas aplicadas a nivel internacional desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó la pandemia el 11 de marzo privilegiaron el distanciamiento social, la higiene y la paralización de casi todas las actividades, con excepciones como el caso de Suecia, que determinó mantener abierta gran parte de la vida social y económica de sus habitantes.

Ante la nueva realidad que experimenta gran parte de la humanidad frente a un virus que podría nunca desaparecer y con cuya enfermedad tendremos que convivir, como reconoce la OMS, la respuesta ha sido privilegiar la salud y la vida humana en primer lugar.

A este objetivo sin duda prioritario se suma otro de gran trascendencia: la necesidad de que la vida social, la economía y la producción se reactiven ante la evidencia de que falta todavía tiempo para obtener una vacuna contra el Covid-19.

Esa es la realidad a la que el mundo debe acostumbrarse en el corto y mediano plazos, en un entorno que requiere de cuidados a la salud con ambientes sociales y laborales que eviten la propagación del coronavirus y donde también será fundamental que se eviten mayores daños, sobre todo a la población más desprotegida, la que más ha sufrido los efectos del nuevo virus.

Regreso con precauciones

A partir de los primeros días de mayo y con diversos niveles de reapertura en China, Corea del Sur, Japón, España, Reino Unido, Francia, Italia y Alemania, los ciudadanos de esas naciones regresan a sus actividades cotidianas con precauciones en su desplazamiento, en las áreas públicas y en los trabajos.

Volver a la vida cotidiana tras el largo encierro se convirtió en una urgente necesidad para hacer frente a una situación catastrófica derivada por la pandemia en cuanto al costo de vidas, daños a la economía y a prácticamente todos los sectores, lo que afectó principalmente los ingresos de las familias que viven al día.

La nueva normalidad se desarrolla en circunstancias que si bien dejaron de ser extremas en cuanto al confinamiento, mantienen las restricciones en menor o mayor medida, según el aplanamiento de las curvas de contagios o si se han producido rebrotes.

El regreso a la cotidianidad en Asia y Europa en estas poco más de dos semanas se da en medio de llamados de las autoridades a seguir las indicaciones en la vía pública, áreas laborales y el transporte público, con la advertencia de que el virus continúa presente y no se pueden relajar las acciones de protección.

Para los analistas esta nueva etapa de convivencia habrá de avanzar de manera cuidadosa y escalonada, sin descuidar el comportamiento social en las grandes ciudades para evitar nuevos contagios ya que ello supondría una nueva etapa de emergencia que sería muy difícil de atender por los sistemas de salud, que en muchos casos se vieron rebasados en la etapa más aguda de la propagación.

Suecia, modelo futuro

A lo largo de la emergencia sanitaria decretada por la pandemia del coronavirus, Suecia se ha distinguido del resto de la comunidad europea y otras regiones del orbe por la forma de enfrentar la emergencia sanitaria.

El país escandinavo optó por un confinamiento “suave” que permitió a la población continuar con su vida de manera normal —aunque adoptando medidas como el distanciamiento—, con ciudades abiertas y sin el cierre de sus comercios.

Así, el panorama general de la vida de los suecos durante la pandemia ha sido de población en las calles, lugares públicos y restaurantes. Las escuelas tampoco cerraron durante este periodo.

Suecia ha enfrentado la pandemia de una manera diametralmente opuesta a la gran mayoría de las naciones, con base en las consideraciones de Johan Giesecke, un reconocido epidemiólogo sueco, quien afirma que “el coronavirus se propaga como un incendio y no importa lo que uno haga todos se van a contagiar hasta que haya una vacuna”.

Arquitecto de lo que se ha llamado el desafío sueco, Giesecke defiende la estrategia seguida y asegura que las cuarentenas rígidas no sirven.

Esta estrategia ha permitido al país escandinavo registrar un número de fallecimientos por coronavirus mucho menor que Italia, España y Reino Unido: hasta el 17 de mayo, tres mil 831 muertes en una población de poco más de diez millones de habitantes.

La experiencia sueca ha llamado la atención de la propia OMS, por lo que Michael Ryan, encargado del programa de emergencias sanitarias de la organización mundial, dijo que “si queremos alcanzar una nueva normalidad, Suecia representa en muchos sentidos un modelo futuro”.

Asia: apertura y nuevos brotes

La normalización de las actividades en otros países continúan de forma progresiva.

En Asia, China ha reactivado una parte importante de su industria y la actividad social. Mantiene bajo control la epidemia y en franco descenso luego de aplicar una política estricta de confinamiento desde el inicio de la etapa de contagios.

Sin embargo, y pese a las rígidas medidas, registra un rebrote en la ciudad de Shulan, donde se decretó el confinamiento de toda su población, que asciende a unos 700 mil habitantes, para tratar de evitar la propagación del virus.

Corea del Sur es otro de los países asiáticos que hicieron frente a la pandemia con gran éxito y lograron controlar la propagación del Covid-19 con un gran número de pruebas.

Este país también aplicó medidas de desconfinamiento una vez que bajó el número de casos positivos. En estos momentos se encuentra en una fase de “distanciamiento de la vida diaria”.

Corea del Sur pudo controlar los contagios con la aplicación de un programa de “rastreo, prueba y tratamiento”. Con el regreso a la normalidad se ha permitido la reapertura de las escuelas, que permanecieron cerradas durante poco más de dos meses.

Este país también ha tenido rebrotes tras la reapertura, por lo que las autoridades de Seúl ordenaron de nueva cuenta el cierre de bares luego de que se conocieron nuevos casos surgidos en esos lugares.

Japón continúa con su proceso de reapertura una vez controlada la expansión de los contagios. El gobierno autorizó la liberación de actividades en 39 de las 47 prefecturas luego de las restricciones impuestas por el estado de emergencia sanitaria.

Con esta medida gran parte de la industria nipona podrá empezar a producir en momentos en que le urge reactivar su economía tras el anuncio de que Japón volvió a entrar en recesión después de cuatro años y medio, situación que a decir de los analistas empeorará por el coronavirus.

Reapertura con precaución

Europa sigue el desescalamiento con la vuelta a las actividades sociales, económicas, industriales y en algunos casos las deportivas, como en Alemania.

La reapertura se realiza en forma generalizada en los países que registraron un mayor número de contagios y cuyas poblaciones tuvieron que resistir el confinamiento prácticamente total, como en los casos de Italia y España, que registraron una fuerte etapa de contagios y decesos durante más de seis semanas.

El retorno a la nueva realidad cotidiana en Europa se ha mantenido con estrictas medidas de distanciamiento social en todas las actividades públicas y en las áreas de trabajo.

La reapertura ha ido escalando según el país. En España algunas regiones se mantiene en el nivel uno o dos de un total de cinco, en tanto que regiones como Madrid o Barcelona permanecen en Fase Cero porque el número de contagios continúa siendo alto.

En Italia el inicio de actividades continúa: las ciudades volvieron a la vida una vez superada la contingencia durante la cual lugares de gran atracción turística, como el Vaticano o sitios emblemáticos de Roma, lucieron completamente vacíos.

Un rasgo común de este regreso son las medidas de seguridad en los lugares públicos abiertos y cerrados, a las que las personas se van acostumbrando día a día.

A partir del 18 de mayo inició la Fase Dos, lo que significa que a partir de esa fecha los italianos no tienen que justificar los desplazamientos que hagan dentro de la propia región; pueden visitar amigos, siempre y cuando no se creen aglomeraciones.

Además se pueden celebrar actos religiosos y abrirán museos, pequeños negocios y restaurantes, siempre y cuando las regiones verifiquen que sus curvas epidemiológicas están bajo control.

En Alemania el desconfinamiento avanza con la apertura gradual de sus espacios públicos, siempre con cuidado para evitar rebrotes de contagios.

Los partidos de futbol reiniciaron el sábado 16 de mayo con estadios vacíos y el país será uno de los primeros en relajar los controles fronterizos, que fueron cerrados para evitar la expansión del Covid-19.

Por su lado los franceses regresan poco a poco también a sus actividades cotidianas. La reapertura arrancó el 11 de mayo con medidas de precaución. Comercios y otras actividades, así como las escuelas, reiniciaron labores.

En el Reino Unido, donde el coronavirus ha dejado más de 36 mil muertos, la reapertura ha sido gradual bajo el mensaje a los británicos de permanecer vigilantes tras dejar atrás la etapa de quedarse en casa.

RECUADROS

Libertad y coronavirus

El fuerte impacto ocasionado por el coronavirus en el mundo no solo ha significado cambios en las formas de convivencia social, los desplazamientos y cómo se produce y comercia: también ha incidido en la libertad y la privacidad de las personas.

Medidas restrictivas como el confinamiento, el distanciamiento social, la observancia de protocolos y el cierre de los trabajos y el comercio para evitar una mayor propagación del virus han puesto a prueba valores fundamentales en las democracias, así como la forma en como actúan los sistemas autoritarios para atender problemas sociales como los derivados por el Covid-19.

En esta emergencia sanitaria se han observado escenas que van desde el sometimiento por la fuerza de ciudadanos chinos que fueron sacados de sus domicilios y automóviles por ser presuntos portadores del coronavirus, hasta protestas en Estados Unidos para exigir la apertura de las actividades aun en los momentos de mayor contagio.

El debate acerca de qué podían y no podían hacer los gobiernos para controlar la propagación del virus y proteger a sus poblaciones se cruza de manera inevitable con el ámbito de las libertades.

Y es que en la búsqueda de controlar la propagación del virus se han aplicados dos formas claras de atender la situación: en Asia el gobierno chino fue inflexible para establecer el confinamiento y paro de actividades e incluso Corea del Sur, Singapur o China ocuparon la información de los teléfonos móviles de sus ciudadanos para ubicar los lugares de desplazamiento de las personas infectadas, mientras que en Europa, Estados Unidos o América Latina prevalece una cultura de libertad individual y de protección de los derechos humanos.

Los gobiernos en las democracias europeas o americanas han aplicado medidas para proteger a sus comunidades de mayores contagios, con políticas y acciones que afectaron libertades como el libre tránsito de las personas, en el entendido de preservar un bien mayor, como es la vida.

La forma en que naciones asiáticas aplicaron rastreos a través de teléfonos móviles de personas contagiadas es un ejemplo de una medida que si bien en este caso de emergencia resultó útil, en países con gobiernos representativos, democráticos y liberales provoca fuertes discusiones.

En este contexto el uso de las fuerzas policiales, a las que se han sumado institutos armados para hacer cumplir las disposiciones de confinamiento o distanciamiento social, fueron puestos en práctica en países con sistemas semiautoritarios y autoritarios en varias regiones del mundo.

Además frente al uso de la información de datos personales en la actual situación de emergencia sanitaria como medida de control se han visto posturas que van desde las autoritarias, como en China, o un buen uso como en una democracia como en Corea del Sur, resaltan analistas.

En Estados Unidos, donde las libertades y el resguardo de la privacidad tienen un alto valor y son protegidos en las leyes, diversos grupos salieron a exigir la reapertura de actividad con marchas, sin que observaran el distanciamiento social o el uso de mascarillas, a diferencia de Europa, donde las medidas de distanciamiento social se acataron de manera voluntaria y en casos de resistencia a los inconformes se les sometió por la fuerza, algo que también se vio en algunas ciudades de EU.

Para el politólogo estadunidense Francis Fukuyama los resultados que alcancen los gobiernos en la lucha contra el coronavirus pueden hacer que perduren los que sean percibidos como eficaces en la lucha contra el virus y sus consecuencias, y por el nivel de confianza que por estos motivos les otorguen los ciudadanos.

Según los analistas, en las actuales circunstancias de emergencia el tipo de régimen (democracia liberal o autoritarismo) importaría menos que la velocidad con la que se adoptan soluciones para la contención de la pandemia.

México-EU

En México se estableció un plan de tres etapas, la primera de las cuales inició el lunes 18 de mayo, cuando empezarían las actividades en 269 municipios llamados de la esperanza en los que no se tenían registrados casos positivos de contagio.

Sin embargo fueron pocos los municipios que regresaron a sus labores, por temor a que se expandieran los contagios.

La segunda etapa es de preparación y comprende del 19 al 31 de mayo, mientras que la tercera comienza el 1 de junio, cuando se dará por terminada la Jornada Nacional de Sana Distancia.

En Estados Unidos ha iniciado una reapertura gradual aunque los contagios todavía son altos: el saldo es de más de millón y medio de contagiados y los fallecimientos superan los 90 mil, además de continuar como el foco rojo del coronavirus a nivel global.