SE COMPLICA EL PANORAMA ECONÓMICO MUNDIAL

Ni el FMI ni la OCDE ni el Banco Mundial atisban a predecir el pico de la crisis, porque todo dependerá de la evolución de la guerra.

Claudia Luna Palencia
Internacional
View of entrance gate of the Elysee Palace from the Rue du Faubourg Saint-Honore . Elysee Palace - official residence of President of French Republic .

El ciudadano de a pie padece un incesante bombardeo económico en su bolsillo. Su poder adquisitivo sufre en la medida en que hay más inflación. La invasión rusa a Ucrania y las sanciones impuestas por Occidente, aunadas a los estragos provocados por la pandemia desde hace más de dos años desatan la tormenta perfecta.

En las más recientes elecciones en diversos países se refleja desencanto y pesimismo hacia el porvenir inmediato. En los procesos electorales de Colombia, Francia y el sur de España los resultados muestran el estado de ánimo de la gente ante el complicado escenario económico mundial.

Hay países como Israel que vuelven a convocar elecciones (las quintas en tres años), devorados por un profundo sismo en su política interna por la falta de entendimiento entre las fuerzas políticas de coalición.

El 20 de junio el primer ministro de Israel, el ultraderechista Naftali Bennett, anunció la disolución de la Knéset con la finalidad de adelantar elecciones.

Hace un año Bennett junto con el centrista Yair Lapid formaron una coalición conformada por partidos de derecha, de izquierda y de centro junto con una representación árabe para evitar que Benjamin Netanyahu continuase en el poder intentando otra investidura.

La ilusión del cambio se ha visto disipada porque las fuerzas de coalición no confluyen en puntos de interés nacional y la crisis económica agudiza las tensiones y las posturas internas respecto del conflicto entre Ucrania y Rusia. Hasta el momento Israel no se ha sumado a las sanciones ni ha querido enviar armas a Ucrania ni prestarle al presidente Volodímir Zelenski la famosa Cúpula de Hierro, es decir, el sistema móvil de defensa aérea israelí.

Mientras Israel camina a unas nuevas elecciones, en Francia el presidente Emmanuel Macron perdió la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional en los comicios de la segunda vuelta legislativa.

Con una política centrista, a Macron lo acecha en las urnas la facción ultraderechista Agrupación Nacional. En la nueva conformación del Congreso galo es precisamente este grupo que lidera Marine Le Pen el que mejor ha sabido capitalizar el voto del descontento del ciudadano francés, bastante aquejado por el desempleo y la pérdida de poder adquisitivo.

Mientras Agrupación Nacional obtuvo 89 escaños y se convirtió en la segunda fuerza política en el Congreso, Macron formó la coalición Ensemble, que ganó 245 escaños —la mayoría absoluta es de 289 diputados—, un enorme tropiezo porque Francia se encaminaría hacia la ingobernabilidad.

La coalición de izquierda representada por la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES, por sus siglas en francés) consiguió 131 legisladores y el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon quedó reforzado para fungir como opositor del gobierno macronista. En la NUPES participaron La Francia Insumisa, el Partido Socialista, el Partido Comunista Francés y los Verdes; y todos juntos presentarán una moción de censura contra Macron el 5 de julio.

“No renunciamos a la ambición de ser quienes dirijamos el gobierno. No hay que dudar, sé que están impacientes pero gobernaremos. Se trata del fracaso de la macronía. El fracaso moral de los que daban lecciones a todo el mundo”, advirtió Mélenchon ante sus votantes.

Colombia

De las otras elecciones presidenciales hay que apuntar que el mercado bursátil de Colombia se desplomó 5.89% horas después de conocerse la victoria histórica de la izquierda que lidera el exguerrillero del M-19 Gustavo Petro.

El senador Petro, fundador de Colombia Humana y cabeza de la coalición Pacto Histórico, consiguió 51% de los sufragios gracias a un discurso social en el que promete darle más oportunidades a las familias.

“No es extraño que en esos once millones de votos que nos han dado el triunfo la mayoría sea de jóvenes y mujeres. Una marea juvenil, una marea femenina, decidió hoy tomarse las urnas”, dijo al cierre de la noche electoral.

Colombia es el último país que se suma a ese giro hacia el espectro de la izquierda —que puede ir desde una izquierda moderada hasta más radical— que tiñe de neopopulismo a América Latina. Brasil podría ser el siguiente si, como todo apunta, retorna al poder el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por el Partido de los Trabajadores.

Las encuestas le dan a Lula 48% de intención del voto frente al derechista Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil, quien enfrenta el hándicap de la mala gestión de la pandemia y los problemas de inflación que castigan a los trabajadores.

“Le deseo éxito a Petro en su gobierno. Su victoria fortalece la democracia y a las fuerzas progresistas en América Latina”, destacó Lula como si fuese un presagio personal.

El peligro de la estanflación

Cuando la economía empeora por circunstancias internas o bien externas el voto de la ira, de la rabia, del descontento y de la frustración motiva cambios que a veces pueden ser radicales.

En las elecciones de los últimos dos años a la fecha influye la gestión de la pandemia del coronavirus y la gestión de la actual crisis económica y energética surgida por la ocupación bélica en Ucrania.

Hay una afectación global considerable por la inflación generada, primero, por los cuellos de botella en los canales de distribución de las mercancías y bienes creados por los confinamientos, cuarentenas y estados de alarma de los países para contener el contagio de Covid-19; y luego, no se habían terminado de reestablecer las cadenas de suministro y la invasión rusa, junto con las sanciones, volvieron a alterar los canales de distribución subiendo el costo de todas las materias primas. El conflicto disparó el precio de los energéticos.

Las previsiones que en abril pasado realizó el Fondo Monetario Internacional (FMI) aventuraban una inflación promedio a nivel mundial de 7.4% para 2022. Los países emergentes figuraban entonces como los más afectados con una inflación media de 8.7 por ciento.

Al cierre del primer semestre del año el Banco Mundial, en su informe de Perspectivas económicas, comienza a advertir del “riesgo de estanflación” con consecuencias “potencialmente perjudiciales” tanto para las economías de ingreso medio como para las de ingreso bajo.

“Se prevé que el crecimiento mundial descienda del 5.7% en 2021 a 2.9% en 2022, un porcentaje considerablemente menor a 4.1% que se anticipó en enero”, señaló David Malpass, presidente del Banco Mundial.

¿Qué es la estanflación? Para la Real Academia de la Lengua se define como “una situación de estancamiento económico, con aumento del desempleo e incremento de la inflación”. En el argot popular es una canasta de compra más cara pero con menos cosas; y para muchas familias es llegar todavía con mayores dificultades a final de mes.

Los más recientes movimientos de varios bancos centrales incrementando sus tasas de interés saliendo de la zona de confort en que permanecían desde hace largos años, en algunos casos décadas, es la señal de que la actual burbuja inflacionaria en el mundo ya no es meramente transitoria: la guerra en Ucrania y todas sus consecuencias colaterales la vuelven crónica.

El 15 de junio la Reserva Federal de Estados Unidos movió sus tipos de interés en 0.75 puntos, hasta 1.75%, el alza más importante en las últimas tres décadas.

A la Fed la secundaron el Banco Central suizo moviendo sus tasas de -0.75 a -0.25%; no las subía desde hace 15 años, aunque siguen estando en negativo. También el Banco de Inglaterra rompió su atonía e incrementó sus tipos a 1.25% y en julio sería el Banco Central Europeo (BCE) el que moviese ficha para aumentarlos.

¿Por qué suben los bancos centrales sus tasas en épocas inflacionistas? Para enfriar el consumo. La intención es sacar dinero de la circulación porque la gente prefiere invertirlo y depositarlo en las instituciones financieras ante el incentivo de recibir un interés y eso al final coadyuva a que haya menos inflación.

Los dos brazos fundamentales de una economía, la política fiscal y la política monetaria, suelen maniobrar ya sea para impulsar a una economía hacia el crecimiento o bien para enfriar una burbuja. En este caso hay una burbuja inflacionaria que mantiene divididos a los expertos acerca de su duración: si será meramente transitoria o larga; incluso se discuten sus diferencias o similitudes con la vivida en la década de 1970 en diversos países del mundo.

El economista británico Ian McLeod mencionó por vez primera este concepto en un discurso en Westminster en 1965 en el que abordó la situación económica del momento que él definió como “lo peor de ambos mundos” al tener estancamiento e inflación al mismo tiempo. Una pesadilla.

Sí, la pesadilla de los gobiernos, de los economistas, de los empresarios y primordialmente de la gente. Algunos años atrás se hablaba del Índice Big Mac para comparar el precio de una hamburguesa Big Mac en varios países y confrontar así el costo de la vida en uno y otro sitios.

Aquí en España estos días se recurre al costo del kilogramo de sandía para hablar del golpe de la inflación: en promedio una sandía cuesta nueve euros, equivalentes a 200 pesos mexicanos. El español de bajos ingresos tiene que decidir entre comprarse una sandía o un poco de jamón y una barra de pan.

Crecimiento a la baja

Con junio a punto de concluir y tras el efecto Ucrania que se coló en la aldea global ensombreciendo el curso económico del primer trimestre del año, los organismos internacionales reducen sus expectativas de crecimiento mundial para 2022 y 2023. Su optimismo inicial del mes de enero se disipó con el conflicto bélico.

“La guerra en Ucrania, los confinamientos en China, los trastornos de la cadena de suministro y el riesgo de estanflación afectan el crecimiento. Para muchos países será difícil evitar la recesión”, en palabras de Malpass.

El Banco Mundial sostiene que la coyuntura actual se asemeja a la padecida en 1970 en tres aspectos: 1) perturbaciones continuas del lado de la oferta que favorecen la inflación precedidas por un periodo prolongado de política monetaria altamente acomodaticia en las economías avanzadas; 2) perspectivas de menor crecimiento; y 3) vulnerabilidades que los mercados emergentes y las economías en desarrollo afrontan respecto de la aplicación de una política monetaria restrictiva que será necesaria para frenar a la inflación.

Por su parte, el FMI que encabeza Kristalina Georgieva rebajó también su expectativa de PIB mundial: antes de la invasión rusa a Ucrania sus pronósticos eran de un crecimiento de 4.9% de la economía global; con la invasión lo redujo a 3.6 por ciento.

A su vez, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) representada por Mathias Cormann estimaba antes del 24 de febrero (fecha de la ocupación bélica rusa en Ucrania) un PIB mundial de 4.5%, pero con la guerra en ciernes lo reajustó a 3 por ciento.

Sobre si hay estanflación: la hay a juicio del FMI y la OCDE, mientras que el Banco Mundial ve cierto “riesgo”, pero ninguno de los organismos atisba a predecir el pico de este fenómeno porque todo dependerá de la evolución de la guerra.

La mirada está ahora puesta en los resultados obtenidos en el segundo trimestre del año y el derrotero de los próximos seis meses.

RECUADROS

(((HAY UNA GRÁFICA EN DISEÑO)))

Andalucía debilita la posición de Sánchez

Han sido elecciones en clave de Sol. Ni la ultraderecha ha entrado al gobierno ni se ha apoderado del espectro político andaluz y para ciudadanos ha significado quitarle el respirador condenado a su desaparición: Juan Marín deja la política. En la pasada gesta electoral en Andalucía ganaron las ganas de tener un gobierno estable, un panorama coherente en medio de tanta incertidumbre nacional e internacional.

Los andaluces hablaron muy alto y claro respecto de su destino político para los próximos cuatro años al concederle una mayoría absoluta a Juanma Moreno Bonilla. El candidato del Partido Popular obtuvo cuatro años más de gobierno y 58 escaños.

Moreno Bonilla gobernará libre de alianzas: las expectativas electorales de la ultraderechista Vox no fueron superadas con su candidata Macarena Olona y los 14 diputados al Parlamento Andaluz.

El golpe fue también para Juan Espadas, candidato del PSOE y gente de confianza del presidente Pedro Sánchez; el socialismo está de capa caída en su feudo tradicional tras perder legisladores y bajar a 30 escaños.

A Andalucía no le gusta el sanchismo: es el mensaje enviado a La Moncloa. Hay hartazgo de cómo se gestiona la pandemia y de las políticas de subsidios cuando la gente lo que quiere es un trabajo con la certeza de un ingreso que permita vivir con dignidad.

La mente está puesta en las próximas municipales y en las generales de 2024.

Macron y la V República

Emmanuel Macron es el octavo presidente de Francia de la V República, el régimen republicano predominante en el país galo desde que el entonces mandatario Charles de Gaulle inició una serie de reformas políticas que cristalizaron el 5 de octubre de 1958 con una nueva Carta Magna conocida como Constitución de la V República.

El texto sustituye a la IV República con transformaciones como ampliar la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789; se concede mayor poder al presidente en el Ejecutivo, así como un periodo de siete años de mandato, hasta que fue reformado en 2000 y se redujo a cinco años.

El documento votado en 1958 es presidencialista. El proceso de elección del presidente de la República se modificó (antes elegido por sesión conjunta de la Asamblea Nacional y el Senado) y se le dio mayor poder al mandatario.

Además quedó reivindicado que Francia es una República “laica, indivisible, democrática y social” con igualdad para todos los ciudadanos y respeto de todos los credos.

En la I República (21 de septiembre de 1792 a 18 de mayo de 1804) la Convención Nacional aprobó la abolición de la monarquía tras destituir al rey Luis XVI. Se inició un periodo entre regímenes parlamentarios y republicanos hasta que Napoleón Bonaparte estableció el Primer Imperio francés y se ungió emperador absorbiendo la mayor parte de los poderes, tras modificar a la Constitución, que ha vivido cuatro grandes reformas como antecesoras de una nueva República.

En la II República (del 25 de febrero de 1848 al 2 de diciembre de 1852) los cambios políticos introdujeron reformas que permitieron instaurar el régimen republicano; se permitió que los varones votasen, se abolió la esclavitud en las colonias y se reconoció el derecho al trabajo.

La III República (de 1870 a 1940) estableció en la Constitución una República parlamentaria de tipo bicameral y el presidente tenía muchos poderes acotados.

La IV República (1946 a 1958) reeditó la III República en medio de los estragos provocados por la Segunda Guerra Mundial: se buscó la estabilidad política con gobiernos duraderos, pero con un presidente con poco poder político y un primer ministro con mayor poder de mando directo. El Parlamento podía cesar al primer ministro.