Política

LA POBLACIÓN DE VERTEBRADOS SE REDUJO 60% EN 40 AÑOS

Sobreexplotación de los ecosistemas y la agricultura, contaminación, especies invasoras, enfermedades y cambio climático son algunas causas.  

Anthony Lister

Sobreexplotación de los ecosistemas y la agricultura, contaminación, especies invasoras, enfermedades y cambio climático son algunas causas.

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Las poblaciones mundiales de vertebrados —entre mamíferos, aves, peces, anfibios y reptiles— se redujo 60% en los últimos 44 años (1970 y 2014), según el informe Planeta Vivo del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).


Entre los grupos de fauna estudiados los más afectados fueron los de agua dulce, que presentan una reducción de 83% desde 1970 y que además cuentan con “la tasa de extinción más alta” en el siglo XX entre los vertebrados a escala mundial.

Como causa principal de este “grave descenso de la biodiversidad” WWF pone el dedo sobre el “descontrolado” modelo de consumo del ser humano, que señala como responsable de la sobreexplotación de los ecosistemas y la agricultura, además de la contaminación, las especies invasoras y enfermedades o el cambio climático.

En este sentido “la enorme presión” ejercida sobre los recursos naturales “amenaza la estructura viva que sostiene a la humanidad”, indicó Marco Lambertini, director general de WWF Internacional.

Rodolfo Dirzo, biólogo y profesor de la Universidad de Stanford, explica en entrevista que cuando comienza a disminuir una población la primera consecuencia es que los animales, al no encontrar pareja, no pueden cumplir con sus funciones ecológicas. “Es por ello que se habla de extinción de poblaciones”, puntualiza.

Apunta que mientras el ser humano ha logrado aumentar su esperanza de vida gracias a los avances científicos al mismo tiempo ha deforestado y cambiado el uso de suelo en función de criar ganado o animales domésticos que desplazan a las especies nativas.

Durante años Dirzo, junto con su equipo de investigadores, logró mapear las zonas con mayor deforestación así como estudiar en los continentes americano y africano las causas, como caza furtiva o proliferación de pequeñas especies, en especial roedores, que invaden áreas donde antes vivían especies de mayor tamaño y que se han mudado o extinguido.

Descubrió que los animales más afectados son los de gran tamaño y los que se favorecen con la depredación son especies menores a un kilogramo de peso. Así, mientras desaparecen grande mamíferos, proliferan especies pequeñas, muchas de ellas portadoras, por ejemplo, de enfermedades como la peste bubónica.

“Sucede que cuando la fauna grande no está se favorece a la fauna nociva, que carga muchas enfermedades, por lo cual aumenta su proliferación y ello provoca un riesgo significativo sobre la salud de los humanos”, indica.

Pérdidas

A escala mundial la naturaleza proporciona servicios por un valor aproximado de 125 billones de dólares anuales y ayuda a garantizar el suministro de aire fresco, agua potable, alimentos, energía o medicamentos.

Los manglares, por ejemplo, atrapan casi cinco veces más carbono que los bosques tropicales; los cultivos parcialmente polinizados por animales representan 35% de la producción mundial de alimentos, y los arrecifes de coral protegen a alrededor de 200 millones de personas contra marejadas y el oleaje de tormentas.

Sin embargo, funciones como estas “se habían dado por sentadas hasta ahora”, cuando las cosas cambian por “no actuar contra la pérdida acelerada de la naturaleza”, indica el informe.

El documento también apunta que en los últimos 50 años disminuyó “20% de la Amazonía”, mientras que en los últimos 30 años la Tierra “ha perdido aproximadamente la mitad de sus corales de aguas someras” y polinizadores como las abejas están “bajo creciente amenaza”.

Ante esto “es hora de repensar con urgencia cómo usamos la naturaleza” y apreciarla como un bien “indispensable”, expresó el director general de WWF.

¿Hay esperanza?

De acuerdo con Lambertini si se quiere encontrar una solución a este problema se debe empezar por reconocer el vínculo entre el desarrollo y la conservación, y entre la ciencia y otros tipos de conocimiento.

“Debemos integrar estos aportes a la toma de decisiones y a la transición hacia modelos de desarrollo basados no solo en la expansión económica sino en el mejoramiento del bienestar humano a largo plazo”, comentó.

Rodolfo Dirzo coincide en que es necesario reducir y detener la pérdida de los hábitats naturales de las especies; promover el trabajo multidisciplinario entre investigadores y desarrollar programas de refaunación desde los gobiernos.

Explica que una solución es la refaunación, aunque esta tiene varios desafíos técnicos-científicos. “Uno de ellos es de dónde traeremos a la fauna con la que vamos a repoblar. Tenemos que ver que haya suficiente variación genética de los sitios más cercanos”, explica.

Una segunda condición, agrega, es que se tiene que ser muy cuidadoso al elegir los animales para repoblar, en el sentido de que no traigan ninguna enfermedad o patógeno que pueda propagar una epidemia en la fauna local.

“Asimismo tenemos que asegurarnos de que el hábitat al que traemos los animales para refaunar sea el hábitat que los va a poder sostener. Otro factor no menos importante es que las comunidades participen, ya que si no son parte del proyecto es muy difícil que se tenga éxito. La experiencia es consistente: donde no están las comunidades involucradas no funciona. Así que estos son los grandes desafíos para refaunar una zona”, indica.

De acuerdo con los especialistas el mensaje de este documento es concreto: “Somos la primera generación en tener una imagen clara del valor de la naturaleza y de la situación tan grave que enfrentamos. Podríamos también ser la última generación que pueda hacer algo al respecto”.

Aunque señalan que no todo está perdido: por ejemplo, la población de ballenas jorobadas que estuvo al borde de la extinción se ha recuperado en los últimos 25 años a escala mundial. También ha aumentado la cantidad de superficie del planeta que ahora está protegida.