MITOS Y REALIDADES SOBRE EL PLÁSTICO

Lo importante para que algo sea biodegradable no es de dónde lo saques sino cuál es su estructura química.

Foto: Especial

Lo importante para que algo sea biodegradable no es de dónde lo saques sino cuál es su estructura química.

  • Facebook
  • Twitter

Cada minuto se emplean en el mundo un millón de botellas de plástico que en su mayoría se usan una vez y solo por unos minutos; pero no son las únicas que acaban en los océanos afectando la vida marina: también llegan bolsas, popotes, vasos, platos e infinidad de productos.

Sin embargo, de acuerdo con la investigadora Alethia Vázquez, una prohibición tajante a productos plásticos, incluyendo popotes o bolsas como algunos gobiernos promueven, está lejos de resolver la problemática de gestión de residuos.


“El tema de prohibir los popotes es buena idea; sin embargo, el impacto real de esta disminución en cuanto al volumen de residuos que generamos es muy bajo, porque los popotes son una fracción muy pequeña. Nuestra ropa es de plástico, los aviones son de plástico… El tema es usarlo con responsabilidad”, dice la especialista.

Durante la presentación del estudio Degradación y biodegradación de materiales plásticos, elaborado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Vázquez desglosa diversos mitos y realidades de la degradación y biodegradación de ese material.

Indica que todos los materiales son degradables, aunque los tiempos para su descomposición son diferentes. Destaca que si bien la diferencia estaría en el uso de materiales biodegradables, esta característica puede ser inútil si no existe coordinación entre Poder Legislativo, sociedad, iniciativa privada e incluso el cambio de conductas individuales.

Explica que la degradación de los materiales es buena o mala, dependiendo de la composición química del plástico, así como del contexto en el que se encuentre este. Por ejemplo, si es para uso médico es importante que el material se degrade muy lentamente, en tanto que si está en los mares debe ser rápido.

Popular

Aunque el plástico se inventó a finales del siglo XIX no fue sino hasta la década de 1950 cuando comenzó a despegar su producción. En 1970 eran pocos los productos de este material, por lo que sus residuos eran relativamente manejables.

Para finales del siglo XX la cantidad de objetos de plástico creció considerablemente debido a su practicidad en varios usos. De acuerdo con la Semarnat durante la década pasada la cantidad de residuos plásticos fue mayor que en los 40 años previos.

Actualmente el plástico se usa en varias industrias, pero sobre todo en la vida cotidiana. De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) de continuar los patrones de consumo y las prácticas de gestión actuales para 2050 habrá alrededor de doce mil millones de toneladas de residuos plásticos en los vertederos y espacios públicos.

En consecuencia cada día es más clara la necesidad de recuperar los restos plásticos por dos razones principales: la contaminación que provocan y el valor económico que representan.

Aunque México enfrenta el problema de que 65% de los residuos va al relleno sanitario, mientras solo 5% se recicla, existen alternativas de solución siendo la disposición final el último recurso, evitando a toda costa su liberación al ambiente.

En entrevista, Alethia Vázquez indica que entre las alternativas de solución se encuentran la reducción o minimización, la reutilización o reuso, el reciclaje y la valorización energética.

Sobre esta última alternativa la investigadora comenta que los plásticos tienen una capacidad calorífica elevada, es decir, es posible obtener mucha energía si se les usa como combustibles. “En este tipo de procesos es importante llevar un control muy estricto para reducir y mitigar las posibles emisiones”, expone.

Degradables y biodegradables

La especialista señala que el primer mito respecto de los materiales biodegradables es que no se entiende la diferencia entre uno y otro porque no es visible: para demostrar si un material es degradable o biodegradable se necesita un promedio de seis meses y hoy prácticamente es imposible diferenciarlos.

En esta línea indica que los materiales biodegradables no se descomponen por sí solos sino que necesitan el ecosistema necesario para que ello suceda, porque si se tira al aire libre o en los tiraderos de nada sirve la inversión en hacer esos tipos de materiales ya que no existen los microorganismos necesarios que los metabolicen.

“Se deben cuidar los procesos en la separación de basura y crear plantas de composta especializadas para que este material se pueda desintegrar más fácilmente. Además, si en verdad se quieren disminuir los productos plásticos de un solo uso las personas deben modificar sus conductas y hábitos”, puntualiza.

En este sentido añade que los tiraderos o rellenos sanitarios, que son los que predominan en el país, no son sitios con la actividad biológica requerida para que el proceso se lleve a cabo.

Luis Manuel Guerra, químico de la UNAM, comenta por su parte que otro mito es que los plásticos normales tardan 500 años en descomponerse. “Esto nadie lo sabe. No se sabe de dónde salió el dato. En ningún lado está la referencia, aunque incluso instituciones internacionales lo repiten”, afirma.

Alethia Vázquez agrega que otra ficción es que todos los plásticos que se obtienen de plantas o animales son biodegradables ya que así procedan del aguacate se tiene que recurrir a la química para su fabricación e incluso el PET, que proviene de compuestos orgánicos y hoy no es biodegradable. “Lo importante para que algo sea biodegradable no es de dónde lo saque sino cuál es su estructura química”, aclara.

Dice que una leyenda más es que cualquier plástico hecho con base en recursos naturales tendrá menores impactos en el medio ambiente “y no es así necesariamente”, porque para saberlo se tiene que analizar todo el ciclo de vida del polímero.

Al respecto la diputada Beatriz Manrique, presidenta de la Comisión de Medio Ambiente en la Cámara de Diputados, anuncia que ya se trabaja en el diseño de una legislación integral que atienda el problema de la gestión de residuos plásticos.

“Creemos que una vía que debemos explorar es que haya una Norma Oficial Mexicana que identifique qué plásticos son ideales para su reincorporación a la naturaleza de manera más rápida y que garanticen que pueden integrarse a un proceso de gestión efectiva”, expresa. Agrega que hay plásticos que hoy se usan pero no responden a una necesidad real.

Ante este escenario los especialistas coinciden en destacar que la biodegradación de los plásticos en México puede funcionar, siempre y cuando se le dé el contexto adecuado.