Evitemos la pobreza energética

El acceso a energía limpia y sustentable es un indicador relacionado con el desarrollo humano de las naciones; expertos analizan los retos que enfrenta el sector en México.

Redacción
Política
El acceso a energía limpia y sustentable es un indicador relacionado con el desarrollo humano de las naciones
Foto: Creative Commons, nodomain1

Y. Tarango / M. Bonila
reporteros@vertigopolitico.com

La creciente demanda de energía en el mundo es uno de los principales desafíos en el sector energético, sobre todo cuando las fuentes convencionales se agotan y ello encarece los precios: la pobreza energética, así como la carencia de acceso a estos servicios, son grandes obstáculos para el desarrollo social y económico de la humanidad.

La falta de energía tiene, de hecho, un profundo efecto en la salud y las necesidades básicas de la población mundial: al menos tres millones de personas en el orbe carecen de electricidad en sus hogares y casi mil 500 millones dependen de la biomasa o el carbón para calentarse y cocinar.


Estas circunstancias afectan más a las zonas rurales de los países en vías de desarrollo, principalmente zonas aisladas donde no es viable técnica ni económicamente la conexión a redes de distribución eléctrica.

Impacto

La pobreza energética es considerada como la incapacidad de un hogar de satisfacer una cantidad mínima de servicios de energía para cubrir necesidades básicas, como mantener la vivienda en condiciones de climatización adecuadas para la salud o cocinar, entre otras cosas, siendo sus principales causas los bajos ingresos del hogar, calidad insuficiente de la vivienda, precios elevados de la energía y precariedad en infraestructura.

Sus consecuencias en el bienestar son también variadas: temperaturas de la vivienda inadecuadas que generan problemas respiratorios como asma y bronquitis; incidencias sobre la salud física y mental —incluyendo mortalidad prematura de ancianos y niños—, riesgo de endeudamiento y desconexión del suministro, degradación de los edificios, despilfarro de energía, emisiones contaminantes, etcétera.

Las regiones de mayor desarrollo relativo, como América Latina, el Caribe y Oriente Medio, muestran un nivel de cobertura de electricidad que supera 90% de su población, mientras que en las regiones más pobres la situación resulta muy preocupante. En África, por ejemplo, solo 35% tiene acceso.

La elevada dependencia respecto de los combustibles tradicionales, como la leña y los residuos de plantas y animales, tiene serias implicaciones adversas en los planos económico, social y ambiental.

Estas fuentes representan casi 9% del consumo global de energía primaria y casi la tercera parte del correspondiente a los países del Tercer Mundo; pero en otros, como Camboya, Uganda, Rwanda, Congo, Burundi, Etiopía, Chad y Sierra Leona esa proporción supera 90 por ciento.

Héctor Juan Villareal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, dice a Vértigo que los países enfrentan retos distintos, dependiendo de su nivel de ingreso: los de bajo deben adoptar fuentes modernas de energía y dotar de insumos energéticos para elevar su calidad de vida; los de medio deben reducir la intensidad energética a través de acciones orientadas a un mejor aprovechamiento de energía y alcanzar un crecimiento armónico con el medio ambiente; mientras que la tarea de los de alto ingreso es el uso de tecnologías limpias y profundizar acciones de eficiencia energética, así como reducir sus emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

“La energía, el agua potable y las telecomunicaciones deben ser servicios universales con acceso para todos. Y en el caso particular de la primera, tiene un doble objetivo: el acceso a las personas que hoy no disponen de ella y buscar la eficiencia ante excesos y desperdicios de energía fósil”, añade.

El caso mexicano

El programa de gobierno de la actual administración federal considera clave para el desarrollo del país la inversión en el sector energético y, a través de diversas estrategias, busca promover la seguridad y transición energéticas.

Para leer el texto completo consulta mañana nuestra versión impresa en formato PDF.