Actualmente sólo 12 reclusorios de los 418 que están destinados a la reclusión del país, son para mujeres.
Según la CNDH, sólo 4 mil 189 mujeres de las 11 mil 901 reclusas que hay en México, están recluidas en centros penitenciarios para mujeres, lo que significa que el 64.80% de las mujeres tienen que acatar reglas de reclusión diseñadas para cubrir necesidades masculinas.
La mayoría de los Centros de Reinserción Social presentan problemáticas en común, sin embargo unas muestran sectores más problemáticos que otras.
Violaciones a los derechos humanos de reclusas
- Existen 290 mujeres indígenas recluidas, de las cuales 236 son del fuero común y 54 del fuero federal; estas mujeres no cuentan con traductores y sufren discriminación por ser una minoría, desemboca en su aislamiento y no se toma en cuenta una perspectiva indigenista.
- Hasta noviembre del 2012, 377 menores de edad vivían con sus madres dentro de algún reclusorio y 48 reclusas se encontraban embarazadas; no reciben un trato especial, ni mejores condiciones de alimentación o tratamientos médicos.
- 50 internas del Centro Federal Femenil ‘Noroeste’ en Tepic, Nayarit, expusieron las malas condiciones en que se les mantenía, con respecto al trato digno, derechos de salud; sólo cuentan con un área de usos múltiples, para llevar acabo actividades deportivas y recreativas. Las reclusas declararon que cuando los oficiales realizan revisiones de rutina las obligan a quitarse el uniforme quedando sólo en ropa interior, la cual deben sacudir frente a los oficiales. Entre las sanciones que denuncian, se encuentran permanecer en aislamiento hasta 180 días.
- En los Centros de Readaptación Social Femenil de Saltillo, de Tapachula, Chiapas y San José el Alto en Querétaro, no cuentan con espacios adecuados para la mantener a la población reclusa en sus instalaciones, ni en las áreas de observación, clasificación ni de protección, además carecen de locutorio. Las condiciones de higiene son deficientes, tanto en las áreas de ingreso, observación, clasificación, dormitorios, área médica y en los talleres.
- En el Centro Preventivo de Reclusión Femenil Guadalajara, las instalaciones no son suficientes para el número de reclusas, ya que algunas mueres tienen que dormir en el piso; la cárcel tiene un 97% de sobrepoblación, pues sólo tiene espacio para 256 y aloja a 505.
- En el Centro de Reinserción social de Apizaco, Tlaxcala, las mujeres deben enfrentar sus enfermedades con atención médica dedicada a los hombres, porque no hay servicio médico en el área femenil.
- En el Complejo Penitenciario ‘Islas Marías’ no existe espacio para que las internan reciban visitas íntimas o familiares, su derecho a las visitas está limitado a la disponibilidad y a la programación de los espacios destinados a los hombres. Además el reclusorio presenta sobrepoblación y los alimentos que se brindan son insuficientes y de mala calidad. Reportaron aislamiento como castigo, así como la restricción de llamadas.
- En el Centro de Reinserción Social Femenil Atlacholoaya, Morelos, las reclusas por delincuencia organizada no tienen derecho a accesar a las áreas comunes, como al patio o comedor, ni tampoco pueden recibir visitas familiares.
- En Centros mixtos de Reinserción Social de Baja California, Campeche, Chiapas, Guerrero, Estado de México y de otros 25 estados, no reciben 3 comidas al día, no se les brindan utensilios para el consumo de la comida, ni tampoco se dan alimentos para los niños que viven con sus madres.
- En la mayoría de los centros de reinserción social, no hay personal que se encargue de que las internas puedan obtener libertad anticipada o algún tipo de beneficio parecido. El personal técnico también es insuficiente para la aplicación del tratamiento individualizado para la reinserción de las internas.