Impresoras 3D, la herramienta del futuro
Esta maquinaria, que algunos califican como una nueva revolución industrial, ha permitido grandes avances en el área de la medicina, entre otras cosas.
La impresora 3D es sin duda uno de los grandes avances tecnológicos de nuestros días. Charles Hull, quien en 1984 delineó y patentó lo que se conoce también como estereolitografía, fue el creador de estas máquinas con base en las impresoras de tinta tradicionales, con lo que apuntaló la manufactura hacia una nueva era.
En un principio, las impresoras 3D se utilizaron para elaborar prototipos de objetos a pedido de un cliente para su aprobación; más tarde, se emplearon para crear partes de un producto; y, finalmente, con ellas se fabrica ahora el producto final.
Una impresora 3D no dibuja fotos ni papel con texto, sino objetos tridimensionales de plástico, yeso, metal o vidrio, de diseños que antes sólo se podían observar de forma bidimensional en la pantalla de una computadora.
En un principio se utilizaban diferentes tipos de polímeros y plásticos para la impresión, pero en 2011 Hull mostró las nuevas impresoras 3D que trabajan con metales como el oro y la plata.
Aquel mismo año se presentó en Canadá el Urbee, un automóvil de tres ruedas para dos pasajeros hecho totalmente de partes impresas en 3D, lo que según sus creadores abarata los costos de producción y el precio final, tanto del automóvil como de las refacciones cuando se llegan a necesitar. Hoy se trabaja ya en la segunda versión de ese automóvil.
Como en el caso de una impresora láser, los datos provienen de la computadora, o más exactamente de un programa CAD (Diseño Asistido por Computadora), con el cual tanto arquitectos como ingenieros elaboran los dibujos en sus ordenadores.
Un software divide estos modelos de CAD en capas virtuales, que luego se imprimen con la 3D.
Beneficios
El avance de las impresoras 3D, hoy, es la respuesta a muchos problemas médicos, por ejemplo, diversos laboratorios de biología utilizan esta tecnología y trabajan ya en la impresión de vasos capilares, venas, piel, tejido cardiaco e incluso se investiga la posibilidad de imprimir órganos enteros para trasplantes de hígados, corazones, cartílagos y huesos.
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