La chulada de los intereses negativos

¿Te quejas de que el banco te paga una miseria de intereses por tus escasos ahorros? Alégrate, di que te pagan algo todavía. No es el caso en otros bancos, y pronto no lo será tampoco en el tuyo.  

Guillermo Fárber
Columnas
¿Te quejas de que el banco te paga una miseria de intereses por tus escasos ahorros? Alégrate, di que te pagan algo todavía. No es el caso en otros bancos, y pronto no lo será tampoco en el tuyo.
Foto: Especial

¿Te quejas de que el banco te paga una miseria de intereses por tus escasos ahorros? Alégrate, di que te pagan algo todavía. No es el caso en otros bancos, y pronto no lo será tampoco en el tuyo.

En oootra muestra de sus patadas de ahogado desde 2008, el Casino Global del Dinero Fíat (ellos le llaman “sistema financiero internacional”) ya implantó emisiones de papelitos y bits, respaldados por nada, absolutamente delirantes, por docenas y docenas de anglotrillones de dólares sacados del aire —la mayoría clandestinamente. Y ya está desde hace años en el piso de las tasas de interés.

Ambas locuras se abrevian QE (Quantitative Easing) y ZIRP (Zero Interest Rate Policy).

Dichas medidas no solucionan nada, más bien agravan el problema, pero le permiten al Casino comprar tiempo. Nada más posponer, pues, para permitirle reventar cuando ellos lo decidan.

Pero la desesperación no conoce límites. Ahora el “príncipe” Mario Draghi, presidente del banco central europeo (ECB) y encargado de darle la puntilla a la economía europea, implantó una regocijante medida: las tasas NEGATIVAS de interés. A partir de esa brillante ocurrencia los bancos ya no les pagarán a sus depositantes las migajas de que tú te quejas, ahora serán los depositantes los obligados a pagarle al banco por el privilegio de que este les guarde sus centavos.

“Pago para que me peguen”

A partir del 1 de este mes si tú tienes un saldo mayor a 500 mil euros en depósito tendrás en honor de pagarle al banco 0.25% al año. Esta aberración ya ocurría a nivel institucional entre el ECB y los bancos comerciales de Europa, pero ahora esta represión financiera se aplica también a escala de depositantes individuales. Actualmente solo son los “ricos” los afectados, pero pronto lo seremos todos.

¿El objetivo? Que nadie ahorre, que todo mundo se gaste hasta el último centavo dizque para ver si así la economía se activa (en realidad, para empobrecer a todos y destruir el capital, el ahorro y la inversión, y aliviar la carga de los muy endeudados: los gobiernos). Su justificación es la clásica receta keynesiana de “estimular” la demanda para destrabar los atorones macroeconómicos.

Y no me salgas con la gansada de que “no le conviene a nadie que el mundo se nos desmorone en las manos”. El mismo “sensato” argumento usaron, sobre todo durante la Belle Époque (1880-1914), las mentes razonables antes de cada una de las megaguerras I y II: “No puede ocurrir porque no le conviene a nadie”. Y no, por supuesto que no le convenía a “casi” nadie, salvo a los mismos que siempre salen fortalecidos de cada una de esas catástrofes.

Sí, me refiero a la temida III Guerra Mundial, que “no le conviene a nadie”… salvo a ese ancestral puñado de sicópatas. Cien millones de muertos y otros tantos heridos, mutilados, desplazados, atestiguan que en efecto “no le convenía a nadie” y sin embargo ocurrieron.